A unos 300 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, y después de un viaje que ha durado cuatro años, este miércoles la sonda japonesa Hayabusa2 se pondrá en órbita alrededor del asteroide Ryugu, nombre tomado de un palacio subacuático en la mitología nipona.
Hayabusa2 tiene previsto poner en el suelo del asteroide al módulo de aterrizaje MASCOT, artefacto de diez kilos y del tamaño de una caja de zapatos que recogerá muestras de polvo y roca que volverán a la Tierra y ayudarán a los científicos a buscar pistas sobre el origen del Sistema Solar.
La misión tiene previsto que Hayabusa2 se posicione sobre un punto fijo a 20 kilómetros de distancia del asteroide, para eventualmente desplegar sobre el suelo de Ryugu tres exploradores y un módulo de aterrizaje.
Dos operaciones de contacto ocurrirán en febrero y en abril/mayo de 2019. Hacia marzo o abril de 2019,
Hayabusa2 disparará sobre el asteroide un proyectil metálico para abrir un cráter y lanzar al espacio material nunca expuesto, el cual será capturado por la sonda y enviado a la Tierra hacia fines de 2020.
La imagen más reciente del asteroide, captada a 40 kilómetros de distancia, muestra por qué el administrador del proyecto, Yuichi Tsuda, dijo que deben resolver algunos “desafíos de ingeniería”: el asteroide no es esférico ni mucho menos.
“De lejos, Ryugu al principio parecía redondo, pero poco a poco se convirtió en un cuadrado antes de verse como una hermosa forma similar a la fluorita. Ahora hay cráteres visibles, hay rocas visibles, y se ve cómo los rasgos geográficos varían de un lugar a otro”, escribió Tsuda.
Ralf Jaumann, del Centro Alemán de Aeronáutica y Astronáutica (DLR), entidad que desarrolló el explorador MASCOT [Mobile Asteroid Surface Scout] junto con la agencia espacial francesa CNES, dijo que Ryugu es un “objeto primitivo”. Sobre este objeto MASCOT caerá a suelo desde una altura de 100 metros y permanecerá ahí para siempre, controlado por el MASCOT Control Center, en Colonia, Alemania, hasta que su batería se agote.
“Con la misión estudiamos material original e inalterado de la niebla solar de más de 4 mil 500 millones de años”, explicó Jaumann en una entrada de blog del Centro Espacial Tanegashima que tiene en la prefectura de Kagoshima la agencia espacial japonesa, JAXA.
“Los mayores desafíos serán la separación de la sonda y el aterrizaje consiguiente”, dijo la directora del proyecto del DLR, Tra-Mi Ho, al lanzar la misión el 3 de diciembre de 2014.
El equipo de MASCOT descubrirá tras el aterrizaje cuáles son los valores reales del asteroide –llamado al principio “1999 JU3”–, como su diámetro, que se calcula que es de 900 metros, y su gravedad.
Ryugu tiene un contenido especialmente alto de carbono, por lo que pertenece a una clase común de asteroides similares a la Tierra. Según las mediciones realizadas por telescopio, es posible que contenga agua. Existe la posibilidad de que los asteroides trajeran el agua a nuestro planeta al impactar contra él.
Ryugu es además un asteroide que cruza la órbita de la Tierra y aunque es probable que nunca suponga una amenaza, sería útil saber más de él para futuras misiones de protección.
MASCOT se orientará por Ryugu con ayuda de sus sensores y con un brazo impulsor se podrá desplazar hasta unos 70 metros y así realizar medidas en distintas partes del asteroide. Los cuatro instrumentos que contiene el aterrizador estudiarán la composición mineral y geológica de la superficie así como su temperatura y su campo magnético. Si todo va bien, los investigadores recibirán en total hasta 16 horas de datos. Al mismo tiempo MASCOT investigará dónde debe recolectar material la sonda.
La misión de MASCOT terminará cuando se acabe su batería. Pero la sonda japonesa volverá a la Tierra y lanzará a finales de 2020 una cápsula con las muestras sobre un desierto de Australia.
Hayabusa, la sonda predecesora, ya trajo en 2010 por primera vez a la Tierra muestras del asteroide Itokawa.
La sonda Rosetta también llamó la atención hace unos años cuando su minilaboratorio Philae aterrizó en 2014 en el cometa Chury (67P/Churyumov-Gerasimenko).
Y en 2016 la agencia espacial estadunidense NASA lanzó su sonda Osiris Rex, que llegará en agosto al asteroide Bennu.