Salvar una vida. La importancia de la salud mental

“Tenemos que ser guardianes de los problemas más importantes de salud en México, que son consumo de sustancias y depresión”.

Las personas han reportado aumento en depresión y ansiedad posterior a la pandemia. (Archivo)
Daniel Francisco
Ciudad de México /

¿Cómo sabe que su paciente va a regresar, doctor? Ni por un instante lo duda y sin dejar de mirarme me dice: “Lo sé”. En la agenda del doctor Rafael, los miércoles (cuatro de la tarde) siempre están apartados. Un día, a esa hora sonará el timbre de su consultorio y el tratamiento continuará y hablarán durante 50 minutos.

En otra ocasión nuestra conversación se interrumpe. Suena el teléfono. Nunca deja de contestarlo, sabe que puede ser una urgencia, sabe que su voz puede salvar una vida. Del otro lado hay una persona con trastorno de ansiedad, le detalla que de pronto, al verse en el espejo, sintió que un bicho se comía sus encías.

A Francisco, terapeuta familiar, le digo: ¿te llevas los problemas de tus pacientes a casa o logras olvidarlo todo y convivir con tu familia sin ninguna preocupación? “No lo había pensado”, responde. En nuestra siguiente charla me dice -sus ojos brillan-: “pensé mucho en tu pregunta y la respuesta es: no, no puedo olvidarme de mis pacientes, sus problemas van conmigo. No durante todo el día, pero sí pueden aparecer en algún momento”.

Cuando la doctora G. se enteró que una de sus pacientes estaba en la Cruz Roja no dudó -nunca lo hace- en presentarse y aguardar en la sala de espera durante toda la noche. Cuando el cansancio la venció buscó un espacio en un rincón, como muchas otras personas, y durmió un par de horas hasta saber qué había ocurrido.

Siempre le insiste a sus pacientes que se hagan todos los estudios médicos necesarios, ella se puede ocupar de su “alma”. Recuerda en particular a uno de ellos que se quejaba de un dolor en la espalda. Aunque lo mandó con el especialista nunca le hizo caso. Meses más tarde recibió la noticia de que un cáncer se lo había devorado.

Pero quienes acuden a terapia y tienen la disciplina de enfrentarse a sus recuerdos, a sus dolores, a sus heridas emocionales, ven reflejados los avances. Sobreviven. Me cuenta de una persona que le habló angustiada, el insomnio le carcomía la vida. Llevaba semanas así. “Después de que habló conmigo y agendamos una cita logró dormir. Había esperanzas”.

La doctora Carolina Santillán Torres Torija, académica de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, me dice en entrevista, que “los progresos en la investigación sobre el cerebro están ayudando a que las personas empiecen a ver que la salud mental es igual que la salud del intestino, que la salud del ovario. El cerebro también se enferma, se beneficia con cambios en el estilo de vida. En caso de una apendicitis nadie duda en ir corriendo a un hospital, pero en el caso de un dolor grave que te causa que ya no quieres vivir, ahí hay duda. ¿Se le pasará con el tiempo, lo llevamos al hospital?, pero es de un riesgo equivalente”.

La FES Iztacala, acota, tiene un programa que se llama Crisis, emergencias y atenciones al suicidio. “Los estudiantes que conforman el programa se están formando para que en el servicio social vayan a comunidades, a clínicas, a centros de salud, escuelas y que puedan ser guardianes que detectan señales tempranas de problemas de salud mental en la población. Les damos un taller donde les proporcionamos conocimientos generales, especialmente de depresión y de conductas asociadas al suicidio, para que conozcan la alta prevalencia de las mismas”. 

El guardián en algunos casos tiene que ver particularmente con suicidio, señala, “pero tenemos que ser guardianes de los problemas más importantes de salud en México, que son consumo de sustancias y depresión. Los guardianes idóneos son aquellos que son personas claves en su comunidad. Que puede ser un pastor, que puede ser un sacerdote, un trabajador social, personal médico y por excelencia nosotros: los docentes, los tutores institucionales, los propios alumnos”.

ledz

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