La cerveza es una de las bebidas alcohólicas más populares en México. Ya sea en su presentación clásica o preparada, esta suele estar presente en casi todas las reuniones, fiestas o eventos con amigos.
Esta bebida está hecha principalmente de cuatro ingredientes básicos (malta, azúcar, lúpulo, agua y levadura) que no solo le dan su característico color y sabor sino también otras propiedades, que según diversas investigaciones pueden traer tanto beneficios como afectaciones a la salud. Estas son algunas de ellas:
¿La cerveza ayuda?
En 2021 fue publicado el artículo Moderate Consumption of Beer and Its Effects on Cardiovascular and Metabolic Health: An Updated Review of Recent Scientific Evidence, en él se sugiere que el consumo moderado de cerveza puede ofrecer ciertos beneficios como estimular la salud del corazón y aportar nutrientes.
“El consumo moderado de cerveza de hasta 16 g de alcohol/día (1 bebida/día) para las mujeres y 28 g/día (1-2 bebidas/día) para los hombres se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y mortalidad global, entre otros beneficios para la salud metabólica”, se lee en el documento.
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Sin embargo, dentro de la propia investigación se determinó que debido a las múltiples diferencias entre los estudios consultados, se dificultaba “establecer la cantidad precisa de cerveza necesaria para obtener estos beneficios”.
¿Engorda?
¿Quién no ha escuchado la expresión de ‘panza chelera’ para describir la barriga que supuestamente se forma por la cerveza? Si bien las personas atribuyen esta propiedad al consumo de esta bebida, lo cierto es que no lo hace por sí sola, sino que hay varios factores que intervienen.
Algunos de ellos son el origen de la cerveza, la cantidad que se ingiere, los alimentos o ingredientes con los que se le acompaña y la cantidad de actividad física que se realiza.
En promedio, un vaso de cerveza de 355 ml contiene 150 kilocalorías (kcal), mientras que un litro 425 (el número puede variar dependiendo del tipo de cerveza). Esto la convierte en una de las bebidas alcohólicas que aporta menos calorías (además no contiene grasas saturadas), por lo que se ha llegado a señalar que tomar cerveza no afecta al peso si se toma con moderación.
Sin embargo, en muchos casos, esta bebida no viene sola: usualmente se le acompaña con alimentos ricos en grasas saturadas o bien, se le mezcla con otros ingredientes (dando como resultado las michelada o las yakuchelas), lo que aumenta la cantidad de calorías ingeridas en un solo día.
Esto sumado a factores como la edad (con el tiempo el metabolismo comienza a hacerse más lento, lo que dificulta la quema de calorías), o el sedentarismo contribuyen a un aumento de peso.
Los verdaderos riesgos
Más allá de que la cerveza engorda, su consumo en exceso llega a tener consecuencias aún más graves.
Estudios realizados al respecto han encontrado que el alcohol se procesa en el hígado lo cual aumenta la producción de grasa en este órgano, que a su vez se traduce en consecuencias negativas para el cuerpo.
“Todos tomamos o comemos alimentos y el cuerpo lo va deshaciendo en diferentes nutrientes. Con el alcohol no sucede igual, como no tiene nutrientes, llega al hígado, lo metaboliza y como no tiene función alguna, sólo lo acumula como grasa que puede afectar gravemente el funcionamiento del hígado”, explicó en una entrevista la licenciada en nutrición del Centro de Salud Gustavo Rovirosa de la Ciudad de México, Georgina Rosado Gracida.
Por otro lado, el estudio Alcoholic liver disease (2012), señala que consumir más de 30 gramos de alcohol al día incrementa el riesgo de diversas enfermedades hepáticas como la cirrosis.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el consumo excesivo de alcohol está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo e importantes enfermedades como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
¿Hidrata? No siempre
Beber una cerveza a diario puede parecer algo ideal, sobre todo en los días en que hace calor y queremos hidratarnos.
Sin embargo, su consumo constante, lejos de refrescar puede ocasionar lo contrario: de acuerdo con el estudio The Diuretic Action of Weak and Strong Alcoholic Beverages in Elderly Men: A Randomized Diet-Controlled Crossover Trial (2017), el alcohol propicia que el cuerpo expulse más líquidos de los que ingiere, lo que deriva en una deshidratación que generalmente se ve reflejada en dolores de cabeza, fatiga, sed excesiva y letargo.
Te puede quitar horas de sueño
Aunque al principio la cerveza puede producir somnolencia, una investigación sugiere que, a la larga, su consumo cotidiano puede llegar a interferir en el descanso e incluso provocar trastornos del sueño.
Esto debido a que el alcohol actúa como un sedante que interactúa con varios sistemas neurotransmisores importantes en la regulación del sueño.
“El abuso y la dependencia del alcohol se asocian a alteraciones crónicas del sueño, menor sueño de ondas lentas y más sueño de movimientos oculares rápidos de lo normal, que se prolongan durante los periodos de abstinencia y pueden desempeñar un papel en las recaídas”, se lee en el estudio dirigido por Ian M. Colrain, investigador del Centro de Ciencias de la Salud del SRI International.
Por esta y más razones, especialistas han hecho hincapié en que no existe un consumo saludable de ningún tipo de alcohol, sin embargo, se ha detectado que ingerir cerveza de manera moderada puede ser integrado a una dieta equilibrada.
LHM