México conmemoró por primera vez el Día Nacional de la Lucha contra la Hipertensión Pulmonar, una enfermedad crónica, poco conocida y con síntomas que se confunden con otros padecimientos y, de acuerdo con datos, hay más de 4 mil personas viviendo con este padecimiento que se caracteriza por una presión sanguínea anormalmente alta en las arterias pulmonares.
“Hoy estamos viviendo una historia de éxito compartido gracias al trabajo y compromiso de diversas facciones, entre grupos de pacientes, profesionales de la salud, industria farmacéutica y autoridades de salud. Instituir esta conmemoración significa un paso de los muchos que debemos dar para la debida y oportuna atención de los pacientes, y representa el surgimiento de esperanza para quienes padecen la enfermedad”, comentó Paula Cabral, vocera de la Asociación Mexicana de Hipertensión Pulmonar A.C.
Y es que la HAP es una enfermedad poco conocida, cuyos síntomas inespecíficos frecuentemente se confunden con otros retrasando hasta por tres años su detección, de ahí que es urgente poder identificarla, para obtener un diagnóstico temprano para tener mayores perspectivas de calidad de vida.
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De acuerdo con Nayeli Zayas, jefa del Departamento de Cardioneumología del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, la hipertensión arterial pulmonar puede afectar a personas de toda raza, sexo o edad, aunque suele ser más frecuente en mujeres de entre 30 y 50 años, afectando a una población en edad productiva, lo que tiene implicaciones económicas, sociales y psicológicas.
Hoy existen diversas opciones terapéuticas que se basan en innovación y experiencia que han demostrado ayudar a que los pacientes tengan una mejor calidad de vida, por lo que es fundamental que existan esquemas de acceso de estas nuevas terapias, en beneficio de pacientes, cuidadores y los sistemas de salud pública y privada.
Al ser la HAP una enfermedad progresiva, es crucial mantener a quienes la padecen bajo un tratamiento combinado que ayude a mejorar la evolución de su salud y retrasar la progresión de la enfermedad: “En la actualidad, contamos con más de 10 tratamientos alrededor del mundo para el tratamiento de la HAP. Está comprobado que el uso combinado y el escalonamiento oportuno de estas terapias, logra una mejora tanto la calidad de vida, como la sobrevida de los pacientes”, dijo Tomás Pulido, Subdirector de Investigación Clínica del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.
Frente a las necesidades específicas de los pacientes mexicanos, Héctor Glenn, jefe de Departamento de Fisiología Pulmonar y Clínica de Sueño del Hospital de Cardiología 34 del IMSS, resaltó que a finales del 2021 se aprobó el Protocolo de Atención de la HAP por parte del Consejo de Salubridad General (CSG), para brindar una atención adecuada con terapias innovadoras, de uso y escalamiento rápido para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Esto permitirá homologar el diagnóstico de los pacientes con HAP y lograr que todos los pacientes tengan un diagnóstico más completo, así como contemplar opciones de tratamiento para pacientes en riesgo bajo, alto, alternativas quirúrgicas, diferenciación de subtipos de la enfermedad; además, marca el primer lineamiento para la atención pediátrica de la enfermedad.
“La HAP es una enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, este hito logrado permitirá atender, canalizar y generar información veraz, adecuada y oficial para los pacientes, familiares y público en general sobre las acciones y retos que se enfrentan con un diagnóstico de HAP. Además, permitirá a México unirse a la conmemoración mundial y dar acompañamiento al impacto global de las acciones que se llevan a cabo en los distintos países”, concluyó Paula Cabral.
Por su parte, Diana Bautista, Medical Affairs Manager de Janssen México, indicó que con una enfermedad como la hipertensión arterial pulmonar la compañía siempre tendrá un sólido compromiso con los pacientes, ya que un diagnóstico y tratamiento adecuado pueden cambiarle la vida.
Bajo una estrategia integral de atención, acceso y continuidad a tratamientos novedosos, la HAP puede ser controlada, evitando su progresión y mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes. Ante esta historia de éxito, es importante que en el futuro las autoridades y organizaciones de la sociedad civil continúen trabajando juntos en este ambiente de colaboración, sacando adelante proyectos de alto impacto y promoviendo regulaciones que se consideren necesarias para continuar atendiendo las necesidades de esta enfermedad.
OC