Una pregunta constante es por qué surgen las enfermedades de la sangre en la niñez y en la edad adulta. ¿Los padres lo heredan a los hijos? ¿Por qué aparece en la infancia? ¿Qué diferencia hay con la vejez? ¿Cuál es la razón que el sistema inmunitario no detiene las células tumorales?
La respuesta se debe, en parte, a las mutaciones en las células; porque el sistema inmune que, originalmente defiende, conforme va envejeciendo disminuye el número de agentes protectores y no detecta células malignas; desde la gestación hay información que luego se activa, pero en situaciones específicas y en condiciones especiales.
La respuesta es aún más compleja y, para ello, es importante ubicar la relevancia que tiene la médula ósea, conocida también como tuétano o la fábrica de la sangre, la cual podría compararse con una estación de tren primario integrado con diversos vagones que trasladan células madre o células progenitoras a través de dicha sangre a cada rincón del cuerpo.
Sus células tienen la facultad de montar una especie de ejército capaz de crear estrategias para detener desde una hemorragia, una infección por bacteria, virus u hongo, hasta una respuesta más inteligente a través de los llamados anticuerpos.
Por lo regular, al día, ese escuadrón se mantiene alerta a través de un sistema de inmuno-vigilancia que, a diario, destruye alrededor de un millón de células cancerígenas con las cuales se enfrenta el organismo, por razones diversas, entre estas, ambientales, condición como nacer con síndrome de Down.
Dicha estrategia de localización de células cancerígenas podríamos también compararla con una gran caja saturada de todo tipo de muñecos, ositos y diversos personajes curiosos idénticos. Entre ellos se va a intentar colar un personaje terrorífico como “Anabel”, de películas de ciencia ficción.
El sistema inmunológico lo localiza, como si se tratará de “encuentra a Wally”, y lo destruye. Ese mismo reto enfrenta un patólogo entrenado para determinar, por ejemplo, que un ganglio es maligno de uno que es benigno.
“Lo fino de todo esto es que, dentro del mar de nuestras células, el sistema inmune tiene que detectar alguna, la cual se ha salido de control, y eso es lo que llamamos inmuno-vigilancia”, explicó Christian Ramos Peñafiel, coordinador de la Clínica de Leucemías Agudas y Mieloma Múltiple Hospital General de México el doctor Eduardo Liceaga.
“Entonces, para que haya cáncer, debe darse una mutación y a la par que el sistema inmune no logre detectar al momento y no la elimine. La célula tumoral pasará desapercibida por el sistema inmune”, aclaró seminario “Educar para vivir” por la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer.
Significa que ese ejército protector, con el tiempo, carecerá de suficiente policías o militares para detectar estas células anormales y, al hacerlo, suele pasársele de largo alguna célula tumoral, misma que se disfraza, por decirlo así, de sana para engañar.
Por lo regular, los pacientes pueden cursar de manera asintomática la enfermedad y por ello se llega cuando la persona ya llega en etapas avanzadas.
Y de ahí la importancia de interpretar la biometría sanguínea para captar a más pacientes en etapas tempranas de la leucemia. También se requieren mejores herramientas diagnosticas para detectar células malignas.
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¿Cuál es la importancia de la médula ósea?
Para entender por qué se enferma la sangre es necesario resaltar la importancia de la médula ósea, la cual, se forma en la última etapa, hacia el tercer trimestre de gestación de un feto, y cuya información acompañará al individuo por este viaje a lo largo de su vida.
“Imaginemos que nos encontramos en el metro de la Ciudad de México. Hay estaciones iniciales, que llamaremos primarias y otras que son secundarias a través de toda la ruta. La estación primaria de la sangre se llama médula ósea, el popular llamado tuétano, y esas células van a vivir dentro de un microambiente llamado hueso que le van a brindar protección - al individuo -. Y ahí vamos a tener a los progenitores sanguíneos, que van a crecer y a diferenciarse a diferentes velocidades”, dijo el médico adscrito al Hospital Regional de Alta Especialidad.
Las células madre o células progenitoras son como la abuelita de la casa, la cual, a su vez, tiene a cargo a dos “mamás”, una llamada Linfoide -se trata de los glóbulos blancos capaces de defender al sistema inmunitario del cuerpo-, y otra se conoce como Mieloide- se encargan de los glóbulos rojos, transporta oxígeno a los tejidos, además, contiene plaquetas que participan del proceso de coagulación de la sangre-.
Cada una tendrá una función esencial, por ejemplo, durante el proceso de circulación, la sangre que se traslada a un órgano llamado timo -se ubica en la parte superior del pecho, bajo el esternón- resulta esencial en la elaboración de los glóbulos blancos, de los linfocitos, que van a proteger contra las infecciones.
El timo es entonces un órgano hematopoyético primario que viajará a los ganglios linfáticos y a otros órganos transitorios, como el hígado y el bazo.
