La primera misión de la Nasa para recuperar una muestra de asteroide y volver a suelo estadounidense es esperada el domingo en un peligroso descenso al desierto de Utah.
Los científicos esperan que el material -posiblemente el más abundante recuperado por una misión de este tipo- dará a la humanidad una mejor comprensión sobre la formación de nuestro sistema solar y de cómo la Tierra se volvió habitable.
La sonda espacial estadounidense OSIRIS-REx, lanzada en 2016, recogió la muestra de un asteroide llamado Bennu hace casi tres años.
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Su regreso a la Tierra está programado para el domingo alrededor de las 09H00 locales (15H00 GMT), en un sitio de ensayos militares en el oeste del estado.
El descenso final durará 13 minutos. La cápsula entrará en la atmósfera a una velocidad de 43.000 km/h alcanzando una temperatura máxima de alrededor de 2.800 grados Celsius, indicó la agencia espacial.
La víspera del aterrizaje, los controladores tendrán una última oportunidad de abortar la misión si las condiciones no son las correctas. De ser así, la sonda tendrá entonces que dar una vuelta al sol antes de su siguiente intento, en 2025.
"Las misiones de retorno de muestras son difíciles. Hay una serie de cosas que pueden salir mal", indicó Sandra Freund, administradora del programa OSIRIS-Rex, de la empresa Lockheed Martin.
Los equipos se han preparado cuidadosamente para el retorno de la cápsula, incluso para un "escenario de aterrizaje duro" con el fin de preservar el material del asteroide, añadió.
"Cuarto limpio" en Texas
Una vez la cápsula llegue a la superficie, un equipo revisará su condición antes de colocarla en una malla que será cargada por un helicóptero y llevada a un "cuarto limpio".
Al día siguiente, la muestra será trasladada en avión a un laboratorio especializado del Centro Espacial Johnson de la Nasa en Houston, Texas.
Los científicos abrirán la cápsula para separar las piezas rocosas del polvo durante varios días.
Algunas de las muestras serán para estudios ahora, guardando el resto para futuras generaciones con mejor tecnología, una practica que inició durante las misiones Apolo a la Luna.
La obtención de la muestra implicó una operación de alto riesgo en octubre de 2020. La sonda hizo contacto con el asteroide por unos pocos segundos y emitió una ráfaga de nitrógeno comprimido para levantar la muestra y capturarla.
El asteroide Bennu sorprendió a los científicos pues durante los pocos segundos de contacto con su superficie, el brazo de la sonda se hundió en el suelo revelando una densidad mucho menor de la esperada.
Sin embargo, esto permitió a la Nasa tomar mucho más de los 60 gramos previstos inicialmente. La agencia cree que la muestra puede ser de hasta 250 gramos de material.
"Semillas de vida"
Las primeras muestras de asteroides fueron traídas a la Tierra por sondas japonesas en 2010 y 2020, y en la última se descubrió uracilo, uno de los componentes del ARN.
El hallazgo refuerza la teoría de que la vida en la Tierra pudo ser plantada desde el espacio exterior cuando un asteroide chocó en nuestro planeta.
Asteroides como Bennu y Ryugu, uno de los estudiados por Japón, pueden parecer similares pero ser "muy, muy diferentes", de acuerdo con Morris.
Según Dante Lauretta, de la universidad de Arizona en Tucson e investigador principal de OSIRIS-Rex, es posible que las rocas contengan "pistas que se cree que responden a algunas de las preguntas más profundas que la humanidad se plantea".
Las muestras pueden representar las "semillas de vida que estos asteroides entregaron al comienzo de nuestro planeta, dando lugar a esta increíble biósfera, evolución biológica y a que hoy estemos aquí".