Nueve ballenas han aparecido muertas en playas de San Francisco, California, en lo que va del año. El fin de semana, el Centro de Mamíferos Marinos informó que la última es una ballena de casi 46 pies de largo.
Las redes de pesca, los golpes de barcos y la desnutrición, son algunos de los principales factores que provocan la muerte de estos cetáceos.
En 2019 se declaró una emergencia federal por el aumento drástico de ballenas muertas en aguas del Pacífico estadunidense. Científicos aseguraron que la mortandad aumentó con el calentamiento global.
Este fin de semana, una ballena falleció a causa de un golpe provocado por un buque, según los resultados de la necropsia realizada por científicos de la Academia de Ciencias de California. El animal apareció muerto en una playa de San Francisco.
Pero esta vez, Científicos del Centro de Mamíferos Marinos notaron un patrón extraño en este deceso: es la primera ballena de aleta que aparece muerta en aguas de la Bahía de San Francisco desde 2018. Otros casos fueron de ballenas grises.
Calentamiento global deja sin alimento a ballenas
El problema de las ballenas muertas en playas de California viene de años atrás. En 2019, observadores de ballenas notaron que algo andaba mal durante un viaje a Baja California, México.
"Ahí todas las ballenas llegaban tarde", dijo Chris Biertuempfel, director de Oceanic Society en California.
"Parece que su viaje les está tomando más tiempo. El hecho de que bajaran a Baja California y dieran a luz fuera de la laguna, muestra que cronometraron la migración a destiempo".
Biertuempfel tiene varias teorías de lo que podría estar sucediendo. Una de ellas es que la capa de hielo del Ártico en derretimiento puede estar obligando a las ballenas grises a ir más al norte en busca de comida.
Eso significa que deben viajar más lejos en su migración hacia Baja California, y si no comieron lo suficiente, es posible que simplemente se estén quedando sin reservas de energía.
Las ballenas grises tienen la migración más larga de cualquier mamífero, entre 13 mil a 20 mil kilómetros. Dependen de sus reservas de grasa para obtener energía, pero si tuvieran que viajar más al norte en busca de comida o no comieran lo suficiente para un viaje prolongado, podrían morir de hambre en el camino.
Es como si simplemente se estuvieran quedando sin gasolina, advierten los científicos.
evr