Cremas, sérums, mascarillas, jabones y aceites: el cuidado de la piel se ha convertido en un ritual al que más de uno se ha acercado buscando la imagen prometida, un rostro uniforme, sin manchas, perfecto, la piel bajo estándares que podrían rozar en lo irreal.
Influencers comparten las recomendaciones en TikTok, sus impresiones sobre algunos productos y cómo algunos compuestos, cuyos nombres suelen ser difíciles de recordar, son parte ya de su rutina de skincare. Pero, ¿realmente necesitamos utilizar toda esa lista de productos con ácido hialurónico, ácido salicílico o niacinamida?
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Aunque se ha vuelto popular, más de un experto ha alertado las implicaciones del uso incorrecto de algunos compuestos, que llegan a ser combinados de manera errónea, o aplicado en etapas de la vida muy tempranas, en cantidades exageradas o por el contrario ni siquiera son contemplados.
Cuándo deberíamos comenzar con el skincare
Ponerle atención a uno de los órganos más extensos del cuerpo es algo que no muchos hacen a conciencia. Si bien actualmente el skincare ha ganado popularidad, para la doctora y presidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FDM), Rossana Janina Llergo Valdez, este es un hábito necesario para el cuidado de la salud que se debe mantener para toda la vida.
“El skincare se refiere a todos los productos que vas a utilizar para el cuidado de tu piel. Para cuidar tu piel necesitas asearla, humectarla, protegerla del sol y repararla. Esto lo vas a necesitar desde que eres niño hasta ser un adulto mayor: toda la vida necesitas un skincare”, comenta en una entrevista para MILENIO.
La piel es un escudo ante factores externos, como bacterias, sustancias químicas y temperatura, de ahí la importancia de su cuidado desde edades tempranas, de hecho según médicos especialistas de la Fundación Mexicana para la Dermatología, el 80 por ciento de daño solar en la piel se acumula en los primeros 18 años de vida.
¿Qué se necesita ?
Hay una infinidad de productos disponibles en el mercado; no obstante, aunque los empaques luzcan atractivos y prometan maravillas, la piel de cada persona tiene necesidades específicas, de ahí la importancia de consultar con un especialista que pueda recomendar los compuestos y sus concentraciones, como enfatiza la Dra. Rossana.
No obstante, menciona que, a grandes rasgos y como una brújula para dar los primeros pasos, una rutina de skincare debe contemplar tres puntos importantes y básicos:
- Jabón para lavar la piel
“Es preferente usar jabones suaves que tiene calidad humectante y que van a favorecer la salud de las barrera cutáneas. Necesitamos un buen dermolimpiador, uno para el cuerpo y otro para cara”.
- Hidratación
- Pasar tiempo en el frío o el calor
- Uso de jabones, detergentes y productos químicos agresivos.
- Usar esponjas ásperas, paños o productos exfoliantes.
- Tomar duchas o baños largos y calientes.
- No beber suficiente agua
- Protector solar
El sol es uno de los factores con mayor peso en el envejecimiento de la piel, de ahí la importancia del bloqueador. Su uso demanda de re-aplicación en el transcurso del día.
“Desde niños debiéramos empezar a utilizar un protector solar y durante toda la vida estarlo replicando, así como limitar el tiempo de exposición al sol”. Según la presidenta de la FMD, a partir de los tres primeros años de vida ya es conveniente utilizar un protector solar.
La rutina de cuidado se va modificando conforme la piel lo va requiriendo: en algunos casos puede necesitar un tratamiento con uno o más productos específicos, tal es el caso de las personas que padecen algún tipo de acné.
Por la noche, la rutina se debe repetir: lavar la cara, utilizar una crema hidratante y además, en el caso de edades más avanzadas, se puede añadir alguna crema que ayude a reparar el daño que se va presentando con el paso del tiempo.
“Aquí viene la crema que me ayuda a mejorar la firmeza de la piel, a reducir líneas de expresión, a reducir las manchas o algún problema en especial”.
La edad y la piel
Las demandas de la piel también varían con la edad: los niños y adolescentes no van a requerir cremas para reducir las arrugas o jabones para mejorar la firmeza.
“Hay algunos productos que pueden estar comercializados como el retinol, en realidad se desconoce qué tipo de molécula es, en qué concentración se encuentra. No debieran ser utilizados por niños o adolescentes como parte del cuido diario porque más que beneficios podrían provocar alguna reacción en la piel, algún problema de dermatitis por contacto de tipo irritativo, por ejemplo”, comenta la dermatóloga.