En la sangre periférica se puede detectar las plaquetas, que ayudan a mantener la sangre líquida y a detener las hemorragias; los glóbulos rojos a transportar el oxígeno y mantener nuestro el PH, y los granulocitos- se clasifican en neutrófilos, eosinófilos o basófilos- son la respuesta inmune innata, es la encargada de defender al cuerpo de una infección.
“Es como si lanzaran bombas que explotan para eliminar bacterias, además, de algunos parásitos, pero la respuesta inteligente la van a dar los linfocitos, que se dividen en diferentes tipos, y que forman los populares anticuerpos”, detalló el especialista
De modo que estas células, los linfocitos, se encargan de guardar esta memoria. Son los encargados de “defendernos”, en un futuro, de alguna enfermedad y son los vigilantes de todo nuestro organismo. No sólo de infecciones por bacterias, virus y hongos, sino también el desarrollo de células tumorales.
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¿Por qué enferma la sangre?
La sangre es la combinación de diferentes células que tienen una estrategia, ya sea de detener una hemorragia o una infección, montar esa respuesta inteligente a través del sistema auto inmune.
Para dar respuesta al porque da cáncer, se puede argumentar que, normalmente estas células tienden a tener mutaciones. Como se mencionó. “Solo el día de hoy vamos a hacer en promedio un millón de células de cáncer” y se alojaran en tejidos como el sistema nervioso, células sanguíneas, en el intestino.
En ese “viaje” por las células madre, también, se pierden ciertas capacidades con paso del tiempo, con el envejecimiento. Una de esas pérdidas es la de renovarse por sí solas, la de comprometerse en un linaje específico, con un equipo de futbol, por ejemplo,
Y también, asevero Ramos Peñafiel, pierden la capacidad de diferenciarse. No es lo mismo las células madre, que surgen de la estación principal, de la médula ósea, que la sangre periférica, aquella que vemos cuando hay un pinchazo y suele ser útil para hacer biometría hemática de medición, por ejemplo, de anemia y de plaquetas.
“Cuando envejecemos, en algún momento dado, nuestro sistema inmune no va a ser capaz de vigilar todas las células generadas”, aclaró Ramos Peñafiel.
El especialista ejemplifico que es como ir al aeropuerto, el sistema inmune detecta una célula normal de la que no es normal, utilizando diferentes receptores de la membrana que se llama el complejo mayor de histocompatibilidad.
“De ahí que las células malignas, las células tumorales, tengan la habilidad de poder hipnotizar y engañar a nuestro sistema inmune. ¿Cómo lo hace? Secretando diferentes señales, lo que hace que el sistema inmune, casi casi, no se active y, con eso pueda pasar desapercibido”.
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La enfermedad en la infancia
La enfermedad también puede darse en la infancia. No solo se trata de un proceso de envejecimiento; cuando se forma el feto, durante ese periodo embrionario, dentro del útero de la madre, se guarda toda una memoria.
Si la estación -el tren tren- se encienden durante la etapa de gestación y luego esa persona nace y se enferma, “se vuelve a activar” las alertas.
La hemopoyesis -que es el proceso de formación de las células de la sangre, los glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos)- también puede mutar.
Entonces, las dos células, las normales y las células cancerígenas, van a estar en la misma estación y en la misma casa.
“¿Cuál va a ser el problema? Que la célula de leucemia desplaza poco a poco a las células normales hasta volverse, literalmente, en la célula reina de la médula ósea. Esto hace que la sangre no sea funcional”, comentó.
Al ser cuestionado sobre si la leucemia puede ser heredable, la especialista argumentó que a través del cordón umbilical se pueden encontrar algunas anomalías cromosómicas alteraciones y mutaciones que se ven en los pacientes con leucemias.
“Pero finalmente, eso no nos indica que ese niño, el cual acaba de nacer, va a desarrollar inmediatamente la enfermedad”, aseveró.
"Lo cierto es que diversas enfermedades", agregó, “se activan en el periodo embrionario. Cuando tenemos un cáncer se reactivan, de manera muy bizarra, y estas células vuelan a pasar como si estuviéramos en ese periodo embrionario”.
Hay familias con diversos tipos de cáncer y tendrá errores en los mecanismos de reparación del material genético, lo cual los eleva en un riesgo de padecer cáncer cuando se enfrenta, uno, a los rayos solares en la playa y se presentan lesiones en la piel.
“No se desarrolla melanoma cuando los mecanismos de reparación están estables”, precisó.
Es preciso aclarar que la leucemopoyosis es la combinación de diferentes factores: del material genético, pero se requiere tener la combinación de diferentes señales generando la oncogénesis, es decir, un gen normal que en determinada situación puede convertirse en maligno. Se involucra el ambiente exterior y el microambiente entrenador lo que puede generar una célula benigna o una célula del lado oscuro.
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¿Qué tipo de cáncer se tiene por edad?
