El hombre de lentes, de 52 años y cabello negro dice que lo complicado de que un familiar pierda la vida por covid-19 es no superar su muerte; su suegro falleció en marzo del 2020 y su esposa aún no lo supera.
Tras recibir el refuerzo de la vacuna contra el covid el hombre accede a contar la historia de su suegro con una sola condición, no revelar sus nombres. La herida no ha sanado en la familia.
Cuenta que su suegro falleció a la edad de 77 años, que entró al Seguro Social de Pachuca con una gripe, estuvo hospitalizado no más de tres días y falleció. En el acta de defunción quedó establecida la causa de su muerte: covid-19.
Dice que el padre de su esposa estaba bien, que era de las personas más sanas en la familia, que fue injusto que haya partido así de este mundo a causa de un nuevo virus. Fue de los primeros muertos de la pandemia.
El hombre cuenta que su suegro creía en el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y asegura que fue víctima de las malas políticas de su administración en el manejo de la pandemia.
“Lo más difícil es lo que se queda, cómo enfrentarlo, hay personas que no se recuperan”, sostiene. Se refiere a su esposa, a la familia y a él mismo. Se preguntan por qué murió.
El hombre se sincera y dice que tras la muerte de su suegro su esposa tiene problemas, desde entonces un dolor muerde su espalda sin dejarla tranquila. En el Seguro Social le dicen que es la presión y el estrés. El dolor le clava los dientes en los momentos menos esperados.
Dice que ya van a ser dos años de su partida y aún tienen la carga de su pérdida. Su suegro dejó cinco hijos, tres hombres y dos mujeres, todos apegados a él. El hombre cuenta que no pueden superar su muerte. No dice más, calla. Le duele.
Frida perdió a su mamá hace un año
La última vez que Frida vio con vida a su mamá le dijo que la amaba mucho, que todo iba a estar bien y que se verían pronto. No fue así. María Georgina, su madre, falleció a causa del covid-19 el 24 de enero del 2021, hace exactamente un año.
María Georgina tenía 53 años cuando partió de este mundo. En su primer aniversario luctuoso Frida le escribió una carta, en las últimas líneas le dice a su madre que no la olvida y que nunca lo hará, que el dolor nunca se irá, que su amor hacia ella sigue siendo el mismo y que un día se volverán a encontrar para poder abrazarse.
Los abuelos de Frida, Alejandra y José, se contagiaron de covid, su abuelo se recuperó de la enfermedad, pero su abuela perdió la vida ante el virus el 9 de enero del 2021, alrededor de las seis de la mañana a la edad de 73 años, luego de estar hospitalizada cerca de cinco días y haber sido intubada.
Fue con sus abuelos en donde su madre, a quien todos llamaban Geo, contrajo la enfermedad. Tras ser atendida en casa con un tanque de oxígeno su salud se complicó y la hospitalizaron en el ISSSTE de Pachuca. Frida le escribía cartas a su madre que le entregaban en el hospital.
A la 1:10 de la madrugada del 24 de enero del 2021 sonó el celular de Frida, era un número desconocido, el miedo abrazó su cuerpo y levantó a su padre, don José Luis, para que contestara la llamada.
Una doctora les dio la noticia, su madre había fallecido. Frida, su hermano Jorge y su padre se trasladaron al hospital, fue don José Luis quien reconoció el cuerpo de su esposa con quien había estado casado por 29 años. Sus restos se convirtieron en cenizas y descansan en una urna.
- ¿Cómo recuerdas a tu madre?
-Como la mejor persona del mundo, muy feliz, muy alegre, con muchas ganas de ayudar a la gente.
- ¿Qué fue lo último que le escribiste en las cartas que le llevabas al hospital?
-Que le echara muchas ganas y que luchara porque teníamos ver películas juntas e ir por un helado.
Un viaje largo
Gerardo recuerda bien la fecha en que falleció su padre, don Juan José, el 26 de junio del 2020. Fue un viernes, les dieron la noticia a las siete de la noche. El covid-19 le arrancó la vida tras los primeros tres meses de pandemia.
Don Juan José llegó muy mal al Hospital General de Pachuca, tenía tos, escalofríos, insuficiencia respiratoria. Su hijo lo había trasladado de Mixquiahuala a Pachuca solo por una placa de tórax. Su estado de salud se complicó y de ahí lo llevaron al área de urgencias del hospital de donde no salió con vida.
“Enseguida lo diagnosticaron con posible covid, al paso de los días sus pulmones se llenaron de agua, sus órganos se deterioraron, el médico dijo que inevitablemente era covid, en el acta de defunción pusieron neumonía atípica”, cuenta Gerardo con la voz cortada.
Don Juan José tenía 71 años, estuvo solo tres días en el hospital, los médicos dijeron que tenía que intubarse, pero él decidió no hacerlo. Gerardo cree que su padre ya no quiso seguir adelante.
En sus últimos momentos de vida don Juan José pidió que le dieran un vaso con agua. Se lo llevaron. Citlali, una enfermera, le dijo a Gerardo que cuando los pacientes piden un vaso con agua es porque saben que ya se van de este mundo y el camino será largo. Falleció dos horas después.
Gerardo recuerda la buena acción que Jesús, un enfermero del hospital, tuvo con él cuando don Juan José estaba hospitalizado. La voz de Gerardo no es la misma, la partida de su padre le duele.
“Gracias a él me pude despedir”, cuenta. Jesús le hizo una videollamada desde el hospital, algo que no estaba permitido pero que el lado humano del enfermero lo llevó a hacer.
Con el teléfono enfrente Gerardo sabía que era la última vez que hablaba con su padre. Lloró, le dijo que lo amaba, que lo disculpara por lo malo que pudiera haber hecho y que hizo lo posible para que estuviera bien.
Las lágrimas resbalan por el rostro de Gerardo mientras cuenta ese último momento con su padre antes de morir. Don Juan José no podía hablar debido a un aparato que llevaba en la tráquea. Levantó su mano derecha y le dio la bendición a su hijo. Fue una despedida en silencio.