La Luna está presentando arrugas y comienza a encogerse, informó la NASA este lunes. La información parte de la investigación realizada por el científico Thomas Watters, del Centro de Estudios de la Tierra y Planetas en el Museo Nacional del Aire y el Espacio.
Debido a que el interior de la Luna se enfría de manera gradual, el satélite se ha encogido en más de 50 metros en los últimos 100 millones de años.
Watters equiparó a la Luna con una uva y dijo que, al igual que dicha fruta se arruga hasta ser una pasa, lo mismo ocurre con el satélite, que ya muestra un evidente encogimiento.
Al igual que una uva se arruga mientras se seca para convertirse en una pasa, la Luna también se arruga cuando su interior se enfría y se encoge.
Sin embargo, a diferencia de la piel flexible de una uva, la corteza de la luna es quebradiza y se rompe a medida que el interior se encoge. Esta rotura da como resultado fallas de empuje, donde una sección de la corteza se empuja hacia arriba sobre una sección adyacente. Estas fallas se asemejan a pequeños acantilados en forma de escaleras, o escarpes, cuando se ven desde la superficie lunar.
Un equipo de investigadores, incluido Nicholas Schmerr, profesor asistente de Geología en la Universidad de Maryland, diseñó un nuevo algoritmo para volver a analizar los datos sísmicos de los instrumentos colocados por las misiones Apolo de la NASA en los años 60 y 70. Su análisis proporcionó datos de ubicación de epicentros más precisos para 28 terremotos de luna registrados desde 1969 hasta 1977.
Luego, el equipo superpuso estos datos de ubicación en las imágenes de la sonda LRO de las fallas de empuje. En función de la proximidad de los terremotos a las fallas de empuje, los investigadores encontraron que, al menos, ocho de los terremotos se debieron probablemente a una verdadera actividad tectónica (el movimiento de las placas de la corteza) a lo largo de las fallas de empuje, en lugar de a los impactos de asteroides o resonancias profundas en el interior de la Luna.
Aunque los instrumentos de la misión Apolo registraron su último terremoto poco antes de que se retirara en 1977, los investigadores sugieren que es probable que la Luna siga experimentando terremotos hasta hoy. Los resultados del análisis se publican en un artículo en la revista Nature Geoscience.
"Encontramos que varios de los terremotos registrados en los datos de Apolo ocurrieron muy cerca de las fallas observadas en las imágenes de LRO", describe Schmerr, señalando que las imágenes de la sonda LRO también muestran evidencia física de movimientos de fallas geológicamente recientes, como deslizamientos de tierra y caídas de peñascos.
"Es muy probable que las fallas aún estén activas hoy. No es frecuente ver tectónicas activas en ningún otro lugar que no sea la Tierra, por lo que es muy emocionante pensar que estas fallas aún pueden producir sismos lunares", comenta.
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