Destruir el mandato de la maternidad como único proyecto de vida, es la guía que conduce a las mujeres NoMo (abreviatura que surge del inglés Not Mothers, “No Madres”). Y si crees que ése debería ser el rol de las mujeres, te compartimos las causas y motivos que existen para no querer tener hijos.
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Así evoluciona la 'no maternidad'
Desde 1960 a la fecha, la Tasa Global de Fecundidad ha ido a la baja. Las mujeres pasaban de tener, en promedio, siete hijos a solo dos.
Especialmente en aquellas que viven en contextos urbanos y cuentan con una mayor preparación educativa, señala el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), según los datos generados por la Encuesta Nacional sobre Discriminación.
Hasta hace no mucho no existía un término equivalente en español y sólo se hablaba de mujeres sin hijos, recordó Tania Rocha Sánchez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
“Implicaba la idea de que a esas mujeres les faltaba tener un hijo, por lo menos, para estar completas. Apenas en los últimos años se ha popularizado el concepto ‘no maternidad’ para nombrar y reconocer el deseo de las mujeres de no tener hijos”.
Las razones por las que una mujer no quiere tener hijos
Las mujeres que no quieren ser madres presentan un deseo fluctuante, que cambia con factores externos e internos, detalló la UNAM en un comunicado.
En materia de salud, algunas mujeres se enfrentarían a dificultades, o sufrirían al someterse a tratamientos especializados, que no son accesibles para todos.
Pero también hay mujeres que lo deciden así por su propia historia y por el deseo de no ser madres.
A veces, porque no quieren repetir la vida de las mujeres que les antecedieron como abuelas o madres.
O porque no les atrae el hecho de dedicar su vida al cuidado, y la crianza de un hijo.
“Sea como sea, es fundamental echar por tierra la idea de que las mujeres NoMo tienen algún problema psicológico, sufrieron algún trauma en la infancia o son lesbianas, aspecto que no interfiere con el deseo y la posibilidad de que sean madres.
Muchas de las mujeres NoMo manifiestan que tienen otras prioridades en su vida, como desarrollarse en el ámbito personal y profesional, o que sencillamente no se sienten atraídas por el proceso que las convertiría en madres. Sin embargo, no les resulta fácil asumir esta posición porque, a partir de la creencia de que el deseo de ser madre es universal e innato, y, por consiguiente, está presente en todas las mujeres, la sociedad ejerce una presión muy fuerte sobre ellas”.
La presión social sobre no querer ser madre
Sostenidos por los estereotipos, los discursos predominantes producen que a estas mujeres se les describa como “incompletas”, “egoístas”, “frías” o “inmaduras”.
Una presión que se desarrolla en la familia, la pareja o las amistades, pero no sólo en ellos.
También médicos y doctores de ambos sexos llegan a comentarles que, si un útero no da hijos, da tumores. O utilizan frases como: “se te está acabando el tiempo”, “si esperas más, no vas a poder”, “te vas a arrepentir”.
“Generalmente, el argumento que se esgrime a la hora de insistirle a una mujer que debería embarazarse es que, si no lo hace, no tendrá quién vea por ella y la cuide cuando sea mayor, pues un hijo, le aseguran, siempre es una compañía. Y justo por esto no pocas mujeres deciden no ser madres, ya que rechazan la perspectiva de establecer una relación tan utilitaria con un hijo.
En ocasiones sucede también que una mujer resuelve casarse, pero, con el tiempo, la idea de ser madre no surge en ella como un deseo real: está ahí, pero sin que se den las condiciones para que lo alcance.
Y es que el deseo de ser madre no brota de repente, se construye a partir de los aspectos culturales, la historia específica, la subjetividad y la capacidad o habilidad con que se percibe cada mujer, y, por supuesto, del apoyo real con que cuenta para tal responsabilidad. Es decir, el instinto maternal no existe, aunque a muchas personas les cueste trabajo admitirlo”.
La educación y el embarazo adolescente
Conforme más educación y preparación profesional tienen las mujeres, menos hijos llegan a parir. Aunque el discurso que domina en México es opuesto. Se cree que lo mejor que le puede pasar a una mujer es tener hijos.
Mientras se reduce la tasa de fecundidad en mujeres que viven en contextos urbanos y gozan de una mayor preparación educativa, el país enfrenta un problema de salud grave por la tasa elevada de embarazos adolescentes, provocado por estereotipos y las expectativas sobre las mujeres y el rol de ser madres.
“Se debe ver este contraste para entender, por un lado, que el movimiento NoMo sí está creciendo en México, pero a pasos muy lentos; y, por el otro, que el reto que afronta es gigantesco, sobre todo si tomamos en cuenta que sigue habiendo niñas de 10 u 11 años que son forzadas a parir y que el aborto todavía no se ha legalizado en todo el territorio nacional.”
No tener hijos, pero cuidar a los padres
Según la institución universitaria, es común que las mujeres NoMo reciban castigos que la mayoría de las veces no se consideran así por quienes se los imponen.
Uno de ellos consiste en plantearles que, como no tienen hijos, deben cuidar a alguno de sus padres (o a los dos) o a otros parientes de la tercera edad. Porque domina la idea de que, aún sin hijos, es tarea de la mujeres hacerse cargo del cuidado de otros.
“Me parece grave creer que las mujeres que eligieron no ser mamás tienen un problema de amor propio y que, como no se aman, no son capaces de amar a alguien más. Pero hay que decirlo: a partir de los estereotipos de género, si algo nos ha tocado por obligación a las mujeres desde que somos niñas es cuidar a otros.
Según el INEGI, las mujeres destinan la mayor parte de su tiempo a tareas de cuidado de sus hijos o de otros parientes, y domésticas; en cambio, los hombres destinan únicamente entre cinco y ocho horas a la semana a dichas tareas. De este modo, ante la falta de igualdad y equidad, se puede comprender con más facilidad por qué quienes tienen las condiciones y las posibilidades deciden no ser madres”, finalizó la académica.
MJA