Todo depende de la edad. Si se presenta en la infancia y adolescencia, se llamará leucemia linfoblástica aguda, que es la más frecuente; mientras, entre los adultos mayores, incluso, por encima de los 50 años, se llamará leucemia mieloide aguda.
Existen también condicionantes. Los pacientes con síndrome de Down, por ejemplo, presentan “un error en su cromosoma” y, por ello, los menores y adultos tendrán 20 veces más probabilidad de desarrollar leucemia.
También se puede presentar más pronto porque “todas las células quieren aumentar y proliferar”.
En los niños, las células cancerígenas proliferan de manera descontrolada, como si fuera un kínder fuera del control.
Se da una diferencia con el cáncer mieloide en los adultos, en el cual el sistema inmune pasa desapercibida dicha célula. Por ello, en los adultos, las células van creciendo poco a poco, aunque, finalmente, desplazan la hemopoyesis normal.
¿Entonces dónde se va a originar el cáncer? Se va a originar el cáncer dentro de nuestro material genético y este material genético se encuentra albergado en los cromosomas.
Cuando los cromosomas sufren mucha tensión y estrés, pueden generar célula de cáncer. Esa es la huella digital, por decirlo, del cáncer de sangre. Y que mayor estrés que las células tengas como función el dividirse.
“Mientras más células se dividan, pues va a generar que estas células, en algún punto, puedan llegar a tener un error”.
“Imaginemos que es un mensaje de texto. Si lo escribes una sola vez, no hay problema, pero si lo tienes que estar escribiendo dos mil veces, o dos millones de veces; en algún punto va a haber un error, y al envejecer no habrá suficientes células protectoras de nuestro sistema inmune que eliminen a estas células con mutación”, añadió.
Para ese punto, la persona ya presenta una enfermedad en la sangre. Su situación es que presentará, entre otros, cansancio y dolor, fiebre y afectaciones en órganos, en hígado, bazo engrandado, palidez o hasta golpes tipo moretones.
Si afecta directamente todas las estaciones primarias, lo llamamos leucemias, pero sí afecta las estaciones secundarias, llamados ganglios, y se le denomina linfomas.
“Las leucemias van a ser más frecuentes durante nuestras primeras etapas, en comparación con los linfomas, los cuales van a ser más frecuentes a partir de la adolescencia y hasta convertirnos adultos mayores”, explicó.
También hay mutaciones que se originan en las citocinas, que son proteínas que fabrican las células cuando quieren comunicarse entre ellas y las cuales forman parte del sistema inmunológico. Su función es responder contra el ataque de patógenos.
Cuando se registraron las primeras muertes por covid-19, la respuesta médica era que había una “tormenta de citocinas”, es decir, de células inmunes que se propagaban más allá de las partes infectadas del cuerpo y atacando tejidos sanos.
La mutación también puede darse por efectos de las hormonas y durante los llamados factores de transcripción, es decir, los mensajes que finalmente hacen que se diferencien la célula en cada camino.
“El cáncer es una de las principales causas de muerte en nuestra población: un 60 por ciento va a fallecer por una causa cardiovascular; pero 30 por ciento por algún tipo de cáncer. Entre estos pacientes, un 10 por ciento será por la combinación de trombosis y de cáncer. Por eso es importante entender que todo se va a originar en la médula ósea, en la fábrica de la sangre”, aclaró.
Hay que evitar, añadió, que los pacientes lleguen a desarrollar, por ejemplo, ganglios malignos muy protuberantes, masas en el cuello que comprometen la vida. Nada como la exploración alrededor del cuello, en un 60 por ciento se detectan. También en el abdomen bolitas. Además, si hay aumento de tamaño del hígado y de bazo, combinado con cansancio y sangrados, “nos va a orientar de que la sangre se está enfermando”, por lo que la especialista señaló que es importante hacer estudios de biometría hemática.
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Diferencia de agudas y crónicas
El especialista señaló que se dividirán en dos, la agudas y las crónicas, donde dicha clasificación va a ser dada por el tiempo, una leucemia aguda tendrá un inicio súbito, un paciente se encontraba bien y de dos a tres semanas desarrolló síntomas, mientras que una leucemia crónica, es aquella en la cual los síntomas se van a presentarse poco a poco, hasta que se llega un punto en el que el paciente ya no puede más.
“Las agudas son extremadamente celosas, les gusta desplazar toda la sangre por estas células malignas, sustituirla, y esto va a hacer que nuestro tanque de gasolina llamada hemoglobina caiga drásticamente y esto va a generar que la sangre no funcione”, aseveró.
Por ello, el paciente va a desarrollar anemia, plaquetas bajas, trombocitopenia y esto va a repercutir en sangrados. El 80 por ciento de los pacientes va a desarrollar anemias y un 60 por ciento debitar con una manifestación hemorrágica. Hasta ahora el tratamiento estándar es la quimioterapia, aunque también hay inmunoterapias que reactivan el sistema inmune. Son esenciales para intentar curar a los pacientes, finalizó Ramos Peñafiel.
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