Aunque en Tamaulipas la diabetes mellitus estuvo presente en el 43.5% de las muertes por covid-19, hay también un sinnúmero de guerreros que lograron vencer el virus pese a tener en contra dicha comorbilidad. Basado en indicadores, el endocrinólogo Esteban Barrón calcula que en el estado hay 285 mil diabéticos, quienes deben cuidarse aún más durante la pandemia porque son más vulnerables.
“El riesgo de morir se eleva tres veces más en comparación a un paciente que no padece niveles altos en la glucosa”, comenta. Explica que un paciente diabético tiene trastornos en la coagulación que sumados a la infección del virus produce un estado protrombótico venoso o pulmonar, lo que agrava su condición de salud.
Además, un cuerpo con diabetes presenta un estado de inflamación crónica que también genera el coronavirus, lo que lleva al organismo a un estrés impresionante, detalla.
“El principal problema con personas diabéticas, es que su estado inmunológico está en deterioro y por ello responderán de manera menos eficiente”. Pese a ello, hay quienes han logrado sobreponerse y salvar su vida. Pero esto solo se logra cuando se lleva un control adecuado de su glucosa, lo que en estos tiempos es primordial.
El Día Mundial de la Diabetes (14 de noviembre) se creó en 1991 para hacer conciencia entre la población de la silenciosa y mortal enfermedad que ahora trae muertes más tempranas en pacientes que enfrentan al mismo tiempo el covid-19.
José Manuel Rangel.
“Creí que no la iba a librar”
José Manuel Rangel tiene 58 años de edad, padece diabetes y enfrentó el covid-19, logrando derrotarlo hace cerca de tres meses; sin embargo, el mortal virus le dejó secuelas, principalmente, dolor en articulaciones. No sabe con exactitud cómo es que se infectó, pero pudo ser en el trabajo, pues cuenta con un taller de hojalatería y pintura, o si fue la convivencia con sus familiares.
Lo superó gracias al control que tiene de la diabetes.
“Gracias a Dios, yo solo tengo secuelas físicas; dolor en las articulaciones. En mi caso no hubo necesidad de intubación, solo cumplí con el aislamiento y unas inyecciones para fortalecer los pulmones, comer frutas y tés para ayudarme”.
Sus síntomas comenzaron en agosto con la caída del cabello, dolor en articulaciones, cabeza, garganta y debilidad, hasta que tuvo que realizarse una prueba que confirmó que era un caso más de covid.
Lo sorprendente fue la caída de cabello, pero el especialista le explicó que quizás se debía a las bajas defensas que le causaba el virus en su cuerpo. “Como somos diabéticos llegamos a pensar lo peor, pues somos más vulnerables, creí que no la iba a librar; pero gracias a Dios aquí estamos. Que no se desanimen quienes tienen azúcar, pues no todos pierden la batalla”.
Ernestina.
“Sientes miedo de pensar en dejar a tus seres queridos”
Otra de las sobrevivientes es Ernestina, quien el primero de octubre comenzó con dolor de cabeza y síntomas de gripe. Pensó era un simple resfriado y se lo confirmó un consultorio de Similares, pues aunque es derechohabiente de Pemex, se le hizo más fácil acudir ahí.
Es diabética, hipertensa y con 64 años de edad. Durante una semana tomó antibióticos y otros medicamentos para el control del resfriado, pero ya no tenía sentido del olfato, ni del gusto, no cesaban el dolor de cabeza, cansancio y tos.
El 9 de octubre dio positiva a covid y comenzó su aislamiento. En su clínica solo le dieron paracetamol pues no tenía síntomas graves. Llena de miedo buscó a un especialista particular.
“Me dio acetilcisteína efervescente por dos semanas, multivitamínico por un mes e ibuprofeno por cinco días, ese fue el tratamiento que llevé”. Se le descontroló la presión arterial y fue llevada de urgencia al hospital de Pemex, la estabilizaron y regresó a casa. Tomó té de acuyo y guayaba y el 23 de octubre le dieron la buena noticia de que libró el virus, aunque sigue con tos, dolor de cuerpo y de cabeza, pero el olfato y gusto regresaron a mitad de mes.
“Sientes mucho miedo y te pones a pensar que puedes dejar a tus seres queridos, es angustiante. La gente debe cuidarse para no pasar por eso, nos pone en peligro de muerte”. Aún en recuperación, el temor no se va, por lo que se sigue cuidando mucho.