Si bien el agua de El Zapotillo se estipula sería para consumo humano en la ciudad de León, la cancelación del proyecto tendría afectaciones para el sector agroalimentario, a quienes preocupa que Sapal opte por bombear más agua de los mantos, afectando los pozos destinados al campo advierte Francisco López Tostado, presidente del Consejo Estatal Agroalimentario.
” Vemos un impacto prácticamente también inmediato al ver que se requerirá buscar una alternativa para sustituir el agua que como se ha anunciado no llegaría a León, habrá que ver si la responsabilidad del Sistema de Agua Potable (Sapal) para abastecer a León de agua, lo resuelve bombeando más agua, que sería nuestra principal preocupación porque las baterías de pozos que tiene para abastecer de agua están enclavadas en zonas agrícolas”.
La ciudad de León, cuenta con mil 450 pozos de los cuales Sapal controla 144, es decir menos del 10 por ciento, de los cuales se obtiene el 32 por ciento del agua extraída para consumo humano, el resto son pozos agrícolas.
Se trata del principio de “El popote más largo, donde el que más profundo llegue, más agua obtiene” explica el presidente del consejo, por lo que si Sapal comienza a extraer agua desde mayor profundidad, los productores se verían en la necesidad de hacer lo mismo, contando ellos con menos recursos para las perforaciones, comprometiendo a mediano plazo la producción de alimentos en la zona, fundamentalmente maíz y frijol.
”Los agricultores hemos tenido que estar invirtiendo en seguir el manto acuífero, a la hora de que hay una mayor extracción y una menor recarga, el manto acuífero ha ido bajando y bajando año con año de 5 a 6 metros y necesitan muchos años para que vuelva la recarga, nuestra gran preocupación es que se vaya a sustituir de darse esta problemática”.
De acuerdo a la Comisión Estatal del Agua, en Guanajuato el campo utiliza el 91% de las fuentes de agua superficiales y el 75% de las fuentes subterráneas. Los productores piden respetar el estado de derecho y realizar un análisis técnico y puntual que justifique la cancelación del proyecto, pues el sector agroalimentario necesita certidumbre y temen que esto pueda alejar las inversiones.