"Soy positivo", la frase que congela en la tercera ola de covid

Familiares, amigos, seres queridos son alcanzados por el contagio y la incertidumbre que envuelve cuando la noticia llega de frente

Sergio, un caso de los más de 54 mil positivos de covid en Hidalgo desde 2020. (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Pachuca, Hidalgo. /

Ya no son solo cifras que se muestran en medios de comunicación, en documentos oficiales, la covid-19 y sus variantes se presentan en primera persona, vemos de frente las consecuencias que provoca, el miedo que se llega a apoderar del ser en cuanto la prueba sale confirmatoria: "Soy positivo".

Hace quince días, Victoria se confió y por un momento pensó que a ella no le pasaría por ser una joven de 25 años.

Su pareja contrajo el virus en el trabajo, regresó a casa y en el entredicho de cuidarse dijo: "pues dormía en la misma habitación y no pensé que me sucedería, pero sucedió", dice.

A pesar de estar en confinamiento, la tos persistió y una madrugada le costaba respirar, "me asusté mucho", platica y así, ante el agotamiento, el dolor en el pecho y el miedo, su mamá la llevó al Hospital Inflable que se alza en medio del bulevar Felipe Ángeles de Pachuca, como un recordatorio diario de lo que se está viviendo ante la pandemia.

"Ahí la recibieron, pero ya no la dejaron salir", cuenta Adalia, madre de Victoria, quien soltó en llanto cuando supo que su hija estaría ahí dentro, "me dicen que está grave, pero estable", expuso al tercer día, y así durante el resto de las horas de su día, prefería no escuchar noticias, no saber nada del virus, y en espera que cada 24 horas le dieran el parte médico de su hija, quien forma parte del sector activamente productivo.


El mundo se detiene

A Sergio también le dio tos y al día siguiente de su síntoma, poco usual en él, decidió ir a hacerse la prueba: "usted es positivo", indicó el médico que se la aplicó, y se detuvo su mundo al tratar de responder cientos de preguntas que no tenían respuesta.

"¿Qué va a pasar con mi negocio?, ¿si cierro, de dónde se generarán recursos para pagar renta, servicios, pago de tarjetas, y gastos mensuales que se deben de realizar?", se preguntó el hombre de 50 años que tampoco pudo dejar a su asistente a cargo porque también salió positiva a la prueba.

"El mundo se detiene", dice durante su trayecto al Hospital Inflable a donde fue transferido para hacerle un diagnóstico completo de su estado de salud. Muestra su resultado, lo registran, pasa por el control sanitario y entra a los muros reblandecientes del nosocominio que fue abierto en marzo de 2020; se pierde entre los consultorios móviles que se ubican a la entrada de éste.


Llegan tarde

Es de noche, llueve en la Bella Airosa y los hilos de agua escurren por los grandes pilares que sostienen el puente vehicular que ahora enmarcan al Hospital Inflable. "Hace frío", expresa una mujer que lleva tres meses de ser parte del equipo de vigilancia que resguarda la entrada y salida de personas en el hospital de respuesta inmediata a covid-19.

Ahí, coloca sus manos en el bolsillo y lamentan las muertes que le han tocado presenciar, "hasta una joven de 22 años no superó la crisis; tampoco una mujer que llegó muy grave, ya no la contó.

"La madrugada pasada llegó un hombre también con muy poca oxigenación, su cuerpo colapsó y ahora tratan de salvarlo haciéndole diálisis, pero es que no entienden que deben atenderse a tiempo, pero casi siempre los traen cuando ya no pueden respirar y, aunque los médicos hacen todo lo posible, generalmente ya no salen", expone la mujer.

La ambulancia entra al patio principal del lugar, "ya está saturado el hospital", dice la mujer, "y han muerto también niños, ¡pinche enfermedad!, la recordaremos toda la vida", expone, mientras da salida a una joven que muestra síntomas de catarro y abraza a su pareja que la esperó en el auto por más de 2 horas.

Después de 11 días, Victoria salió del hospital: "el trato fue increíble y agradezco a cada uno de las y los doctores, médicos y enfermeras que me atendieron por la grandiosas atención", señala, mientras ahora se recupera en casa con oxígeno.

Sergio fue paciente ambulatorio y aunque la tos persiste, así también su desesperación por regresar a su vida cotidiana, "sé que la libré", aunque no así decenas de personas que llegan en estado crítico al hospital en donde continúan yéndose vidas de diferente estrato social, sexo, condición física "porque la muerte no discrimina a nadie, esperemos que pronto se acabe esta pesadilla", dice la mujer de vigilancia, al momento que abre la puerta a la ambulancia que traslada a otro paciente enfermo; y la lluvia sigue.

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