Este domingo 13 de febrero se celebra el Día Internacional del Condón por lo que es primordial recalcar la importancia de su uso responsable para evitar embarazos no deseados o Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
Usar preservativo durante las relaciones sexuales es la mejor arma para prevenir infecciones como VIH/SIDA. Este último ha matado a millones de personas en el mundo, y hay 38 millones más que viven con VIH. Es importante informar en todos los ámbitos sobre ello, así como dar a conocer historias que ayuden a hacer conciencia sobre realizarse estudios y análisis, sin importar edad, sexo, religión o nacionalidad, sobretodo cuando una persona se ha expuesto a tener sexo sin condón.
La historia de Mario, quien a sus 50 años y tras un diagnóstico “tardío” perdió la batalla este año a causa del VIH. Su hermana María cuenta que Mario murió sin saber que estaba infectado pues solo un día antes de fallecer supieron que era seropositivo.
Meses antes de su fallecimiento, a finales de abril de 2021, Mario contrajo covid y se mantuvo en aislamiento pues los síntomas le duraron más de lo que debería, se puso grave y tras poco más de un mes pudo salir victoriosos (en mayo) de esta enfermedad, pero unas semanas después (en junio) comenzó con las secuelas, o al menos eso tenía según lo que los doctores le dijeron tras consultarlo.
Para agosto Mario comenzó a vivir días buenos y otros fatales, en los que a veces perdía el apetito, sentía muchos bochornos, se mareaba y rápidamente comenzó a perder peso, fueron al rededor de 15 kilos los que bajó, comenta María; “al verlo tan decaído, sus hijos lo llevaron a la clínica y luego de muchos estudios y análisis le detectaron deterioro del pulmón y eso fue todo, le dieron un tratamiento y todo parecía ir bien hasta en septiembre que nuevamente comenzó con síntomas, disque de covid, según todavía eran la secuelas”.
“Sí eran síntomas de covid, pero de poco comenzó a salirle en la espalda como pequeñas llagas, cuando se rascaba se sangraba pero le dieron varias cremas y medicamentos que se las estaban quitando”, dice.
A principios de octubre nuevamente Mario fue a consulta y tras otros análisis complementarios le diagnosticaron una infección de transmisión sexual, herpes “Sus hijos no sabían porqué o como pudo haberlo contraído, desconocen si mantuvo alguna relación, pues ahora sí que sin protección con alguna otra persona a parte de la pareja que tenía o tampoco saben si esa mujer pudo habérselo contagiado porque hace mas de un año terminaron pero pues esas enfermedades no se detectan luego luego, dicen”.
Fue a mediados de noviembre, que Mario ya no estaba bien anímicamente, desde que supo que estaba contagiado de herpes se deprimió, se encerraba en su cuarto, dejó de ir a trabajar, pero eso fue porque el dolor que sentía por la llagas era enorme, comenta su hermana; además los músculos le ardían y la cabeza siempre le daba vueltas, había mañanas en las que su cuerpo casi no respondía.
“Tenía altas y bajas y el diagnóstico ya era claro según los médicos, ni uno solo de ellos le hizo más exámenes o estudios a pesar de que mi hermano cada vez estaba peor. Solo se enfocaron en fortalecer el tratamiento del herpes con más antibióticos y más cremas y parecían estar funcionado”.
Navidad y Año Nuevo Mario los pasó en compañía de su familia, él vivía en casa de su mamá, era el hijo favorito, señala su hermana, “en el corazón no se manda y todos sabíamos que era el preferido de mamá, siempre preguntaba por él y siempre le daba dinero para comprar medicinas o lo que le hiciera falta desde que dejó de trabajar, pues el siempre vivió en su casa, era al que veía todos los días”.
Día de Reyes, también estuvo acompañado y la familia menciona que se veía más o menos bien. El día de rosca rieron mucho, “pero cuando yo ya me venía para mi casa entré a su cuartito, está arriba de la casa de Lupita, mi mamá, y le dije que pronto regresaba; yo le di un abrazo pero en eso me confesó que se sentía muy mal, que había días que ya no tenía ganas de seguir tomando medicamento, él ya estaba harto del dolor de lo que tenía.
“Fue muy duro para él, me dijo que había pensado en suicidarse porque había días que el dolor era insoportable y que ya había estado a punto de hacerlo”, recuerda entre lágrimas.
Todo lo que restó de mes de enero, Doña Lupita no quería separarse de Mario para nada, quería que comieran juntos, ver las novelas y ella ir a despertarlo cada mañana, asomarse en las escaleras hacia su cuarto solo para preguntarle cómo se sentía, “mi viejita presentía, ella sabía que eran los últimos días de mi hermano, su corazón de madre se lo dijo”.
Y fue justo los primeros días de febrero que la salud de Mario se puso crítica, no quería levantarse de la cama y ya no ingería nada de alimento ni agua, “creo que sus hijos se lo daban a la fuerza y como ya no podía ni ponerse de pie me dicen ellos, pues se lo llevaron a emergencias pero no lo recibieron.
María señala que a su hermano no querían internarlo ni darle otro tratamiento en el hospital donde estaba asegurado, pues los médicos insistían en que todo eran secuelas de covid, “pero sus hijos no se sintieron a gusto con eso y lo llevaron con un doctor particular y dicen que revisó el expediente y los síntomas que traía y rápido los envío a realizar varias pruebas de rutina, que la química sanguínea, tomografías o radiografías, hasta la de triglicéridos y la prueba VIH”.
Ese mismo día hicieron todo lo debido y lo más pronto posible tuvieron los resultados listos y estando ahí en el consultorio, mientras Mario iba al baño supieron que la prueba de VIH era positiva, por lo que necesitaba un tratamiento inmediato y quisieron internarlo. Cuando Mario regresó del baño le dijeron que ahí se quedaría y aceptó, “pero dice mi sobrino que le hicieron preguntas las enfermeras y el estaba muy de malas y les gritó que ya lo encamaran y en eso se le fue el aire y cayó desmayado, fue el corazón que no resistió y trataron de resucitarlo pero no pudieron”.
Asegura María que no tienen remordimiento porque hicieron lo que pudieron por atenderlo pero que de haber sabido que tenía VIH antes tal vez sus sobrinos todavía tendrían a su padre. “Tal vez por ignorantes en estos temas pero nunca pensamos que fuera VIH y él se fue sin saberlo; estamos tranquilos porque como quiera no sufrió, bueno, llevaba varios meses sufriendo porque sí sentía mucho dolor en todo su cuerpo pero no supo que tenía VIH, si hubiera sabido tal vez sí habría pensado quitarse la vida”.
“Estaba deprimido, al menos ya no tuvo que cargar ese dolor y sus hijos hicieron lo que estaba en sus manos, y pues no tenemos una respuesta muy clara a lo que le pasó, a mis sobrinos les dijo el doctor que contagiarse de covid hizo que el VIH que ya estaba en su cuerpo sacara todos los síntomas porque sus defensas bajaron en ese momento y nunca pudo recuperarse, pero en realidad no sé o no entiendo bien el diagnóstico porque nunca había escuchado un caso así”, concluye María.