El Instituto Nacional de Cancerología (Incan) se convirtió en el primero en América Latina en aplicar la técnica llamada perfusión aislada de extremidades, con la que evitan amputar brazos y piernas de pacientes que desarrollan sarcomas localmente avanzados.
Héctor Martínez Said, médico adscrito a la Clínica de Melanoma del Incan y experto en tumores de la piel y de partes blandas, comentó que la técnica combinada con el tratamiento conocido como factor de necrosis tumoral puede “matar los tumores” que se alimentan de la sangre que circula en músculos, nervios, arterias y venas.
“Los sarcomas son tumores que nacen en los tejidos blandos en cualquier parte del cuerpo, aunque 60 por ciento crece en extremidades inferiores o superiores. Tienen un crecimiento muy lento y por ello adultos jóvenes de 40 a 60 años le prestan poca atención, incluso médicos de primer contacto se confunden pensando que son bolitas de grasas inofensivas, cuando en realidad se trata de tumores muy agresivos que se alimentan de sangre, músculos, nervios, arterias y venas”, explicó el experto.
Al detectarse como cáncer, agregó, los cirujanos “antes optaban por amputar para evitar que esa células malignas afectaran órganos vitales”, explicó.
Cirugía compleja
La técnica que evita esas amputaciones es de alta complejidad. Consiste en colocar un torniquete en la raíz de la extremidad donde se ubica el sarcoma —dedos, muslos, pantorrillas, antebrazos o pies— para acceder a los vasos que lo alimentan.
En la cirugía, que se realiza bajo anestesia general, se abre la arteria principal de la extremidad para colocar catéteres con la finalidad de que la sangre que circula ya no regrese al cuerpo sino que pase por una bomba de circulación externa donde se oxigena y se destruyen las células malignas.
En términos prácticos, detalló Martínez Said, “se aísla la circulación sanguínea de la pierna o del brazo” valiéndose de dicha máquina de circulación extracorpórea con la que se suministra una dosis muy alta de quimioterapia (20 veces mayor que en los tratamientos convencionales) por un lapso de 90 minutos.
El equipo trabaja de manera específica en el área donde se encuentra el sarcoma, mismo que llega a medir en promedio de 12 a 13 centímetros, aunque hay casos que alcanzan hasta 50 cm.
“Se eleva la temperatura de esa sangre a 40 grados durante el proceso de perfusión aislada hipertérmica, con lo cual el tumor se hace susceptible de recibir la quimioterapia y el medicamento de factor de necrosis tumoral”, abundó.
En la intervención, que en términos globales dura entre tres y cuatro horas, se procede a “lavar la sangre que estuvo en contacto con los medicamentos... Quitamos los catéteres, el torniquete, cerramos la vena y arteria y se restituye la circulación de la sangre de manera normal”.
Después, “es necesario que pasen 12 semanas para poder ver el efecto de los medicamentos sobre el tumor que, habitualmente, reducen su tamaño al grado de que podemos proceder a quitarlo sin riesgo y sin amputar”, explicó.
Ese periodo es esencial, aseveró, porque durante el proceso se efectúan diversos estudios de imagen y en ese lapso se determina si es necesario dar radiación para complementar el tratamiento, además de que se manda al paciente a rehabilitación.
Capacitan a oncólogos
Martínez Said destacó que el Incan se ha dado a la tarea de capacitar en esta técnica a oncólogos de 15 centros hospitalarios (los regionales de alta especialidad de El Bajío, Oaxaca, Mérida y Guadalajara, así como el Naval, Militar, Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición, Centro Médico Nacional Siglo XXI y el 20 de Noviembre del Issste), además de a especialistas de Colombia y Brasil.
Los resultados obtenidos en un centenar de pacientes intervenidos con perfusión aislada de extremidades reportan que 80 por ciento ha logrado salvar la extremidad. “Ocho de cada 10 pacientes continúa con su pierna o brazo, además de que en 20 por ciento desaparece el tumor por completo, por lo que ya no es necesario hacer la cirugía residual para quitar la pequeña tumoración”, destacó Martínez Said en entrevista.
Los sarcomas, como muchos tipos de cánceres, aparecen por mutaciones genéticas, pero se desconoce con precisión su origen. “Tenemos una prevalencia que oscila los 0.2 casos por cada 100 mil habitantes, es decir, son tumores pocos frecuentes”, señaló.
“Pero lo grave es que afecta a adultos jóvenes que, hasta el 2010, eran sujetos de amputaciones. Cuando comenzamos a aplicar la técnica, empleada en melanomas, hicimos investigación sobre su efectividad combinándola con los medicamentos de factor de necrosis tumoral”, detalló.
Dicha investigación reveló que “la supervivencia de estos pacientes en etapas muy avanzadas, hay que aclararlo, es que la mitad de los afectados alcanza cinco años y el resto puede recaer apareciendo el cáncer en pulmones o hígado si se vuelve metastásico. Hay pacientes que no curamos, pero conservan su extremidad, lo cual sí marca una diferencia en su calidad de vida”, aseveró.
El especialista concluyó que ante cualquier aparición de una bolita, por pequeña que sea, la persona debe de acudir con un oncólogo para descartar que esté entre ese 20 por ciento de la población con sarcomas nocivos. Los afectados suelen tener síntomas de dolor, incapacidad para mover piernas y brazos, además de tener un aspecto de abultamiento.
De acuerdo con estadísticas del Incan sobre los sarcomas
2 mil casos
se detectan cada año en México
14° lugar
ocupa en frecuencia de tumores
50% de pacientes
en fase 4 sobrevive cinco años o más