El 15 de febrero se dio a conocer el caso de una mujer que aparentemente se curó de VIH con un tratamiento novedoso. Se trata de la tercera persona que se libra del virus de la inmunodeficiencia humana, pero aún no es un procedimiento que funcione para toda la población en general, ya que quienes se han aliviado con ese método tienen peculiaridades.
“Los tres pacientes padecían algún tipo de cáncer de la sangre, leucemia o linfoma”, explica Carlos Magis Rodríguez, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina y quien ha luchado contra el VIH por más de 30 años.
Hay que resaltar que el tratamiento se les realizó por la urgencia de curar el cáncer, no por el VIH.
¿Cómo fue el proceso?
El científico explica que para que esta técnica sea eficiente, la condición es que además de VIH tengan algún tipo de cáncer sanguíneo: “El tratamiento para una leucemia implica un trasplante de médula ósea”, pero en los tres casos se buscó un donador con una particularidad muy difícil de encontrar.
Así lo detalla el especialista: “Sabemos que hay uno por ciento de personas en el mundo con una mutación genética que hace que sus linfocitos CD4 no tengan un receptor llamado CCR5; al no tenerlo, cuando el VIH entra a sus cuerpos, no puede terminar su ciclo y desaparece. Son inmunes al VIH porque no desarrollan infección. Esto se sabe desde hace mucho y se publicó en Nature desde 1999”.
El primer paciente en acceder a esta técnica, en 2008, fue Timothy Brown, el llamado paciente de Berlín. Un residente de esa ciudad que tenía leucemia y VIH. Los médicos buscaron un donador compatible que además tuviera esta inmunidad. Cuando retiraron los fármacos, no regresó la carga viral por lo que se declaró libre del virus.
“Pero –señala Magis Rodríguez– la técnica tiene muchos problemas. Hay casos en los que ha fallado y no se considera una opción viable para personas que sólo tienen VIH; además, la posibilidad de muerte por un trasplante es muy alta, de 30 por ciento.”
El experto también aclara que en esta ocasión se utilizó un banco de cordones umbilicales para aumentar la probabilidad de encontrar un donador.
¿Cuáles son los procedimientos que funcionan?
Para el universitario, quien fue director de Atención Integral en el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el Sida (Censida), “no necesitamos ir por ese camino tan tortuoso cuando tenemos un tratamiento de una pastilla diaria que si se comienza temprano se tiene una esperanza de vida similar a la de una persona sin VIH, de 76 años aproximadamente”.
“A mediados de los años 90 del siglo pasado, en 1996 ya habíamos logrado cargas virales indetectables, esto se logró con las proteasas. Ahora tenemos combinaciones de fácil manejo: son medicamentos que no requieren refrigeración, de bajo costo; son casi de atención primaria, aunque sí requieren de una consulta médica.”
En México tenemos un tratamiento seguro, gratuito y de acceso universal. “Desde 2003 se los ofrecimos. Fui director de Atención Integral de Censida y tengo trabajando con VIH desde 1988. Cualquier persona en nuestro país que quiera tomar el tratamiento tiene derecho. Éste se entrega por aseguramiento en el IMSS, ISSSTE o la Secretaría de Salud. Y si se empieza sin tener afectación del sistema inmunitario a la persona le irá mucho mejor porque aquél se mantendrá sin problemas”.
El tratamiento actual funciona también como prevención porque hace que la carga viral sea tan baja, que el virus sea intransmisible, incluso sin el uso de condón.
“Podemos eliminar el sida como problema de salud pública, diagnosticar a todos los afectados con VIH, darles tratamiento, que sea eficiente, y que lleguen a carga viral indefectible; si se cumple llegaremos a 95 por ciento de los pacientes y le quitamos al virus la capacidad de transmisión”, aseguró.
GP