En 1904, el caballo Hans desafió la inteligencia animal al resolver operaciones matemáticas. Como golpear dos veces cuando le pedían dividir diez entre cinco, producto de la enseñanza de Von Osten, un profesor retirado. Aunque sin su presencia no respondía igual, en una conferencia de la UNAM el primatólogo holandés Frans de Waal reconoció que la fauna es muy inteligente, y se suele subestimar y evaluar de forma incorrecta.
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El debate sobre la inteligencia animal
La discusión sobre el tema implica dos vertientes, según Frans de Waal.
Por una parte, los psicólogos conductistas creen que todo comportamiento inteligente realizado por estos seres se debe a procesos de aprendizaje, mientras que los etólogos confían en que es producto del instinto.
“Sin embargo, ambas visiones son limitadas y simplistas, y al profundizar vemos que en realidad todo es mucho más complejo”, comentó el primatólogo.
Los chimpancés y la investigación sobre las capacidades de los animales
Profesor en la Universidad de Emory, en Atlanta, Frans de Waal ha realizado diversas investigaciones con simios y monos.
Comprobó cómo los chimpancés son capaces de recoger una piedra en el camino, para cargarla por 50 minutos, incluso con una cría al lomo, hasta que llegan a un sitio adecuado para partir nueces.
“Su destreza para usar herramientas resulta algo de largo sabido. Lo notable aquí es su capacidad de prever que una roca estorbosa, pese a ser un lastre en el momento, será útil más adelante.
A esto se le llama planificar y rompe con un mito que nos han querido hacer pasar por cierto: el de que los animales ignoran qué es el pasado y el futuro, pues viven cautivos en el presente y sólo piensan en lo inmediato.”
¿Cómo investigar la inteligencia animal?
Para hacerlo, el científico apuntó que se deben evitar tres errores que han llevado “a varios tropiezos”.
Primero, es aplicar la misma prueba a especies diferentes. Lo que funciona con un perro no lo hará con un pulpo.
Tomar la evidencia negativa como conclusión. La incapacidad propia de encontrar algo no significa que no esté allí.
“Y, sobre todo, ser cautos ante casos que, por decir lo menos, clamen proezas extraordinarias, como el del astuto caballo Hans”.
Los simios y elefantes ante el espejo
Fuera de los humanos, por mucho tiempo se creyó que sólo los simios se podían reconocer en un espejo. Se tocan el rostro, abren la boca para verla de cerca. Exploran con curiosidad cómo esa parte de su cuerpo la tantean con la lengua y los dedos, nunca la mirada.
Se repitió con los elefantes, pero ellos sólo veían sus patas y los barrotes. Eso los confundía, hasta que llegó Joshua Plotnik, del Hunter College, con una nueva propuesta.
“Para lograrlo tomó a un elefante asiático de nombre Pepsi y le dibujó dos X en cada lado de la frente, una con pintura clara y la otra con agua, siempre de forma alternada a fin de que la marca visible jamás quedara en el mismo lugar.
Luego era colocado frente a una superficie reflejante. En cada ocasión que el animal se veía a sí mismo se tocaba con la trompa la cruz blanca hasta que de pronto se acomodó para observarse mejor y comenzó a abrir ampliamente el hocico. Quería verse los dientes y la lengua, lo cual es comprensible pues ni siquiera nosotros, los humanos, podemos hacerlo sin valernos de un espejo.”
“Eso es lo relevante de que Pepsi sea capaz de conectar su imagen con la del espejo: al hacerlo se coloca al mismo nivel de los simios”.
¿Cómo piensan los animales?
Cada vez se descubre que la fauna es capaz de mucho más de lo que se imaginaba.
Cuervos y pulpos son muy hábiles al utilizar herramientas.
Los chimpancés saben de equidad y justicia y las practican.
Los bonobos son empáticos y consuelan a alguien de su manada que se sienta mal.
“La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia. En los últimos cien años se nos ha dicho que los animales son incapaces de esto o aquello, pero los equivocados somos nosotros por hacer las pruebas incorrectas”.
“De siempre los científicos hemos asumido que la conciencia de los humanos es compleja y la de los animales muy simple, pero esto ha comenzado a cambiar gracias a la investigación. El proceso será lento, en especial porque hay personas empeñadas en mantener estas distinciones, pero al final será la ciencia la que modificará nuestras posturas y visión”.
MJA