El último cambio de suelo importante al interior del polígono protegido de La Primavera, lo constituye el rancho de La Cuesta, construido a mediados de la década pasada, hoy conocido como Pic Nic, que se ubica en el ingreso oriente del área de protección de flora y fauna, sobre prolongación Mariano Otero. Su edificación llevó a la construcción de bardas perimetrales y a instalar malla ciclónica sobre el camino, además de fincas y corrales que están en uso.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), entonces bajo la responsabilidad de Martha Ruth del Toro, sancionó a su propietario, Ramón Sánchez Enríquez, por carecer de autorización en materia de impacto ambiental, pero al establecer un “expediente de daños”, que el sancionado cumplió en todos sus términos, le dio legalidad al proyecto.
El pequeño propietario siempre ha defendido la vocación ambiental de su proyecto: lo tiene registrado como unidad de manejo para conservación de vida silvestre (abreviada a Uma), reproduce venado cola blanca y suelta ejemplares para contribuir a la repoblación del bosque. Ha instalado una torre de detección de incendios y presta siempre sus instalaciones para los combates de incendios, como ocurrió el pasado mes de abril, en que se siniestraron más de tres mil hectáreas.
Más allá de que las bardas y las mallas siguen allí, lo que genera cuestionamientos permanentes de ambientalistas que visitan la zona, se puede decir, en descarga de este particular, que una mayoría de propietarios con derecho sobre el bosque tienen poco o nulo interés en su preservación. Si no existiera una dirección, si no hubiera programa de manejo, nadie se ocuparía de los incendios o de los saqueos sobre sus predios. Es una realidad para buena parte de los que tienen derechos sobre los alrededor de 421 predios, que al menos en el último corte, existían en el bosque (ver MILENIO JALISCO, 6 de marzo de 2014).
Don Vicente Arregui, uno de los más veteranos propietarios, es también de los que nunca ha visto su rancho de 400 hectáreas, enclavado entre Cerro de San Miguel y Llano Grande, como una oportunidad para especular.
“Construí una cabaña en el setenta cuando la compré, después la arregle, pero todo fue antes del decreto de 1980. Tengo una pequeña parcela, quince hectáreas, donde sembramos maíz, porque como es zona alta, no se da la caña. Lo demás es bosque y cerro, y de hecho, en la propiedad esta la torre tres, la uno y la dos están en Planillas y Nejahuete, y la de cerro de San Miguel, está dentro de la propiedad”.
De este modo, el rancho de don Vicente Arregui se ubica contiguo a la zona con mayor diversidad biológica de La Primavera. Su responsabilidad como dueño es alta.
“Por allí tengo fotos de pumas, por allí llega el águila real. Antes no había casi apoyos, tuvimos un incendio fuerte hace 20 años, nos pegó fuerte desde San Miguel a la zona de la falda del cerro de Planillas. Luego otro llegó hasta el cerro de San Miguel y hacia Llano Grande, por Tala, de hace seis años. No había las brigadas ni los medios que hoy tienen. En 1998 casi me andaba quemando, de hecho se me quemo parte de la casa; así que con la gente que tenía traté de apagar todo, sin estar capacitados, por lo menos en la finca, porque ya en el campo qué haces, mejor ni meterte. Yo sí he visto que bajado mucho la incidencia de incendios en los últimos años. Ya es ganancia”.
Don Vicente ha tenido algunos financiamientos por servicios ambientales; “uno fue para restauración y otro para restauración y conservación, para hacer represas en los arroyos para el tema de la erosión, y fueron dos fonditos […] hace poco metimos otra solicitud, pero ese tipo de fondos los han ido reduciendo, y no alcancé…”.
“Para mí esto de mi rancho ha sido un asunto personal, un asunto hasta de salud; hace cinco años tuve un problema de salud y me dijeron los doctores que gracias a que estoy en el cerro, eso me ayudó a recuperarme y a estar en actividad; es un lugar al que tengo un aprecio y me ha dado satisfacciones en el plano personal, de goce, de disfrute, en la cuestión familiar y de la naturaleza, no tanto en lo económico; el maicito apenas da para mantener el lugar”.
La positiva gestión de los últimos años, en la que reconoce al organismo público descentralizado, pese a estar enfrentado junto con otros parvifundistas por el tema de lo que consideran una representación raquítica en la junta de gobierno, ha hecho prosperar fauna y flora.
“Me ha tocado encontrarme con pumas, y sí me han afectado, porque me mataron una vaca, y le reclame a al OPD, oye me mataron a una vaca. Pero no sirvió, porque debía haber llenado unos requisitos para acreditar el daño y que me repusieran la vaca, no se pudo, pero al menos ayudó al bosque…”.
- Siempre ha circulado la historia de que uno de los hermanos Zuno mató al último puma como en 73 o 74, ¿es verdad?
- Ah sí, me acuerdo lo de ese puma, fue famosísimo, hasta salió en la foto, fue por el lado de Tala. Algunos de los Zuno eran guías de cacería en la costa, ellos organizaban y cobraban a los americanos hasta diez mil dólares, y los llevaban a cazar jaguares. En La Primavera dejó de haber puma mucho tiempo.
