El Síndrome Blanco no es un mal nuevo para las costas mexicanas, pues anteriormente ya se ha reportado la gravedad de esa enfermedad que afecta a los arrecifes y corales. Pero el fenómeno volvió a cobrar relevancia luego de que un experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se pronunció sobre la urgencia de atenderlo.
Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, señaló que de las aproximadamente 40 especies de coral que habitan en el Caribe mexicano, más de la mitad están afectadas por el síndrome blanco.
- Te recomendamos Cierran arrecifes de Cozumel por síndrome blanco Estados
Esta enfermedad se produce por patógenos que no se han identificado plenamente y que ha causado la pérdida de más del 90 por ciento de las poblaciones en algunas clases, como el de pilar o laberinto, alertó el experto.
El investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales explicó que es tan devastadora, que podría acabar con corales y sistemas arrecifales, lo que impactaría severamente a familias marinas asociadas, y a servicios ambientales clave que brindan, como ser una barrera natural contra huracanes y la energía del oleaje.
“Vino a cambiar la integridad ecológica y física del Caribe mexicano”, dijo.
¿Qué hace el Síndrome blanco?
El síndrome blanco provoca la muerte de pólipos coralinos (tejido vivo de las colonias) y deja expuesto los esqueletos, creando el efecto de manchas blancas que rápidamente avanzan por toda la colonia, hasta matarla por completo en unas pocas semanas. Se ha visto que puede moverse de un coral a otro mediante el agua, lo que la hace muy contagiosa y letal, detalló el experto.
De acuerdo con una investigación del universitario y su equipo, hay factores que empeoran la calidad del agua marina, como el aporte de contaminantes y el incremento en la temperatura, lo que expone a los corales a más estrés y aumenta sus probabilidades de enfermar.
¿Cómo surgió el Síndrome blanco?
Los primeros registros de esta afección son en Florida, Estados Unidos (2014), donde muchas colonias de distintas especies murieron rápidamente, y en cinco años se extendió a lo largo de sus costas. En México comenzó a notarse en 2018, en Puerto Morelos, Quintana Roo.
“En Puerto Morelos hicimos un seguimiento por ocho meses y al finalizar este periodo la enfermedad disminuyó, pues prácticamente mató a todos los corales susceptibles. Nos dimos a la tarea de verificar cómo este evento había afectado la capacidad de construir arrecife, es decir, qué tanto carbono de calcio seguían produciendo los corales, y nos percatamos que las pérdidas fueron muy graves”, subrayó el experto de la UNAM.
Se cree que los barcos de carga y cruceros turísticos pudieron ser un posible medio de propagación entre países, pues llenan sus cisternas en un puerto y cuando arriban a otro sueltan el agua, liberando el patógeno. También se sospecha que los turistas pudieron transportar la infección en su equipo de buceo, resaltó Filip.
El Síndrome blanco ya está en casi todo el Caribe, y lo más probable es que continúe su propagación por toda la región, hasta llegar al Atlántico Occidental (África del oeste).
Medidas contra el Síndrome blanco
Álvarez Filip reconoció que cuando llegó esta enfermedad los corales ya estaban en condiciones adversas debido a presiones como el cambio climático, la contaminación marina y el escaso tratamiento de aguas residuales, factores de estrés que los debilitan continuamente.
“La conservación de los arrecifes mexicanos es responsabilidad de la academia; de los gobiernos, en cuanto al buen manejo de los recursos naturales; y de la sociedad, a través del cuidado del medio ambiente”, señaló.
Además de ahondar en el conocimiento del patógeno que ha provocado este daño, en la siguiente fase de su estudio los expertos de la UNAM analizarán cómo alterará al ecosistema la pérdida de los corales, y la repercusión en los servicios ecosistémicos que brindan. También se ocuparán de divulgar esta “tragedia ambiental” para influir en las políticas públicas y lograr acciones en favor de la biodiversidad mexicana.
En sitios impactados, llevan a cabo labores de recuperación y monitoreo continuo para incentivar la reproducción natural de las poblaciones de corales; rescatan especies para su preservación en acuarios, y a futuro reintroducirlas a sus hábitats.
yhc