Alan Castañeda Landaverde, psicólogo clínico del Hospital General de Pachuca, señaló que este espacio atiende entre 10 y 20 casos al año de niños o adolescentes con síndrome de Asperger.
“Nosotros les damos la atención con un enfoque de neuropsicología, el cual está enfocado a la atención, la intervención y la rehabilitación de algunos procesos de desarrollo en niños”, sostuvo.
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Indicó que los criterios de diagnóstico de los manuales de salud han cambiado y han categorizado al síndrome de Asperger como trastorno del espectro autista, “pero por cuestiones de identidad se mantiene el concepto”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos del espectro autista son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, los cuales aparecen en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. En la mayoría de los casos se manifiestan en los primeros cinco años de vida.
“La diferencia como tal del síndrome de Asperger con el autismo clásico es que el Asperger no cuenta con una condición de discapacidad intelectual moderada o severa y no presenta como tal dificultades en el aspecto del lenguaje, esas son las dos características más importantes que lo hacen diferente del autismo típico lo que le permite al niño ser más funcional prácticamente en todas las áreas de desarrollo”, explicó Castañeda Landaverde.
Este 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Se le denomina síndrome de Asperger al conjunto de trastornos neurobiológicos que forman parte del trastorno del espectro autista, es decir, es un trastorno del desarrollo que engloba una serie de aspectos que definen a la persona que lo padece.
“El asperger es un trastorno complejo del neurodesarrollo, dentro de la nueva categoría es la condición clínica más amable porque no cuenta con estas condiciones de discapacidad intelectual ni de un retardo en el lenguaje severo”, precisó el psicólogo clínico del Hospital General.
Apuntó que los casos son referidos a los servicios psicológicos del hospital por el área de pediatría y apuntó que cuando los profesores detectan esta enfermedad en las escuelas los canalizan a la Secretaría de Educación Pública y esta los transfiere al hospital.
“Generalmente son las instituciones de educación, las primarias o estancias infantiles, quienes nos refieren a los niños aún sin el conocimiento del diagnóstico, ven algún patrón conductual, sobre todo atípico en el niño y hacen la referencia al hospital y aquí nosotros nos encargamos de darles el diagnóstico y la atención”, agregó.
Respecto a cómo se atienden los casos, mencionó que primero se realiza el diagnóstico para ver el nivel en el que se encuentra la persona, además de realizar pruebas de valoración y se implementan una serie de programas para su intervención, “e intentar mejorar algunos de sus procesos de desarrollo, es importante elaborar el diagnóstico pero para nosotros es importante mejorar algunos procesos de desarrollo para provocar su independencia”.