Durante la pandemia por covid-19 se redujo la participación de la mujer en el ámbito laboral en 45 por ciento. Además, la distribución de las actividades y responsabilidades en el hogar se le adjudican, con ello desempeña un triple rol: trabaja, cuida de los hijos y está a cargo de la casa, de acuerdo con Erika Villavicencio, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Encontramos que trabajadoras están teniendo niveles importantes de desgaste profesional, de trastornos de ansiedad o de depresión, e incluso pierden la capacidad de tener una mejor calidad de vida y de salud por tratar de cubrir la demanda de funciones”, destacó la académica.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Villavicencio destacó que, aunque el tema de la inclusión de la mujer en el ámbito organizacional pareciera avanzar, según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el 26 por ciento de las empleadas han vivido con algún tipo de discriminación o violencia laboral. De esta cifra una cantidad importante son madres solteras que toleran estas situaciones para llevar un sustento a casa.
Además, afirmó que de acuerdo con entrevistas que ha realizado a distintas colaboradoras de empresas en el país, por cada 10 altos ejecutivos solo uno es del género femenino; la mayoría indica que sacrificaron aspectos de su vida personal, como la posibilidad de formar una familia o de ser madre; hay quienes tienen la oportunidad de tener ambos roles, pero aseguran que es desgastante o poco flexible.
“Tenemos que empezar un cambio dentro de nuestras organizaciones, desde nuestro núcleo principal que es la familia, evitar las conductas machistas de agresiones constantes que a veces son inconscientes y que atacan mucho a la mujer. No se trata de ser feministas o de estar en contra de los hombres, sino dibujar un escenario de equidad de género en todos los ámbitos de nuestras vidas”, concluyó la académica.
bgpa