Así llegó Rodolfo Neri Vela, el primer astronauta mexicano, al espacio

Conoce la historia del científico mexicano que estudió en la UNAM y 'alcanzó las estrellas' en 1985.

Formó parte de la Misión STS-61-B del transbordador espacial Atlantis. (Rodolfo Neri Vela)
Ciudad de México /

Rodolfo Neri Vela pasó a la historia por cumplir uno de sus sueños de la infancia: alcanzar las estrellas. Originario del estado de Guerrero y egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), él fue el primer mexicano (y latinoamericano) en convertirse en astronauta y viajar al espacio.

Nació el 19 de febrero de 1952 en la ciudad de Chilpancingo. Desde joven fue aplicado en sus estudios: ingresó a la UNAM, donde en 1975 se tituló como Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica en la Facultad de Ingeniería. Luego, en 1976, hizo una Maestría en Sistemas de Telecomunicaciones en la Universidad de Essex, Inglaterra. Y posteriormente, en 1979, realizó un Doctorado en el área de Electromagnetismo Aplicado en la Universidad de Birmingham.

Pero su mayor aprendizaje le llegó a mediados de los años 80, cuando fue seleccionado por la NASA para ser parte de la Misión STS-61-B del transbordador espacial Atlantis, que tenía como objetivo poner en órbita tres satélites de comunicación: el AUSSAT-2 de Australia, el SATCOM K2 de Estados Unidos y el Morelos II de México, dentro del que fuera entonces el primer programa de colaboración entre la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la agencia espacial estadunidense.

“Morelos II representó un gran avance tecnológico para unificar zonas rurales y urbanas, cubrió el territorio mexicano y ofreció servicios de telefonía, datos y televisión, con una vida útil originalmente de nueve años, pero que, gracias al talento de los ingenieros mexicanos, pudo alargarse hasta el 2004”, recoge un comunicado de la Agencia Espacial Mexicana.

Tras recibir la noticia de que viajaría al espacio, Neri Vela comenzó una preparación exhaustiva, de casi un año, para afinar su labor en la misión, que estaba directamente relacionada con la puesta en órbita de los satélites.

El primer mexicano fuera de la Tierra

La noche del 26 noviembre de 1985, Brewster H. Shaw Jr. (comandante), Bryan D. O'Connor (doctor de misiones), Mary L. Cleave (especialista de misión), Sherwood C. Spring (especialista de misión), Jerry L. Ross (especialista de misión), Charles D. Walker (especialista de carga) y Neri (especialista de carga), despegaron desde Cabo Cañaveral, Florida.

Aunque la duración del viaje espacial no fue tan prolongada (6 días, 21 horas, 4 minutos y 49 segundos), la tripulación orbitó la Tierra 109 veces. Durante esta experiencia, el mexicano registró todo lo que hacía y veía en casetes, además de monitorear experimentos relacionados con el cultivo de amaranto y de bacterias.

Tortilla, su aporte a la dieta espacial 

También uno de sus grandes aportes (que sigue siendo vital para la NASA) fue la implementación de tortillas en la dieta espacial (el abogó por llevarlas a su misión), pues este alimento, además de su gran valor nutricional, no genera migajas.

“Hasta entonces solamente se consumía pan en las misiones espaciales, que se puede desmoronar y todas esas partículas pequeñas andan flotando por todos lados y se pueden ir acumulando, se quedan en rinconcitos que pueden provocar alguna falla técnica de algún instrumento, dañar una cosa. Todo se tiene que conservar lo más limpio posible, y pedacitos que andan por ahí, a capricho, flotando y escondiéndose, pueden ser muy dañinos. En ese sentido, las tortillas presentan una gran seguridad para los viajes espaciales”, reveló en una entrevista.

Legado de Rodolfo Neri Vela 

Tras su regreso a la Tierra, Neri no quiso ‘dormirse en sus laureles’ y decidió seguir desarrollando su carrera científica, al grado de que, entre 1989 y 1990, fue parte de otro hito: colaboró con la Agencia Espacial Europea para la elaboración de la Estación Espacial Internacional.

“Desde el espacio me veo como una persona más de entre los millones y millones que han amado, viven y vivirán sobre la Tierra, esto me hace pensar acerca de nuestra existencia y la forma en la que deberíamos vivir para disfrutar, compartir, nuestras cortas vidas tanto como sea posible”, declaró el científico, que ahora se dedica a transmitir su conocimiento en aulas, libros y conferencias.

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