Un equipo de investigadores descubrió cómo el ejercicio reduce la grasa abdominal en el organismo, mediante una molécula de señalización llamada interleucina-6, la cual juega un papel crítico en este proceso, según informa la edición más reciente de la revista Cell Metabolism.
Como se esperaba, una intervención de 12 semanas —que consistía en ejercicios con bicicleta— disminuyó la grasa abdominal visceral en adultos obesos; pero este efecto se eliminó en quienes eran tratados con tocilizumab, un medicamento que bloquea la señalización de la interleucina-6 y actualmente está aprobado para el tratamiento de la artritis reumatoide. Además, el tratamiento con tocilizumab aumentó los niveles de colesterol, sin importar la actividad física.
“El mensaje general es que ‘hay que hacer ejercicio’”, dice la primera autora Anne-Sophie Wedell-Neergaard, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca. “Todos sabemos que el ejercicio promueve una mejor salud, y ahora también sabemos que el entrenamiento regular disminuye la masa abdominal y, por lo tanto, también el riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas”, subraya.
La grasa abdominal está vinculada con mayor riesgo, no solo de enfermedad cardiometabólica, sino también de cáncer, demencia y mortalidad por todas las causas. La actividad física reduce el tejido adiposo visceral, que rodea los órganos internos de la cavidad abdominal, pero los mecanismos subyacentes no han estado claros. Algunos científicos han propuesto que una hormona de “lucha o huida” llamada epinefrina media en este efecto.
Sin embargo, Wedell-Neergaard y la coautora autora del estudio, Helga Ellingsgaard, de la Universidad de Copenhague, sospecharon que la interleucina-6 también puede jugar un papel importante porque regula el metabolismo energético, estimula la descomposición de las grasas en personas sanas y se libra del músculo esquelético durante ejercicio.
Para probar esta idea, las científicas llevaron a cabo un ensayo de 12 semanas en el que asignaron al azar a adultos obesos abdominales a cuatro grupos. Un total de 53 participantes recibieron infusiones intravenosas de tocilizumab o una solución salina como placebo cada cuatro semanas, combinadas con sesiones de ejercicio o bicicleta de 45 minutos cada semana. Los científicos utilizaron imágenes de resonancia magnética para evaluar la masa de tejido graso visceral al principio y al final del estudio.
Más grasa y más colesterol
En los grupos de placebo, el ejercicio redujo la masa de tejido graso visceral en un promedio de 225 gramos, o el 8 por ciento de su masa, en comparación con ningún ejercicio; pero el tratamiento con tocilizumab eliminó este efecto. En los grupos de ejercicio, el tocilizumab también aumentó la masa de tejido graso visceral en 278 gramos, en comparación con el placebo; además elevó el colesterol total y el colesterol “malo” (LDL) en comparación con el placebo, tanto en el grupo de ejercicio como en el grupo que no hizo actividad física.
“Por lo que sabemos, este es el primer estudio que demuestra que la interleucina-6 tiene un papel fisiológico en la regulación de la masa grasa visceral en los humanos”, dice Wedell-Neergaard. Los autores señalan que el estudio fue exploratorio y no tuvo la intención de evaluar un tratamiento en un entorno clínico.
Además, la interleucina-6 puede tener efectos aparentemente opuestos en la inflamación, dependiendo del contexto. Por ejemplo, se observan subidas crónicas de bajo grado de interleucina-6 en pacientes con obesidad grave, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. “Las vías de señalización en las células inmunitarias versus las células musculares difieren sustancialmente, lo que da como resultado acciones proinflamatorias y antiinflamatorias, por lo que la interleucina-6 puede actuar de manera diferente en personas sanas y enfermas”, explica Wedell-Neergaard.
En estudios futuros, los científicos probarán la posibilidad de que la interleucina-6 afecte si se utilizan las grasas o los carbohidratos para generar energía en diversas situaciones y si más interleucina-6, potencialmente administrada como una inyección, reduce la masa de grasa visceral por sí sola.
Colesterol sube 20% tras las fiestas
Los niveles de colesterol son 20 por ciento más altos después de Navidad que en el verano, según demostró un estudio realizado por investigadores del Departamento de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario de Copenhague y del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Copenhague, Dinamarca.
En el trabajo, publicado en la revista Atherosclerosis, se han analizado a 25 mil daneses, de los cuales 90 por ciento tenía colesterol elevado tras las fiestas navideñas, por lo que los investigadores pudieron comprobar que el riesgo de tener los niveles elevados es hasta seis veces mayor tras las navidades.