Era 2006 cuando Edgar García tenía 37 años y le diagnosticaron diabetes tipo 2. Había llegado al médico después de haber pasado una semana previa con síntomas de mucha sed y ganas frecuentes de orinar. En sus análisis de sangre presentaba valores de 650 mg de glucosa en sangre; los niveles óptimos deben ser, en ayuno, de 70-100 mg/dL, y dos horas después de comer, 70-140 mg/dL.
Este dato confirmó la sospecha del doctor. La situación empeoró horas más tarde, cuando estaba sufriendo un infarto. Llegó a urgencias de una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y tuvo que pasar cuatro días en terapia intensiva y cuatro en medicina interna para salir de la crisis. “El médico me lo dijo muy claro: lo que tienes no se quita, a partir de ahora tienes que hacer cambios en tus hábitos. Si te cuidas, te va a ir bien”, cuenta Edgar García.
Mientras era atendido,entendió la magnitud de la enfermedad. Jamás pensó que pudiera padecer diabetes, pues nunca había tenido sobrepeso y los fines de semana jugaba futbol; sin embargo, acepta que sus hábitos no eran los mejores. Además, en su familia había antecedentes de la enfermedad. “Me consideraba una persona sana. Yo me entregaba al trabajo y no iba al médico porque no tenía tiempo y me sentía bien”, dice García.
Hoy, 12 años después del diagnóstico de su enfermedad, no tiene ninguna complicación en su salud. Incluso, en 2009, cruzó los Andes con un grupo de personas con diabetes, y entrena a un equipo de corredores.
Qué es y cómo se diagnostica
Aunque mucho se ha dicho sobre la diabetes, es necesario precisar que es una enfermedad crónica que se caracteriza por la elevación de los niveles de glucosa, lo cual puede ser ocasionado por falta de insulina o por una deficiencia o incapacidad del organismo al utilizarla. La Federación Mexicana de Diabetes explica que cuando no se tiene suficiente insulina o no funciona adecuadamente, la glucosa permanece en la sangre y “con el tiempo, se acumula en tus vasos sanguíneos y sale por la orina. Esto puede dañar ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos”.
La más común es la diabetes tipo 2, con 90% de los casos. Puede aparecer lentamente y manifestar síntomas leves o no manifestarse durante años. “Pueden pasar hasta 10 años para que un paciente sea diagnosticado”, dice la doctora Elizabeth Reyes Castillo, nutrióloga, educadora en diabetes y maestra en actividad física y salud, miembro del comité científico de la Federación Mexicana de Diabetes. Para este tiempo el paciente ya tiene alteraciones.
“Lo ideal es tener un diagnóstico temprano, pero la mayoría de los mexicanos no acuden al médico a revisarse regularmente”, agrega la especialista. Hay síntomas característicos de esta enfermedad, como los siguientes:
- Sed y hambre constantes
Orina frecuente
Visión borrosa
Fatiga
Adormecimiento y hormigueo
Dolor en las manos y pies
Piel seca y comezón
Las cifras
De acuerdo con el informe bianual Health at a Glance 2017 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la prevalencia de diabetes en México es de 15.8% entre la población de 20 a 79 años. Esta cifra es elevada si se compara con el promedio de los países miembros de la OCDE, que es de 7%. En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSANUT MC 2016), se encontró que la prevalencia de la enfermedad en México, en mujeres, era de 10.3%, y 8.4% en hombres.
En el mundo, “cada ocho segundos muere una persona por algún evento relacionado con la diabetes, generalmente en edad productiva, entre los 30 y 60 años”, dice la doctora Alejandra Méndez, médico internista especialista en enfermedades crónicas y profesora titular en la Universidad Nacional Autónoma de México.
La Organización Mundial de la Salud menciona en su último informe sobre la enfermedad que existen 442 millones de personas en el mundo con diabetes, cifra que se espera aumente a 642 millones para 2040, de acuerdo con proyecciones de la Federación Internacional de Diabetes. En nuestro país, en más de la mitad de los casos, está asociada con la obesidad.
El Dato.5.3%
de la población con diabetes lleva un control eficaz
Ver a la diabetes como una oportunidad
Tras el diagnóstico de diabetes, Edgar tuvo un fuerte proceso de duelo, hasta que llegó la catarsis y el convencimiento de que tenía que hacer cambios en su estilo de vida y alimentación para salir adelante.
“Desde el primer día busqué información, me sumergí en la red y encontré asociaciones que fueron mi ancla para sobrellevar el padecimiento”, dice Édgar. Así, este paciente se puso en manos de la ciencia, aprendió a comer y tomó conciencia de la importancia del monitoreo de su glucosa.
La educación en diabetes ha sido para él un pilar fundamental y está convencido de que recibir el diagnóstico de esta enfermedad es “una oportunidad para que tu mundo sea mejor”.
Toma las riendas
La doctora Reyes Castillo dice que una vez hecho el diagnóstico, se hacen los exámenes necesarios al paciente para ver en qué fase se encuentra la enfermedad y se revisa si tiene o no lesiones.
A partir de ello se le enseña a cambiar hábitos y conductas para que sea más activo, mejore su alimentación y aprenda de la enfermedad para poder controlarla. “Tratar a un paciente con diabetes es un trabajo interdisciplinario y personalizado, pero la familia y la pareja son muy importantes en el apoyo positivo que deben recibir. Cuando se logran modificaciones adecuadas, los pacientes llegan a estar mejor que una persona de su edad y viven mejor”, dice la educadora en diabetes.
La diabetes se puede prevenir o retrasar aparición (si es que se tienen los genes que la determinan). Reyes Castillo recomienda seguir un estilo de vida sano, como comer frutas y verduras, hacer 150 minutos de actividad física a la semana y evitar las bebidas azucaradas.
También es importante realizar un chequeo médico anual al llegar a los 30 años.
Invertir en la prevención primaria y secundaria en diabetes es crucial, aseguran los expertos, pues se trata de una de las 10 causas más frecuentes de hospitalización en adultos en México, además de que con ella se aumenta el riesgo de sufrir un infarto al miocardio o cerebral, que es la causa de 30% de la mortalidad en nuestro país.