Cuando se habla de maltrato infantil generalmente pensamos en el físico, en los golpes, pero hay otro que deja huellas más profundas: el maltrato psicológico.
Un estudio realizado por investigadores de la Escuela Simmons de Trabajo Social de Boston, EU, demuestra que no hace falta pegarle a un menor para dejar marcada su personalidad de por vida, basta con gritarle.
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Entre las consecuencias se incluyen depresión, abuso de alcohol y sustancias. Los adultos víctimas de este tipo de maltrato son personas más descontentas con sus vidas y sufren incluso una mayor tasa de desempleo.
Los resultados de la investigación indican que las personas que vivieron bajo insultos tienen un riesgo tres veces mayor de padecer un trastorno psiquiátrico a los 30 años, que los que vivieron en familias estables.
Así que a partir de ahora quizá lo más sano es contar hasta 10 antes de gritarle a los hijos.
CR