Científicos de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, descubrieron que los anticuerpos que pueden formar la base de una vacuna contra la gripe universal, inhiben una segunda proteína viral además de aquella a la que se unen.
El estudio, que se publica en el Journal of Experimental Medicine, revela que los anticuerpos que reconocen la proteína de superficie viral hemaglutinina también pueden inhibir la neuraminidasa viral, y que esto eleva la neutralización de los anticuerpos del virus y la activación de células inmunitarias innatas con actividad anti-viral.
La hemaglutinina y la neuraminidasa son proteínas yin-yang presentes en la superficie del virus de la influenza. La primera media la unión del virión y la fusión con las membranas de la célula huésped, mientras que la segunda es una enzima que libera viriones de la progenie incipiente de la superficie celular que permanecen unidas a través de la unión de la hemaglutinina.
La hemaglutinina consiste en un dominio de cabeza que contiene el sitio de unión del receptor que se une a las membranas de la célula huésped y un dominio del tallo que conecta la cabeza con la membrana del virión. Las vacunas contra la gripe actuales inducen anticuerpos que reconocen la cabeza de hemaglutinina e inhiben su capacidad para mediar la entrada viral.
Pero la cabeza de hemaglutinina sufre una rápida mutación para escapar de los anticuerpos existentes, lo que genera cepas del virus de la influenza resistentes a la vacuna cada año, llevando a la necesidad de crear una vacuna compatible cada año. El dominio del tallo de la hemaglutinina, por el contrario, es mucho más resistente a las mutaciones, proporcionando un objetivo para las vacunas universales contra la gripe, como lo han demostrado docenas de estudios en modelos animales.
"Los anticuerpos específicos de los tallos de hemaglutinina son quizás el enfoque más prometedor para mejorar la duración y la efectividad de la vacunación contra la gripe", escriben los autores del estudio, dirigido por Jonathan W. Yewdell, investigador principal del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud. "Por lo tanto, es fundamental comprender mejor cómo los anticuerpos anti vástago brindan protección contra el virus", añade.
Los anticuerpos que se unen al tallo pueden bloquear la entrada de virus en las células huésped al inhibir la actividad de fusión de las células hemaglutininas, pero como informa el laboratorio de Yewdell, también inhiben la liberación de viriones recién replicados al bloquear las moléculas de neuraminidasa en las proximidades de la hemaglutinina en el virión.
Los experimentos en ratones confirmaron que la capacidad de los anticuerpos anti-tallo para inhibir la neuraminidasa permitía a los animales sobrevivir mejor a una infección grave de influenza. Yewdell y sus colegas piensan que este efecto puede deberse en gran medida al papel que desempeña normalmente la neuraminidasa en la prevención de la activación de células inmunes innatas con actividad antiviral.
En apoyo de esta idea, los científicos encontraron que el inhibidor de la neuraminidasa aprobado por la FDA (la agencia estadunidense del medicamento), el oseltamivir (Tamiflu), aumentó la capacidad de los anticuerpos anti-tallo para activar las células inmunitarias expuestas al virus de la gripe.
"La capacidad de los inhibidores de la neuraminidasa para mejorar la activación de las células inmunitarias [por los anticuerpos anti-tallo] unidos a virus o células infectadas sugiere la posible sinergia clínica entre los inhibidores de la neuraminidasa y [los anticuerpos anti-tallo] en los humanos", escriben los autores. Además, esta nueva comprensión de cómo los anticuerpos anti-vástago ejercen sus efectos protectores debería ayudar a diseñar vacunas universales contra la gripe dirigidas al dominio del vástago de hemaglutinina.
RL