Pocas cosas tan asombrosas como el mundo animal. Dotadas de sensibilidades y cualidades distintas, muchas especies tienen capacidades que los humanos soñaríamos con experimentar.
Para celebrar el Día Mundial de los Animales, enumeramos algunas.
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Seres de luz
Las anguilas eléctricas pueden generar electricidad suficiente para encender un foco. Cada 25 segundos, esta especie es capaz de generar impulsos eléctricos de hasta 600 voltios.
Grillos Celsius
Los mamíferos tienen mecanismos metabólicos que les permiten regular su temperatura. Los grillos, por otro lado, no tienen esa virtud, de modo que su organismo es tremendamente sensible a los cambios del tiempo. La prueba de esa susceptibilidad está en el sonido que emiten: mientras más calor se perciba, la frecuencia de sus chirridos aumentará. Calcular la temperatura con precisión es sencillo gracias a una serie de operaciones aritméticas: hay que contar el número de ruidos por minuto, dividir esa cantidad entre cinco y al resultado restarle nueve. Hagan la prueba.
Ranas videntes
Al igual que los grillos, estos anfibios delatan sus habilidades adivinatorias con el sonido que emiten. Cuando la presión atmosférica cambia drásticamente, las ranas croan con más intensidad que de costumbre. Eso significa que se avecina una lluvia lo incluso una tormenta.
Andan volando bajo
Las grajas son aves europeas de la familia de los cuervos. Su peculiaridad consiste en que los cambios de temperatura hacen variar la densidad de su cuerpo, así que cuando hace frío se ven obligadas a volar más cerca de la superficie terrestre. A esa limitación se suma que su ambiente idóneo para volar son las corrientes cálidas, que, en climas gélidos, se concentran a pocos metros del suelo.
Aguas profundas
A los animales marinos también les afecta el cambio de presión, pero en su caso es la hidrostática. Los tiburones de puntas negras (Carcharhinus melanopterus) suelen refugiarse en las aguas más profundas para evitar riesgos durante las tormentas.
Un pez con ego
Reconocerse en un espejo es una cualidad común y corriente en los humanos al llegar a cierta edad, pero menos frecuente entre los animales. Los orangutanes y delfines, por ejemplo, comparten esta habilidad, pero hay un pez tropical diminuto que también puede hacerlo. El labroides dimidiatus, conocido también como pez limpiador por remover parásitos y tejidos muertos de los peces en los arrecifes es el primer pez capaz de reconocer su reflejo.
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