Fueron más de 20 años para que se escucharan los primeros rumores del regreso del Puma concolor. “Yo me enteré por lo de las fotos, y luego ya me los encontré personalmente. Si retrataron ya a dos parejas es una buena señal”.
Gracias a la técnica del fototrampeo, don Vicente ha detectado en su predio a muchos herbívoros, a búhos de grandes dimensiones [reales o cornudos] e incluso a al águila real.
- ¿No hubo lobos? Está muy cerca el rancho de La Lobera.
- Sí, pero hace como 100 años; si llegó a haber, esos no los vieron ni mis abuelos…
Finca por finca
En el año 1993, estaban construidas sobre propiedad particular, fincas que ocupaban una extensión de 9.3 hectáreas, diseminadas por el norte, el oriente y el sur del bosque. En 2015, el análisis de fotos satelitales reveló una superficie ocupada de 36.45 ha, para constituir prácticamente 40 por ciento de las urbanizaciones al interior del polígono protegido.
La zona con mayor incidencia está al norte: el gran fraccionamiento de Los Robles, que colinda con el ejido Emiliano Zapata y que ocupa la mayor parte de esa superficie: prácticamente 21 ha. El problema de este crecimiento se ha dado ante la indefinición de límites municipales, pues las licencias las otorga El Arenal, pero Zapopan está al norte y Tala al sur. En 1999 sólo crecía sobre 9.5 ha, lo que demuestra que no ha dejado de crecer.
Otro fraccionamiento grande es Pinar de la Venta, pero es preexistente al decreto y sus zonas de crecimiento, como el caso de El Palomar y Bugambilias, no están dentro del régimen protegido.
Al sur, la antigua brecha a San Isidro Mazatepec, que nunca se terminó, es la que presenta más “invasión hormiga”, propiciada por la atomización de las viejas propiedades de Cástulo Romero y Jorge Dipp, o el desinterés de muchos propietarios que al verse impedidos a fraccionar con el decreto de 1980, abandonaron sus predios, al grado de que mucho ni siquiera saben su ubicación actual.
Claves
Historia de los asentamientos
Fraccionamientos privados y ejidales en el interior del polígono protegido de La Primavera
Año 1993
En la zona del cerro de El Colli: Volcán del Colli, La Gloria del Colli y 12 de diciembre, 1.53 hectáreas
En el ejido Santa Ana Tepetitlán: Lomas de La Primavera, 704 m2
La Cebada, 1.3 ha
Colonia López Mateos, 2.75 hectáreas y “Centripostes”, 0.9 ha
La Venta del Astillero, 3,550 m2
En Los Robles, 7.02 ha
Año 1999
Zona de El Colli: 2.34 ha
Santa Ana Tepetitlán: Lomas de la Primavera, Brisas de La Primavera, Arenales Tapatíos y El Tizate, 1.74 ha
La Cebada, 3.82 ha
Colonia López Mateos, 2.75 ha, Centripostes 0.9 ha (sin cambios significativos)
La Venta del Astillero crece a 1.59 ha
Los Robles se va a 9.48 ha
Año 2008
Zona de El Colli, crece a 6.04 ha, aparecen instalaciones del Cinvestav (Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN)
Ejido Santa Ana Tepetitlán, crecen a 7.34 ha
La Cebada, crece a 6.05 ha
Colonia López Mateos crece a 2.9 hectáreas y Centripostes se duplica a 1.83 ha
La Venta del Astillero, crece a 6.49 hectáreas
Pinar de la Venta, sobre 6,100 m²
Los Robles, se va a 15.83 ha
Año 2011
Zona de El Colli: crece a 6.56 ha. En El Bajío se consolida la instalación del Cinvestav, y la Villa Panamericana invade con 2.5 ha el polígono protegido
Ejido Santa Ana Tepetitlán: crece a 10.59 ha
La Cebada crece a 7.48 ha
Colonia López Mateos se mantiene con 2.9 ha y Centripostes con 1.83 ha. Rancho La Cuesta o Pic Nic, con 5,700 m²
La Venta del Astillero crece a 10.21 ha de asentamiento humano
Los Robles crece a 16.7 ha
Año 2015
Zona de El Colli crece a 7.41 ha
Ejido Santa Ana Tepetitlán, se va a 20.51 ha
La Cebada crece a 8.05 ha
Colonia López Mateos y Centripostes se mantienen en 2.9 y 1.83 ha. Zona del Pic Nic se va a 1.24 ha de construcciones
La Venta del Astillero crece a 15.04 ha y Pinar de la Venta registra dentro del polígono 9,800 mz
La Mesa del Burro, 1.3 ha
Los Robles crece a 20.92 ha
Año 2017
Ejido Santa Ana Tepetilán, 29.91 ha
La Venta del Astillero, 18 ha
Fuente: análisis de fotos de satélite y ortofotos entregado al gobierno del estado, 2018
SRN