La presencia del homo sapiens en el plano territorial está en riesgo. A la gente le tiene que quedar muy claro: el que está en peligro de extinción es el hombre.
En Jalisco, los problemas principales tienen que ver con la desvinculación intersectorial, la falta de liderazgo y la ausencia de un proyecto a largo plazo. A esto hay que aunarle que las zonas acuíferas están disminuyendo por cambios en el uso de suelo que ocasionan que las infiltraciones naturales de agua queden tapadas con cemento.
Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y, a propósito, el jefe de departamento de Ciencias Ambientales del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara, Miguel Enrique Magaña Virgen, habló en entrevista sobre la situación en el estado.
“El principal conflicto en el Área Metropolitana es el agua y el desarrollo de la ciudad ha estado limitando justamente el proceso y la distribución del agua. La disminución de los acuíferos es importante porque tenemos que traer agua de otro lugar y esto es generar un desequilibrio”, explicó.
De acuerdo con el especialista, los problemas de agua se deben a que el desarrollo urbano ha estado cubriendo áreas de infiltración natural. Esto provocó que los acuíferos se vayan hacia abajo. En el caso, por ejemplo, del Bosque La Primavera, la zona de agua subterránea de Atemajac-Toluquilla ha disminiuido su nivel porque es más agua la que se extrae que la que se infiltra: “Hay un gran riesgo porque los acuíferos están disminuyendo”.
“Otro problema que podemos señalar es el desarrollo urbano que no es sustentable, un desarrollo que se ha hecho con unos criterios que no son los criterios que establecen las características de un desarrollo urbano sustentable. Donde se ha ido creciendo la ciudad no hacia donde debe, sino hacia donde se puede. Eso va generando conflictos fuertes”, advirtió.
“En el caso del proceso erosivo tenemos el Bosque de la Primavera, pero también al interior del estado otro conflicto ambiental son los cambios de uso de suelo que se dan por actividades de carácter económico. No se dan como deben de darse”.
El investigador resaltó la importancia de la gestión ambiental: “Es para promover el desarrollo, pero un desarrollo real. No podemos sustituir las áreas al antojo o al capricho de intereses económicos, modificar el uso de suelo, eso tiene que ser modificado en función de estudios y análisis de soportes técnicos”.
Además, recalcó la importancia de la vinculación entre las distintas instancias gubernamentales: municipio, estado y federación.
“Las decisiones o las respuestas en materia ambiental deben ser colegiadas. No independientes. No individuales, ya intercolegiadas. Hablamos de un colegio donde participen gobierno, sociedad, academia, ciencias, científicos, usuarios”, afirmó.
“No hay una sociedad inocente en este caso. La respuesta social también tiene que cambiar, hay una deficiente cultural ambiental y la cultura ambiental no es aprenderse de memoria todos los nombres técnicos de todos los árboles y todos los animales. La cultura ambiental se basa en modificar nuestra conducta con respecto al medio ambiente. Urge una revolución interna, una revolución en su conducta, en su forma de pensar, en su forma de ver, no hay que esperar a que otro funcione las cosas. Cada uno de nosotros tenemos que buscar la solución en lo que nos compete, porque la basura, el uso del agua, las decisiones de los dueños de las industrias, todo son decisiones personales que se toman y hay que hacer el cambio ahí, tenemos que ver, primeramente, si lo que voy a hacer está o no afectando el medio ambiente y cómo lo va a afectar, o por lo menos hacer mi parte”.
Para Miguel Enrique Magaña la situación del medio ambiente en Jalisco no es trágica, pero sí delicada.
SRN