Están por pasar dos años desde el primer contagio de covid-19 en Puebla. Un 10 de marzo de 2020, autoridades federales y estatales confirmaban la llegada del virus al estado debido a un caso de importación, correspondiente a un hombre de 47 años proveniente de Alemania por temas laborales con una empresa automotriz.
Desde entonces, el coronavirus se propagó en gran parte de los municipios de Puebla, con algunas excepciones en poblados pequeños como Axutla, Chigmecatitlán, Zapotitlán, Tepeyahualco, Tlapacoya, Coyomeapan y Tepango de Rodríguez, que a la fecha se erigen como los únicos libres de contagio.
Para hacer un análisis de la pandemia, MILENIO Puebla hizo un corte de caja con las cifras reportadas por la Secretaría de Salud (Ssa) estatal hasta el 4 de marzo de 2022, en el que se acumularon 154 mil 461 casos positivos y 16 mil 977 muertos en un periodo de 724 días.
En la frialdad de los números los resultados arrojaron que, en promedio, cada día se infectaron 213 poblanos y 23 perdieron la vida; para entenderlo de otra manera, 6 personas se contagiaron y una falleció cada hora, aunque en la realidad la propagación de la enfermedad y sus estragos se vivieron de manera “dinámica” con el paso de los meses.
Así lo expresó para MILENIO Puebla el titular de la Ssa estatal, José Antonio Martínez García, quien en su experiencia compartió que los picos de la primera y la segunda ola fueron los momentos más complicados de la pandemia, ya que la población no estaba vacunada y los contagios se dispararon de forma considerable, sumado a que los medicamentos y el oxígeno comenzaban a escasear y el sistema hospitalario de Puebla estuvo a punto de colapsar.
“Empezaba a escasear el oxígeno, los medicamentos para mantener a un paciente intubado ya no habían, con la adhesión de Puebla al Insabi ya no recibíamos dinero sino apoyo en especie, y no nos mandaron, el gobernador de inmediato dijo: ‘Doctor, no sé cómo le haga pero me los consigue’. Logramos tener proveedores y gracias a eso no colapsó el mismo sistema hospitalario, todas las instituciones nos apoyamos, ya entrábamos en desesperación”.
Cuatro olas con sus respectivas variantes como ómicron, delta, alfa, gamma y épsilon han golpeado a la sociedad y, pese a ello, el acumulado de casos positivos permitió identificar que solo 2.34 por ciento de los 6 millones 583 mil 278 habitantes en Puebla se han infectado de coronavirus, mientras que las defunciones representan 0.25 por ciento.
Para Martínez García, una de las claves que ha permitido que en Puebla no ocurrieran “escenarios catastróficos” fue que desde enero de 2020, dos meses antes del primer contagio, el gobernador Miguel Barbosa ordenó la reconversión de los hospitales, la capacitación del personal por la salud y la adquisición de materiales e insumos, como ventiladores mecánicos, que en su momento llegaron a pensar que serían “la pieza angular” en la atención de pacientes.
“Cuando se empezaron a contagiar familiares y a fallecer, nos empezamos a dar cuenta de la necesidad del uso de cubrebocas, de mantener la sana distancia, del lavado de manos y de evitar las aglomeraciones, eso fue lo que hizo que tuviéramos conciencia social y esa es una forma de mitigación y la mitigación es una forma de tratamiento de la covid-19”.
Consideró que Puebla fuera reconocido en diciembre de 2021 como estado modelo en el manejo de la pandemia obedece a varios factores, principalmente, a la disposición de todas las instituciones públicas y privadas por la salud para unir esfuerzos en el tratamiento de los pacientes, así como la emisión de decretos por parte del gobernador para regular las actividades sociales y económicas.
“Fue la manera como pudimos conjuntar las instituciones públicas y las privadas, hicimos un sistema único y todo esto vino a favorecer que no existieran las imágenes que vimos en la Ciudad de México donde los hospitales estaban cerrados por no tener cupo y la gente se quedaba en la calle, gracias a esta estrategia, a la reconversión y a la homologación del manejo en el Issste, en el Issstep, en el IMSS, nosotros y los privados hizo que tuviéramos un conjunto único en el país”.
