A pesar de los problemas que enfrenta su flota, la falta de apoyo de las autoridades federales y estatales, la reducción en la captura en la reciente temporada y, por ende, de la venta, el camarón sostiene la actividad pesquera tamaulipeca en los últimos 10 años, al abarcar dos tercios del valor de producción total generado en la entidad.
La Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) en México, reporta en su últimos informes que de los mil 787 millones de pesos totales en diferentes especies marinas, el producto considerado como “el oro rosado” aporta arriba de los mil millones de pesos, además de liderar el peso vivo que llega a las 15 mil toneladas anuales.
Si bien su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) por la captura de especies marinas no llega ni al uno por ciento en la entidad, dentro de las actividades primarias como es la agricultura, cría y explotación animal, más el aprovechamiento forestal, pesca y caza, representa un 12 por ciento de los 14 mil 861 millones de pesos registrados ante el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
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Ante esto, la Secretaría de Pesca en el estado que encabeza Antonio Garza de Yta, tiene dentro de sus planes la creación de granjas en lagunas y presas para fomentar la crianza del crustáceo; a ello, se le suma la vigilancia en dichos espacios naturales para evitar la proliferación de la actividad ilegal, conocida como “pesca furtiva”, cuyas pérdidas en este momento son incalculables.
Variedad de especies
El Gobierno Federal a través del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, tiene registrados 42 especies, cuyo peso vivo medido por toneladas alcanza los 55 mil 212, con un valor de producción superior a los mil 787 millones de pesos, todo esto en un año.
Si bien el camarón entrega los mayores ingresos, existen otros que también generan ganancias a productores y empresarios, como la carpa, jaiba, lisa, mojarra y ostión, al igual que el cazón. Su captura se da principalmente en las zonas costeras y mar abierto, como en las lagunas pero en menor porción.
Para ello, se cuenta con una flota pesquera de 183 embarcaciones grandes, además de 3 mil 706 menores. En el acumulado, destaca la dependencia estatal, se contabilizan más de 16 mil empleos directos y otros 8 mil indirectos alrededor del sector, de los cuales el 60 por ciento se ubican en Tampico, Ciudad Madero y Altamira. así como en San Fernando y el resto se reparte entre los vasos lacustres y presas.
“A todos se les trata de conseguir los apoyos necesarios, pero las necesidades son distintas. Por ejemplo, la flota camaronera requiere diesel y recursos para mantenimiento de las embarcaciones. Por otro lado, en menor medida pero a través de los programas de concurrencia, se le ayuda a la flota menor, agregado a las actividades de acuacultura”, señaló Garza de Yta.
La propia autoridad estatal aseguró que en el 2018 fue el último año cuando la Conapesca manejó un presupuesto de tres mil millones de pesos, el cual para 2019 fue recortado a sólo mil millones. “La situación es crítica para el sector y hemos hecho todas las gestiones posibles para rescatar los recursos en apoyo a ellos, pues ellos nos hablan de un latente riesgo de desaparecer”, añadió.
En vías de “convertirse en submarinos”
La flota camaronera de Tampico enfrenta cada año la misma problemática: escasez de pesca, nula ayuda económica de las autoridades, barcos que sobreviven con más de 30 décadas en funcionamiento, a lo cual se añade el poco producto capturado en altamar derivado del cambio climático.
El titular en la zona de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canaipesca), Nicanor Fernández Cabrera, reafirma la actividad se encuentra en situación crítica, aún y con los esfuerzos de los inversionistas para sostener más de 10 mil empleos, entre tripulantes, despicadoras, personal de mantenimiento de los barcos y otros oficios beneficiados.
“Tratamos de ser positivos, tenemos la esperanza que al levantarse la veda el próximo 15 de agosto vendrá una de las mejores capturas de camarón de los últimos años. Esa es la ambición del pescador, esperemos y ésta sea la buena, pasamos temporadas muy complicadas donde el resultado es negativo”, externó el empresario.
Dicha prohibición emitida por la autoridad federal se aplica desde el 1 de junio y concluye en agosto. En los últimos cinco años se ha prolongado hasta 3 meses, al detectar que la especie no logra llegar al tamaño ideal para su consumo humano.
Mientras tanto, cada uno de los barcos se encuentra en labores de rehabilitación. Carpinteros, soldadores, hojalateros, torneros y mecánicos trabajan a todo vapor para poner en las mejores condiciones posibles.
“Es un mantenimiento similar a los aviones, ya no necesitas adquirir otro nuevo vehículo, pero sí requiere mucho dinero para ponerlo en óptimas condiciones. Sin embargo, si seguimos igual nos convertiremos en submarinos”, acotó Fernández Cabrera