En la infancia se requieren cremas humectantes y protector solar, además de productos de limpieza suave. En el caso de los adolescentes, se pueden utilizar otros productos que van encaminados a reducir el cebo y a mantener la piel con menos brotes de acné si es que ya se presenta este problema.
¿Cuántos productos debo utilizar? A veces menos es más
Como tal, no existe una lista de pasos concreta para el cuidado de la piel, tampoco una cantidad ideal de productos pues “todo va en relación a la necesidad”.
Sin embargo, cuando las personas utilizan más de lo que se requiere, la piel deja de absorber los beneficios de aquello que se está usando. En el mejor de los casos solo se desperdicia el producto, en el peor, se generan reacciones como irritación o la aparición de granos.
“El hecho de utilizar muchos productos puede generar un efecto oclusivo o al ser productos demasiado grasosos favorecer la inflamación del folículo pilosebáceo y que se genere un problema de acné”.
Este último escenario podría agravarse no solo por utilizar demasiado producto sino porque además no se contempló si el tiempo de piel de la persona era normal, mixta, seca o grasa.
Sumado a ellos, está el uso de artículos innecesarios, de los que o bien no existe evidencia en cuanto a sus resultados, o por el contrario, se ha comprobado que más que ayudar, lastiman la piel. Tal es el caso de los parches para los ojos o de las banditas para retirar los puntos negros.
“No son productos que tengan una evidencia comprobada científicamente de que en realidad están generando un cambio en la piel. Hay otros productos que aplicamos, que tienen algunas moléculas, sustancias que sabemos que sí funcionan: tienen ácido hialurónico, niacinamida, algunos activos despigmentantes, algún tipo de retinoide o algún tipo de hidroxiácido. Todas estas son una cantidad de activos que en realidad sí funcionan siempre y cuando los empleemos en concentraciones en específico, así que hay que tener cuidado con lo que escuchamos en redes sociales”, añade.
En cuanto a la elección de productos, la doctora resalta que es mejor preguntar o acudir con el dermatólogo para tener una recomendación mucho más personalizada.
Cómo saber que tengo una piel sana
No todo es malo, los consejos en redes pueden ser de utilidad y una herramienta para orientarse —como por ejemplo, para averiguar qué tipo de piel se tiene—, sin embargo, no quiere decir que todos se deben de seguir.
“Se pueden tomar en cuenta las recomendaciones de manera general siempre y cuando nuestra piel sea sana, si nosotros empezamos ya a tener algun problema —ya sea desde tener un exceso de grasa y puntos negros— es importante acudir con un especialista, pues si nosotros esperamos más se puede agravar”, alerta la Dra. Rosanna.
Lo más usual es el acné: las personas esperan mucho para acudir a una consulta de dermatología y empiezan a experimentar con productos que vieron en redes sociales.
“Esto no es aconsejable: lo único que hacemos es retrasar el tiempo de atención, y si el problema era leve puede agravarse; ahora voy con el dermatologo porque el problema ya es más serio”
Una piel sana es fácil de distinguir. Desde que existen puntos negros en la nariz, ya existe una inflamación que hay que tratar. El exceso de grasa, resequedad, zonas de enrojecimiento o granitos son signos de que la dermis requiere atención, por lo que es recomendable acudir con un dermatólogo.
Lo que no siempre contemplan los jabones y las cremas
Muchas veces se cree que el secreto para cuidar la piel se encuentra en productos milagrosos, pero hay muchos otros factores que influyen en su aspecto: las horas de sueño, la alimentación y el estrés son algunos de ellos.
“El cuidado de la piel debe de ser integral, entonces es importante la protección del sol con productos protectores solares y además con medios físicos: un sombrero, una sombrilla, lentes y ropa de manga larga. La alimentación también es importante y debe de ser balanceada, además de contener antioxidantes”
“Si nosotros tenemos algún problema metabólico porque hay antecedentes en la familia, por ejemplo, de diabetes, entonces yo todavía tengo que tener mucho más cuidado con mi alimentación para tener una piel saludable. Igualmente es necesario reducir el estrés y realizar ejercicio diariamente. Nuestra piel es un órgano endocrino, entonces se reflejan todos estos cambios hormonales que nuestro cuerpo”
La piel es capaz de reflejar más de lo que se piensa: si alguien no durmió bien, se encuentra estresado, triste o deprimido el órgano lo va a resentir.
LHM