Para Christian Benítez Rodríguez, laborar durante casi dos años en la primera línea para combatir al covid-19, le permite decir que la gente no es consciente de lo crucial que es la atención primaria en los hospitales. Además, asegura que el personal de la salud se enfrenta a una falta de reconocimiento a nivel profesional y social cuando tiene un papel fundamental.
“Nosotros nos esforzamos, lo damos todo y la gente no lo entiende. Lo peor de todo es que son pacientes reincidentes, que ya se contagiaron en el pico pasado y ahora volvieron a regresar”, comentó el supervisor clínico por parte de Enfermería en el área de Cuidados Críticos en Terapia Intensiva del Centro de Enfermedades Respiratorias (CER), del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (Issstep).
Remarca que para el personal médico no es nada grato presenciar el deceso de sus pacientes. “Te vas a preparar para atender a personas que la vas a ver vestirse e irse a su casa, pero nunca pensamos ni vimos la magnitud de lo que íbamos a vivir, de ver morir a mucha gente, a veces en un turno fueron muchas defunciones, papás, hermanos, hijos, hasta familias completas”, añadió.
Por esta situación, estima que aunque el personal ya aprendió a vivir con eso, de ninguna manera está bien en la parte emocional. “Nos pega porque somos humanos. Nos afecta porque no es padre ver morir a gente joven, a gente que tiene a su mamá en casa esperándolo”.
Pese a ello, dice que nunca ha considerado dejar de ejercer su profesión. “Me gusta mi trabajo, siempre doy el plus, dar lo mejor de mí, buscar mejores estrategias para que los decesos disminuyan, esa es nuestra meta. Siento que todo profesional de salud que ama su carrera, esa es su meta, tratar de mejorar la salud de sus pacientes”.
Impotencia y coraje es lo que le genera ver a la gente sin cuidarse. “Nosotros que estamos aquí adentro, que lo vivimos a diario, en la línea de fuego donde convives a diario con el covid, y las personas que andan en la calle, en fiestas, a los chicos en los antros, sí da coraje”.
Añade que, “siempre les he dicho a mis compañeras que sin nosotros la sociedad se colapsa. En particular lo que es enfermería somos la base de todo sistema de salud. Nosotros administramos, delegamos, tomamos decisiones y eso es lo que más me apasiona. Nuestra carrera da para más y va a dar más, ha evolucionado mucho en estos últimos 20 años y va a seguir evolucionando”.
Pero también le anima su fe en la ciencia y los casos de éxito que han registrado. “Aquí tuvimos compañeros que se contagiaron, la gran mayoría salieron avantes, pero hubo una compañera en particular que estuvo casi 40 días hospitalizada en terapia intensiva intubada con apoyo respiratorio artificial, estuvo grave, y ahora recibirla en su área de trabajo, verla como se reincorpora a nuestro equipo es una satisfacción enorme, el poderla abrazar , el poder platicar con ella. Ella me capacitó cuando llegué aquí, fue mi maestra y ahora verla regresar al equipo es satisfactorio”.
Indica que con la atención de la pandemia se creó escuela dentro de esa unidad, “porque había compañeras que no tenían desarrolladas competencias profesionales y ahora me siento satisfecho porque logran egresar pacientes bien. Lograron desarrollar capacidades, habilidades para mejorar y ahora se ve reflejada en los pacientes”.
CHM