Proyecto HAARP; lo que hay detrás de la supuesta ‘arma climática’

El Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés) ha sido relacionado con un sin fin de 'fake news' y teorías conspiranoicas, incluida la creación de un arma que puede formar DANAS y huracanes.

Conjunto de antenas HAARP cerca de Gakona, Alaska | Foto: Todd Paris/UAF/ARCUS
Lizeth Hernández
Ciudad de México /

A la mitad de la nada, cerca de los confines del mundo, se encuentra una red de 180 antenas distribuidas en 140 mil metros cuadrados. Su objetivo: producir y lanzar transmisiones de alta frecuencia a una parte limitada de la ionosfera.

Para algunos, se trata de un arma capaz de controlar el clima, para otros, esta idea no es más que una tergiversada teoría sobre la aplicación de la ciencia.

Dadas sus características y origen de corte militar, desde hace más de una década, el Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés) que se desarrolla en Alaska, se ha convertido en el blanco perfecto de una red de teorías conspiranoicas.

El ex gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, afirmó que HAARP era un 'dispositivo de control mental'; Hugo Chávez afirmaba que se utilizó para crear el devastador terremoto de Haití de 2010.

Se le ha culpado de todo: desde el calentamiento global hasta desastres naturales.

Las historias llegan hasta nuestros días, convirtiendo a HAARP en una supuesta máquina capaz de crear huracanes devastadores e incluso de las lluvias que azotaron recientemente a Valencia, EspañaLas fake news  echan por la ventana toda explicación científica.

Y es que, dentro de la vorágine de versiones y supuestas pruebas que pululan en redes sociales y páginas de internet, existen varios cabos sueltos y piezas que no embonan. Especialmente cuando se le relaciona con el clima. 

Gakona, Alaska es en donde se ubican las 130 antenas | HAARPS

HAARP y su relación militar

La Fuerza Aérea de Estados Unidos originalmente desarrolló y fue propietaria de HAARP, pero transfirió los instrumentos de investigación a la Universidad de Alaska Fairbanks (UAF) en agosto de 2015. Actualmente la institución opera el sitio bajo un acuerdo con la Fuerza Aérea.

Todo comenzó en 1990, un año antes de que se diera por concluida la Guerra Fría, y periodo en el que inició la Guerra del Golfo. El Congreso de Estados Unidos envío una iniciativa “para ampliar el conocimiento de la atmósfera superior de la Tierra y sus efectos en la propagación de ondas de radio”, como explica la UAF.

El terreno en el que se construyó fue adquirido originalmente por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) para construir un radar de retrodispersión sobre el horizonte. Sin embargo, al concluir la Guerra Fría cambiaron las prioridades de financiación, lo que llevó a la cancelación del radar antes de que comenzara la construcción.

Fue entonces que se planteó HAARP, que fungiría como una herramienta para mejorar los sistemas de comunicación, vigilancia y navegación tanto “para fines civiles como de defensa”.

“(...) el apoyo para HAARP y su base de usuarios ha provenido históricamente del Departamento de Defensa (DOD), con apoyo de la Armada y la Fuerza Aérea para una variedad de aplicaciones relacionadas con lo militar, como comunicaciones de baja frecuencia e investigación asociada en radiofrecuencia (RF) y física fundamental”, señala el informe Oportunidades para transmisores de alta potencia y alta frecuencia para avanzar en la investigación ionosférica y termosférica , publicado en 2014 y disponible en la página de la universidad.

La aplicación de sistemas de baja frecuencia y radiofrecuencia tiene un papel importante en el ámbito militar: se utilizan para alimentar aplicaciones electrónicas como sistemas de inteligencia, vigilancia y comunicación en zonas de difícil acceso. Algunas de sus aplicaciones son la identificación de potenciales amenazas (como misiles), y el estudio de reconocimiento del paisaje. 

De 1990 a 2014 el programa fue gestionado por la USAF y la Armada estadounidense con el fin de estudiar las “propiedades físicas y eléctricas de la ionosfera de la Tierra, que pueden afectar a nuestros sistemas de comunicación y navegación militares y civiles”.

Sin embargo, para 2015, el proyecto quedó en manos de la Universidad de AlaskaUn año después, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) con la que se transfirieron aproximadamente mil 158 acres y los elementos asociados de HAARP a la universidad.

Actualmente no hay miembros militares asignados en el proyecto. Todas sus investigaciones son de dominio público, es decir, su labor no está clasificada. Los resultados de sus experimentos han sido publicados en revistas revisadas por pares, como Journal of Geophysical Research, Geophysical Research Letters y Radio Science

El objetivo de HAARP es realizar un estudio fundamental de los procesos físicos que se llevan a cabo en las partes más altas de la atmósfera | HAARPS

HAARP cuenta con la participación de muchas instituciones, entre ellas la NASA, UCLA, el MIT, las universidades de Stanford, Massachusetts, Clemson, de Dartmouth, Tulsa, Maryland, la Universidad Estatal de Pensilvania y la Universidad de Cornell. 

A partir de 2018 las instalaciones abrieron sus puertas para todos aquellos interesados en conocerlas, en parte, con el fin de cambiar su imagen. Al respecto, Bob McCoy, director del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska Fairbanks, reiteró la necesidad de abrir el panorama sobre las posibilidades científicas que brinda el proyecto y dejar de lado las teorías conspiranoicas: 

“Básicamente, [HAARP] convierte la ionosfera en un laboratorio y podemos hacer experimentos que nadie más puede hacer. Es un laboratorio sin paredes”

Hoy en día, el proyecto tiene como objetivo comprender la física de la ionosfera, que responde constantemente a la influencia del Sol. Las erupciones solares pueden enviar partículas hacia la Tierra, lo que en ocasiones interrumpe las comunicaciones y la red eléctrica.

