"Hay que abordar los temas más urgentes de modo amigable": Renata Correa, fotógrafa y productora

La fotógrafa y productora busca transmitir con sus acciones que los seres humanos tenemos una responsabilidad enorme de cuidar y proteger la Tierra. Esta es su historia y parte del trabajo que está realizando

Renata Collado, fotógrafa y productora | Especial
Lorena Pontones
México /

Renata se considera una voz y agente para los animales y el medio ambiente. Para ella es fundamental que empecemos a cambiar la narrativa y que, desde pequeños, nos inculquen con valores y conciencia la importancia de la naturaleza; que nos eduquen de una manera en la que entendamos que somos parte de ella, que no estamos separados y que nosotros no somos amos de este planeta.

La mexicana ha vivido en Madrid, CdMx, Nueva York y Namibia, donde trabajó exhaustivamente con la vida salvaje y las comunidades locales con un enfoque en educación. La oportunidad de viajar y vivir en distintos países le ha abierto las puertas para adentrarse en diferentes culturas, maneras de pensar y estilos de vida que han expandido su visión y entendimiento de cómo funciona el mundo. “Estas vivencias me han concientizado y han impulsado mi deseo de tener un impacto positivo en el planeta, protegiéndolo y cuidándolo”.

Se incorporó al equipo de Planet Buyback, una plataforma en línea enfocada en la conservación ambiental de manera accesible, diseñada para generar resultados a corto, mediano y largo plazo. El modelo es un fondo con base en membresías que recauda dinero para invertir en proyectos que protegen y preservan ecosistemas, hábitats y culturas indígenas.

En 2016 pudo convivir con gorilas en el Bosque impenetrable de Bwindi, en Uganda. Cinco años después aún tiene esa impactante imagen de estar tan cerca de ellos. “En ese momento entendí lo frágil de su existencia. Debido a la deforestación y a la caza ilegal, la población de los gorilas se ha enfrentado a una disminución alarmante, lo cual ha hecho que se conviertan en una especie en peligro de extinción”. En ese entonces había 786 gorilas salvajes. Renata comprendió que ella podría ser parte de la última generación en verlos si no hacía algo al respecto.

Llegar a ellos no fue tan fácil como pensó que sería. “Uno se prepara para los retos físicos y mentales del senderismo, pero no hay nada que nos prepare para el reto emocional que conlleva. Caminar por el bosque fue un viaje inesperado, luchando contra insectos, serpientes y una vegetación que se volvía cada vez más densa conforme íbamos subiendo”. Sin embargo, cuando la ambientalista vio a la primera familia de gorilas, después de tres horas de trekking, una huella inamovible quedó impregnada en su alma.

Renata se sentía en paz cerca de ellos, aun sabiendo que pueden ejercer una fuerza enorme en su contra si quisieran, pero notó que su naturaleza no era muy distinta a la suya. Tuvo una hora para disfrutar de su compañía y tomar tantas fotos como pudiera. El guía y dos rastreadores estuvieron con ella en todo momento, y los gorilas pasaron la mayor parte del tiempo comiendo y descansando. Le conmovió mucho ver el compromiso de la comunidad con la conservación y protección de este “gentil gigante”. Los gorilas no solamente atraen turismo, también abren una gama de oportunidades laborales para los locales trabajando en conjunto con el objetivo de protegerlos y asegurar su existencia.

Esta experiencia la marcó profundamente y cambió su percepción del mundo. Comprendió el daño que nuestras acciones diarias pueden llegar a hacer por falta de conciencia y desinformación, y se sintió impulsada a iniciar una conversación y difundir el mensaje. Renata quiere compartir su pasión por los animales, la naturaleza y, en especial, por África a través de la fotografía, porque este es un modo más amigable de abordar los temas más urgentes del cambio climático sin generar angustia.

 “Aquí es donde entra la labor por conservar, proteger y fomentar el planeta, actuar por el bien de este para lograr un cambio colectivo. Estamos en un momento en el que tenemos acceso a tanta información que mucha gente prefiere no verla ni escucharla por miedo, y la misma angustia de lo que esta pasando la paraliza. Lo más difícil para una persona es tomar responsabilidad y cuando somos conscientes de qué tanta culpa tenemos dentro de esta crisis, es totalmente abrumador. Asumir esa responsabilidad y cambiar nuestra forma de comer, comprar y viajar son el primer paso hacia el cambio”.

Su objetivo es que las personas se enamoren del medio ambiente y empiecen a plantearse la idea de que a las próximas generaciones les tocará un mundo muy diferente si no hacemos algo al respecto, y es urgente. “Los humanos tenemos el poder de lograr un cambio, es nuestra responsabilidad cuidar y amar este planeta”. 

mdemilenio.com

​bgpa

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