Los hábitos impactan nuestra salud, son increíbles vehículos de transformación personal en todos los niveles. ¿Sabías que 90% de las visitas y tratamientos médicos se deben al estilo de vida?
Es decir, a nuestros hábitos, lo que significa que tenemos mucho por hacer y por prevenir. Pese a que todos sabemos los beneficios de un buen estilo de vida, pareciera que es algo opcional.
Por ejemplo, el sedentarismo; es recurrente creer que el que hace ejercicio es una persona deportista, cuando no necesariamente significa eso. La actividad física se ve como un lujo para mantenernos en forma y vernos bien, incluso podría pensarse como un tema de vanidad, cuando no es opcional y es necesario para que el cuerpo funcione adecuada y saludablemente.
Por eso, cuando hacemos ejercicio nos sentimos con más energía y vitalidad. Una dieta poco saludable y el sedentarismo, pueden estropear nuestros órganos internos de forma progresiva, ocasionando un envejecimiento prematuro y haciendo que nuestra edad biológica no coincida con la edad real.
¿De dónde vienen los hábitos?
Son inconscientes, y el inconsciente es una computadora que los registra para facilitar la vida. Así que los hábitos son literalmente canales neuronales que construimos y se refuerzan con la repetición. Todo lo que hacemos de forma cotidiana se graba en el inconsciente y actúa cuando estamos en piloto automático.
El problema comienza cuando los programas guardados en el inconsciente no son los que ayudan a lograr las metas. Hay hábitos que no nos permiten avanzar, nos desestabilizan. El cambio de hábitos comienza con un gran cambio de mentalidad, el cual viene provocado de crear consciencia y casi siempre comienza con nueva información.
¿De dónde viene la gran mayoría de estos hábitos? De la infancia. Durante los primeros años de vida fuimos una grabadora de comportamientos y frases, que se quedaron almacenado para que hoy seas quien eres.
Esta es la razón por la que los pequeños siempre observan con detenimiento todo y es así como almacenan lo que ponemos a su inconsciente. Como resultado, sus hábitos, comportamientos, creencias, ideas, y estructuras mentales son iguales a lo que ven a su alrededor más próximo: padres, cuidadores, maestros, todo lo que viven en ese trance de su primera infancia. Aquí el inconsciente grabó es por eso es tan difícil cambiar de hábitos. Es casi imposible tratar de cambiar el inconsciente con tu consciente, porque es por mucho más fuerte la grabación que tiene programas de supervivencia (inconsciente) que tu mente creativa y racional (consciente).
Como lo dice el Dr. Bruce Lipton, de todos esos programas que tenemos almacenados en nosotros, casi 75% son negativos y desmotivantes, y cada que estamos pensando en algo más, están corriendo para cruzarse en el camino, pidiendo que los usemos. El problema no es la mente subconsciente, si no los programas guardados en ella.
¿Cómo cambiar de hábitos?
Comienza por cuestionarte y observar tu comportamiento cuando ese hábito aparece. ¿Qué piensas cuando llega ese momento? ¿Qué te dices a ti mismo? ¿Te alientas, te criticas, te hablas bien, mal? ¿Te amas a ti mismo? Ya que te hagas estas preguntas, comienza por buscar información sobre cómo cambiar, cómo estar más en ti.
La meditación es una gran herramienta para ayudarte a responder tus preguntas, y te ayuda a estar más centrado y sereno para que no haya reactividad que te haga reaccionar impulsiva o inconscientemente. Además, es importante la repetición del nuevo hábito, así como estar dispuesto a repetir sin cesar hasta que se quede grabado en el inconsciente.
Los hábitos definen nuestra vida, definen los resultados de lo que alcanzamos y son increíbles formas de transformar lo que vivimos. Entonces, esos programas determinan tu comportamiento y definitivamente tu salud, tu bienestar y tu calidad de vida.
Tus hábitos son lo que haces en repetidas ocasiones; los hábitos positivos tienen efectos benéficos en tu vida, y los hábitos negativos (que se conocen como vicios) tienen efectos que no son benéficos a mediano y largo plazo, aunque en el momento sean agradables. La medicina del futuro consistirá en aprender a ser más responsables con nuestra propia salud y definitivamente eso comienza con nuestros hábitos y estilo de vida.