El Wi-Fi, teléfonos inteligentes y aplicaciones de localización depende de las ondas de radio para conectar los aparatos. La ionosfera, afecta a los servicios de localización de los teléfonos y a las direcciones transmitidas por las unidades de navegación de los coches.

Si los científicos logran comprender mejor lo que sucede en esta región de la atmósfera (más cercana al espacio que a la Tierra), podrían mitigar algunos de estos problemas. 

De su pasado a las acusaciones de ‘arma climática’

Su pasado ha llevado a la creación de un sin fin de historias disparatadas, desde aquellas que la señalan de ser capaz de controlar mentes hasta ser una potente 'arma climática'. 

Pero, ¿HAARP tiene la capacidad de controlar el clima? Para responder a la pregunta, MILENIO consultó a expertos.

De acuerdo con Rod Boyce, Comunicador científico de información pública del Instituto Geofísico de la Univerdidad de Alaska, aunque HAARP posee el transmisor de radio de alta frecuencia más poderoso del mundo —conocido como Instrumento de Investigación Ionosférica (IRI)— no puede cambiar los patrones climáticos.

Los científicos del HAARP utilizan transmisores de radio de alta frecuencia para calentar pequeñas regiones de la ionosfera | HAARP

Mediante un correo, el experto reiteró que HAARP es básicamente un gran transmisor de radio, cuyos rangos de frecuencia no son absorbidos ni en la troposfera ni en la estratosfera, los dos niveles de la atmósfera en los que se fragua el clima de la Tierra.

“Como no hay interacción, no hay forma de controlar el clima. El conjunto HAARP (llamado el Instrumento de Investigación Ionosférica) es básicamente un gran transmisor de radio”, reitera.

Una forma de ejemplificar su funcionamiento es con un microondas: las ondas que envía este aparato no calientan de igual forma un alimento, ya que en ciertos puntos, las ondas rebotan más que en otras.

Las ondas de radio que son enviadas por HAARP interactúan con cargas y corrientes eléctricas que se encuentran en la ionosfera, una región que está siempre ionizada debido a la radiación solar (es decir que los átomos y moléculas en esta capa están cargados eléctricamente porque la luz del sol les ha quitado electrones).

“Las interacciones electromagnéticas sólo ocurren en el vacío cercano de la región enrarecida, pero cargada eléctricamente, de la atmósfera por encima de unos 60-80 km (un poco más de 45 millas), conocida como ionosfera. La ionosfera se crea y se repone continuamente a medida que la radiación del sol interactúa con los niveles más altos de la atmósfera de la Tierra”, añade la página de preguntas frecuentes de HAARP.

Dichas ondas no logran conectar significativamente con la troposfera, la capa de la atmósfera más cercana a la Tierra que contiene el aire, las nubes y en donde se da la mayor parte de los fenómenos determinantes del estado del tiempo.

Un ejemplo claro de la independencia de los fenómenos en ambas capas de la tierra son las tormentas ionosféricas ocasionadas por el sol: estas no afectan el clima en la superficie del planeta.

Dado que el uso de HAARP implica el calentamiento ionosférico, despierta dudas respecto a sus consecuencias a largo plazo, sin embargo, los expertos de la UAF explican que en realidad el calentamiento inducido artificialmente se elimina rápidamente.


“Dependiendo de la altura dentro de la ionosfera donde se produjo originalmente el efecto, estos efectos ya no son detectables después de un tiempo que varía de menos de un segundo a diez minutos”.

Pese a las explicaciones, cada temporada más de un medio ha tenido que salir a desmentir la supuesta relación entre HAARP y fenómenos meteorológicos. Por ejemplo, en octubre de 2024 la agencia Reuters negó que el proyecto fuera el culpable de las inundaciones en Nuevo México.

El caso más reciente se dio luego de que en redes sociales se replicaran imágenes de dos centrales eléctricas flotantes que, supuestamente, habrían causado las lluvias torrenciales en Valencia, España, en donde las inundaciones provocaron la muerte de más de 200 personas y decenas de desaparecidos.

Algunos usuarios llegaron a asegurar que los barcos estarían vinculados con el proyecto estadounidense. Sin embargo, los navíos observados pertenecen a una compañía turca.

Meteorólogos y científicos que estudian el clima han explicado que la responsable de la devastación fue una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que como otros fenómenos de precipitación, se originó en la troposfera. La DANA o gota fría tiene una histórica presencia en la región y ha ocasionado grandes inundaciones en el pasado.   

HAARP se enciende y se apaga

Algo importante de mencionar es que el proyecto hace investigación teórica y práctica, sin embargo, esto no quiere decir que siempre esté enviando señales a la ionosfera, sino que lo hace de manera esporádica, en campañas de investigación. 

En octubre de 2022 HAARP realizó una campaña de investigación de 10 días, considerada la "más grande y diversa de la instalación hasta la fecha", según mencionó la directora del programa, Jessica Matthews en aquel entonces. 

Uno de los experimentos más importantes que se llevó a cabo durante dicha campaña fue "Júpiter Bounce" o "Ionosonda interplanetaria", mismo en el que se puso a prueba la capacidad de HAARP para hacer rebotar señales en la ionosfera de Júpiter, al tiempo que determinaría la capacidad de los receptores del Long Wavelength Array de la Universidad de Nuevo México para recibir las señales reflejadas.

El experimento fue considerado "la mayor operación de teledetección activa de la historia", según el comunicado de la UAF.


LHM 



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