Aunque al inicio de la pandemia la Federación se encargó de emitir los lineamientos para la contención del virus, el gobierno estatal asumió las riendas en la estrategia de prevención y combate contra el covid-19 a lo largo de 2020, 2021 y 2022, aunque el último decreto fue publicado el 13 de octubre pasado para convertir a Puebla en el primer estado que autorizaba la reactivación de todas las actividades económicas, sociales, culturales y religiosas al 100 por ciento de su capacidad.
El secretario de Salud dejó en claro que una quinta ola de contagios es probable siempre y cuando haya países con pocos avances en la vacunación, tal y como sucedió con la cuarta oleada en Sudáfrica, donde al momento de la aparición de ómicron solo 10 por ciento de la población estaba inoculada, lo que provocó la multiplicación de los casos positivos.
Compartió que Puebla tiene un progreso de 99 por ciento en la aplicación de primeras dosis de la vacuna anticovid, así como de 92 por ciento respecto a segundas dosis; no obstante, reconoció que aproximadamente hay de 43 mil a 45 mil poblanos que siguen sin acudir por su biológico aún y cuando saben del riesgo y lo vulnerables que son si se presenta una nueva cepa u oleada de contagios.
“Hay muchísima gente antivacuna y nunca los vamos a convencer, lo único que les puedo yo decir es que en esta cuarta ola con ómicron van casi 300 muertes, 85 por ciento no estaban vacunados, el otro 10 por ciento solo se puso una dosis y otro 5 por ciento tenía el esquema completo pero tenían su diabetes descontrolada, obesidad mórbida muy grave o una cardiopatía que lo único que hizo la covid-19 fue complicar su salud y luego fallecieron, la importancia de la vacunación está fundamentada con los datos que te acabo de decir. Si todavía no se vacunan, reculen y vacúnense porque van a ser la población vulnerable”.
Según sus proyecciones, basadas en los informes de la Dirección de Vigilancia Epidemiológica estatal, hacia octubre de 2022 el covid-19 podría convertirse en una enfermedad endémica y posteriormente en una de tipo estacional, tal y como sucedió años atrás con la influenza.
“Me siento satisfecho, ya empezamos a ver la luz al final del túnel, todavía no hay que bajar la guardia pero las proyecciones mientras no salga otra cepa u otra variante a nivel mundial, porque esto solo se va a lograr si a nivel mundial la cobertura de vacunas es suficiente, si seguimos como vamos ahorita creemos que a partir de octubre (de 2022) ya se haga endémico y posteriormente se haga estacional”.
Mientras eso sucede, llamó a la población para mantener los protocolos de prevención conocidos por todos, pues sumado a la vacunación, son las únicas armas disponibles para frenar la propagación del virus.
“No hay que confiarnos, la adopción de las medidas de mitigación son una necesidad, mi uso de cubrebocas es como ponerse una camisa, un pantalón o unos calcetines, el lavado constante de manos, si veo que una tienda tiene mucha gente mejor no entro, todo eso lo aprendimos pero hay que continuar con esas medidas. La adaptación a esta enfermedad es socialmente una necesidad, ¿vamos a estar así? Sí. ¿Debemos de cuidarnos? Sí. Conciencia social, hay que seguirnos cuidando hasta que no sea endémico o estacional, esa es la recomendación del día”.
José Antonio Martínez García enalteció la labor y el compromiso que han desempeñado los profesionales por la salud, ya que sin su preparación, apoyo, dedicación, vocación y sacrificio, la atención en el tratamiento y alta de los pacientes con coronavirus no habría sido posible.
En el informe más reciente del Ejecutivo estatal la Ssa reveló que tiene una plantilla de 5 mil 255 trabajadores: 2 mil 474 médicos, 2 mil 459 enfermeras, 185 camilleros, 132 inhaloterapistas y 5 fisioterapeutas, mismos que se suman a los 415 médicos y 446 enfermeras que el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) contrató por su cuenta para la atención de pacientes contagiados, dando un total de 6 mil 116 profesionales avocados a contener la enfermedad.
AFM