No solemos reflexionar sobre la elegancia de los insectos, especialmente de los molestos; sin embargo, está documentado que son maravillas mecánicas, y nada de lo que los humanos hayan construido se les asemeja.
Estos son los rostros de algunos de esos seres diminutos que cohabitan en el mundo. Algunos son polinizadores, que mantienen el 90 por ciento de los alimentos que consumimos, y otros ayudan a combatir plagas de manera eficiente y natural.
La cochinilla, por ejemplo, limpia la tierra comiendo materia en descomposición; o la lombriz que mejora las propiedades hídricas y la estructura de los suelos.
Y aunque convivimos diariamente con ellos, desconocemos muchos de sus aportes y beneficios, por lo que la mayoría de las veces son pisoteados, aplastados y, en el peor de los casos, combatidos con insecticidas que, además de acabar con su vida, afectan al medio ambiente y a los cultivos.
Esta serie de imágenes busca resaltar no sólo sus beneficios para el medio ambiente, sino sus pequeñas facciones y detalles, que dan cuenta de una ingeniería fascinante que a simple vista no logramos apreciar.
Los acercamientos se logran gracias a la técnica de “macro extremo” que, entre otras cosas, incluye lentes de microscopio acoplados a cámaras fotográficas mediante roscas, fuelles, tubos de extensión y rieles manuales y automatizados para crear una secuencia de distintas profundidades; después, mediante programas de apilados de imágenes (Zerene Stacker, Helicon Focus, Photoshop, etcétera), se configura una.
El proceso comienza con la recolección de insectos sin vida en parques, casas y telarañas; después la limpieza y humectación, ya que algunos perdieron extremidades, antenas o se quedaron con rastros de polvo, y finalmente la sesión fotográfica que, dependiendo de la configuración y grado del acercamiento al sujeto, puede ser de más de 100 capturas.
EHR