El reciclaje energético va más allá de simplemente reutilizar basura. Tampoco es un concepto meramente teórico sino que es una solución para muchas empresas y gobiernos en el mundo ante los problemas que hoy padece el medio ambiente.
Toda la basura que se genera y que no es reciclable, tiene vida más allá de un tiradero a cielo abierto y millones de toneladas de desechos pueden ser transformadas en energía limpia, es decir, no contaminante.
Hoy el planeta necesita estrategias más sostenibles, y el uso de energías “limpias” es clave para disminuir las emisiones de efecto invernadero que afectan la atmósfera y que provocan el calentamiento global.
Por citar un ejemplo, Estados Unidos y China son los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero en el mundo. Tan sólo en 2019, el país asiático generó 2.5 veces más que todos los países desarrollados en conjunto, de acuerdo con un análisis de la firma Rhodium Group.
El reciclaje energético ayuda a disminuir la polución gracias a que los desechos no reciclables son aprovechados mediante un coprocesamiento y transformados con el fin de sustituir el uso de combustibles fósiles, las principales fuentes de gases contaminantes.
Para realizar el procedimiento se requiere llevar los residuos a rellenos sanitarios o sitios de disposición final adecuados, lugares en donde se pueden encontrar plásticos, llantas, madera y textiles, entre otros materiales.
Aunque existen diferentes tipos de reciclaje energético, el más utilizado es el del coprocesamiento de residuos en hornos cementeros, en los que en lugar de utilizar algún tipo de combustible fósil para fabricar el producto esencial en la construcción, se utilizan los desechos de este tipo de tiraderos.
Diversos estudios estiman que hasta un 90 por ciento de los desechos de vertederos o rellenos sanitarios pueden ser aprovechados como una fuente de energía renovable.
A nivel mundial, corporaciones y autoridades utilizan empresas especializadas en el manejo de estos desechos para garantizar su correcto aprovechamiento, pues con ello se evita que la descomposición en los vertederos genere metano, un gas 25 veces más dañino que el dióxido de carbono.
LaAgencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) revela que la tecnología de reciclaje energético utilizada actualmente en México ayuda a evitar la emisión de 33 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
La ecuación es sencilla: a mayor aprovechamiento de residuos no reciclables, menores gases contaminantes y mejores fuentes de energía limpias y renovables, una nueva estrategia sostenible que el mundo hoy demanda.
EVC