La química es una ciencia existencial: hay que saber qué es lo que nos rodea y cómo funcionan las cosas. Así la define Morten Peter Meldal, Premio Nobel de Química 2022 que se presentó en la FIL Guadalajara de este año.
Su trabajo, junto con el de sus compañeros Carolyn R. Bertozzi, de la Universidad de Stanford y K. Barry Sharpless, del Instituto Scripps de Investigación, cimentó la química del click, misma que podría abrir las puertas a la creación de nuevos materiales y medicamentos.
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En palabras del químico, funciona como si fueran piezas de Lego, algunas tienen protuberancias y otras agujeros que embonan formando otros compuestos que posibilitan un sin número de funciones.
Actualmente se está buscando que dichas funciones tengan un uso en el tratamiento del cáncer, Alzheimer, diabetes y otras enfermedades degenerativas.
Dadas las características del proyecto, incluso se ha planteado la posibilidad de que en el futuro se diseñe algo parecido a un “robot" molecular, como adelantó Morten.
Esto implicaría que diferentes moléculas podrían ser “programadas” y unidas con el fin complementar sus funciones, por ejemplo, en el caso del cáncer, mientras unas reconocen las células malignas, otra se encargaría de exterminarlas.
Esto es algo que ya hace la naturaleza, es la química orgánica conduce a los seres vivos: cuando alguien se enamora, se enoja o se asusta se despliegan reacciones químicas. La complejidad dentro de ella es algo que Morten aspira entender.
“La química no está en todo. La química es todo. Cada respiración. Todo es química: cuando estamos cansados, cuando estamos enamorados”, dijo durante su conferencia.
El rancho de su abuelo y la capacidad de mirar
Ante un entorno cada vez más desafiante y en medio de la crisis climática, la investigación científica podría plantar nuevos panoramas futuros.
De ahí la insistencia de Morten por incentivar a los jóvenes a hacerse preguntas y aprender a observar. De hecho, compartió que gran parte de lo que lo motivó a dedicarse a la química fue el rancho de su abuelo en Dinamarca: fue en este lugar donde comenzó a preguntarse sobre el lenguaje secreto de las plantas y maravillarse con los pequeños universos vivos encapsulados en un solo espacio.
“Todo era una oportunidad de conocer a la naturaleza ¿Cómo se comunican los árboles con las otras plantas?”
Aseguró que dentro de la ciencia no basta el conocimiento, esta solo es una parte del camino, también se requiere de cierta intuición. De hecho, el científico y sus colegas encontraron la clave de la química del click en un resultado inesperado. Notar las posibilidades en ese "error" fue (en parte) el detonante de la investigación.
Junto con ello, agregó que se tiene que aceptar al fracaso como una variable constante: “El camino al éxito no es recto. Van a fracasar. Van a volver a fallar”. De ahí la importancia de la rebeldía, para el científico es una vía en dirección a lo diferente, lo que lleva a alguien a cuestionar el cómo y el por qué de las cosas: “No hay recetas”.
El futuro de la química click
Actualmente hay entre 40 y 50 moléculas en pruebas clínicas. Se han aplicado en ratones, no obstante, aún falta un largo recorrido para comenzar a probar la química del click en personas.
En cuanto al futuro del investigador, adelantó que además de invertir tiempo en sus hobbies (como tocar música y viajar), en algún momento le gustaría plantear investigaciones en el campo del reconocimiento molecular.
“Es lo más importante que podemos aprender, porque es un requisito para cualquier proceso biológico”, detalló.
LHM