Israel lucha por no perder la vista

Dos centímetros de tumor a la altura de la hipófisis le nublan la vista a Israel Nicolás Hernández. Su familia hace hasta lo imposible por juntar los 300 mil pesos que cuesta la operación, es su última esperanza

Oyuky e Israel, piden apoyo y solidaridad para el tratamiento médico. (Carlos Aparicio)
Elliott Ruiz
Pachuca, Hidalgo. /

El año pasado fue complicado para todos, también para la familia Nicolás Pérez de Actopan, Hidalgo. Sin embargo, habían llegado sanos y salvos a Nochebuena. 

“Ya libramos el 2020”, le dijo Israel a su esposa Oyuky, sin saber que una tormenta se avecinaba.


La mañana del 26 de diciembre, Israel se metió a bañar muy temprano, antes de realizar sus actividades cotidianas. Al salir, notó que veía borroso con el ojo derecho. Tal vez era el vapor de la bañera o el jabón.

“Transcurre el día y seguía viendo así. Me dije: voy a descansar, a lo mejor es que no he dormido bien”, cuenta Israel.

Pero a la mañana siguiente su visión no mejoró. ¿Le harían falta lentes? Fue al optometrista, luego al oftalmólogo y terminó con el neurólogo. En enero le diagnosticaron Adenoma de Hipófisis. Si te pones un dedo en la frente (a la altura de los ojos) y otro en la sien, y estos dedos llegaran a juntarse, ahí está. Es un tumor “benigno”, pero está presionando los nervios ópticos y dejarlo pasar significa ceguera.

En el ojo derecho la disminución de la vista era del 70 por ciento y en el izquierdo del 30. “Conforme fueron avanzando los días fue empeorando y se volvió desesperante”, confiesa Israel. 

“Estas acostumbrado a levantarte todos los días y ver, y parece algo normal, que siempre va a suceder. Cuando algo te obstruye la visión te frotas los ojos y ese era mi reflejo. El cerebro se condiciona a ver y que no veas es duro”.

“No valoras la riqueza si no pasas por la escases”, cita la frase. Ahora esas palabras tienen sentido, cuando intenta ver a sus hijos, su “princesa” y su “príncipe”, como él los llama. “Los diagnósticos médicos no son muy alentadores que digamos. Algunos médicos me dijeron que el daño puede ser irreversible, aunque me quiten el tumor.

“Eso quiere decir que no podré ver crecer a mis hijos. Mi familia es mi adoración. Para mí es especial jugar con ellos, leer… me encanta leer, es frustrante cuando no puedes hacerlo bien. Me compré una lupa pensando que así iba a poder verlos mejor”, agrega. Pero no es que vea borroso, es que frente a sus ojos hay una nube negra, como si estuviera viendo a través de vidrios opacos.

Hoy, el ojo derecho está totalmente tapado. Con el izquierdo recibe todavía los rayos del sol y ruega que no sea la última vez. “Vamos a hacer todo lo posible, lo imposible lo tendrá que hacer Dios”, asegura Oyuki. La familia se aferra a la fe, aún más allá de su creencia evangélica. Ella está convencida de que su esposo volverá a ver y para eso ha organizado una rifa.

El premio mayor es un Renault Logan 2016, auto que un amigo les dio para que sacaran el dinero. “Me vas pagando como puedas”, soltó. Son mil boletos los que hay que vender para costear la cirugía y los estudios previos; apenas se han repartido 350 entre familiares y amigos que se han convertido en puntos de venta.

“El decir que vamos a vender esa cantidad de boletos es imposible, pero no podemos esperar a que esto avance al otro ojo. Si pierde la visión en el otro ojo, ya no hay marcha atrás”, comenta Oyuki. 

“Nosotros tenemos fe en alguien muy grande y creemos que puede ser diferente, pero tampoco podemos quedarnos sentados esperando a que suceda”.

Israel quiere poder servirse agua en un vaso, peinar a su niña y ver los atardeceres. “Me gusta ver hacia el lado donde se pone el sol. Es una experiencia muy bonita, que a veces, con el vaivén de la vida dejamos de ver”, dice.

Como esposos están más unidos que nunca. Hace once años, Oyuki e Israel estuvieron al borde del divorcio. “En el camino vimos cómo los niños sufren”, confiesa Nicolás. A raíz de esa experiencia, ambos se decidieron a ayudar a otras parejas y crearon los talleres “Familias fuertes, familias felices”. A sus 36 años, Israel está estudiando psicología, quiere profesionalizarse para poder ayudar a más personas. La pareja ha encontrado un punto en donde sus sueños convergen, pero por ahora parece desmoronarse.

Los niños han sido fuertes, entienden lo que está pasando y se portan mejor. Israel no pierde la sonrisa, sigue siendo el mismo bromista de siempre. Tiene optimismo contra todos los pronósticos. Aún de llegar a al quirófano el riesgo es abrumador.

Se tiene que perforar el cráneo, entrando por la nariz para extraer el tumor que, como un chicle, está pegado a los nervios. “Son como espagueti cocido”, le explicó el doctor. Un movimiento en falso puede ser irreversible.

Puntos de venta:

PACHUCA:

-Impresos "Forma print". Calle 5 de febrero #112, Colonia Periodistas. 

-"Collections tiendas" Plaza Bella, pasillo principal, entre el Sótano y Telcel. 

 -Galerías Pachuca en "Estética infantil Greñitas", local 146 junto a Mc. Donald's. 

-Colonia Issste en Papelería "Ferdany" en calle Papaloapan # 400. 

-Zona norte al número 7711277302 

-Periódico Milenio Blvd. Luis Donaldo Colosio #4619, Arboledas de San Javier 3a Secc. 

ACTOPAN: 

Gorditas "La güera" en el atrio de la iglesia. 

-Tecnicell: Calle Zaragoza #34, Colonia Centro. 

-Florería: "El encanto": calle Zaragoza #29.

APOYO DIRECTO:

Transferencia o depósito: 4169 1603 6476 8839; 4766 8411 4291 7791, a nombre de Israel Nicolás Hernández.

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