El satélite científico Aeolus, de la Agencia Espacial Europea (ESA), fue lanzado este 22 de agosto desde el centro espacial Kourou, en la Guayana Francesa, con la misión de elaborar por primera vez perfiles de vientos de toda la Tierra y aportar así nuevos conocimientos para los pronósticos del tiempo.
El satélite fue lanzado a las 16:20, hora del centro de México. La misión científica del Aeolus, que es "técnicamente muy complicada y exigente", ha sido preparada durante 15 años, informó la ESA.
El satélite, cuya construcción costó más de 300 millones de euros, es "extremadamente frágil" y la técnica es "muy complicada y sumamente sensible". Por primera vez se elaborarán perfiles de viento desde el espacio para responder a preguntas del tipo: ¿cómo influyen los vientos en las regiones tropicales del Pacífico en el tiempo en Europa? Y ¿cómo pueden mejores observaciones de un viento en altura, la corriente en chorro, mejorar las previsiones de tormenta?
Pese a que hay muchos globos meteorológicos, boyas, barcos, aviones y satélites que suministran datos sobre los vientos, esta red es poco densa en el hemisferio sur, sobre los océanos, los trópicos y por encima de una altura de diez kilómetros. Aeolus deberá medir por primera vez las velocidades del viento en todo el globo terráqueo desde una altura de 30 kilómetros hasta el suelo o sobre nubes gruesas.
"Actualmente hay casi un millón de mediciones del viento en menos de 24 horas. Con el Aeolus se suma alrededor de un ocho por ciento más", indicó Straume. "Si tuviésemos más satélites de este tipo que observen la situación en varias direcciones, habríamos logrado un avance sustancial en el pronóstico del tiempo".
Según Straume, está previsto que menos de un año después del lanzamiento del Aeolus los servicios meteorológicos europeos puedan incluir los nuevos datos en sus modelos de previsión del tiempo. Los expertos esperan que ello permita "mejorar significativamente" sobre todo las previsiones de entre cinco hasta siete días.
El Aeolus —o Eolo, dios de los vientos— orbitará la Tierra a una altura de solo 320 kilómetros. Como la resistencia del aire y la fricción frenan el satélite a esta altura, haciendo que descienda, es necesario hacer maniobras y correcciones permanentes de la órbita, lo que limita la vida útil de la sonda. Se prevé que después de permanecer cuatro años en el espacio, el combustible se agote y el satélite se extinga en la atmósfera de la Tierra.
FM