Las solteras viven un mayor maltrato obstétrico en comparación con las casadas, unidas, separadas, divorciadas o viudas, de acuerdo con un reporte del Instituto Nacional de las Mujeres.
“El género ha experimentado durante el embarazo, parto y puerperio un trato deshumanizado en forma de regaños, ironías, insultos, amenazas, discriminación, humillación, falta de atención oportuna o abuso de medicación por parte del personal de salud”, refiere el informe.
Han estado frente a una forma de violencia que trae consigo la pérdida de la autonomía y capacidad para decidir libremente sobre su cuerpo, lo que constituye una grave violación a los derechos humanos, reproductivos y sexuales de las mujeres.
¿Cómo anda la estadística por edades?
Según datos del Inegi, en México, del total de mujeres de 15 a 49 años (7.8 millones) que tuvieron una hija o hijo entre 2016 y 2021, un 31.4% vivió algún tipo de maltrato durante su atención obstétrica (2.5 millones).
“Las solteras viven mayor maltrato obstétrico (38.1%) en comparación con las mujeres separadas, divorciadas o viudas (35.3%) y también respecto a las casadas o unidas (30.2%). Entre las mujeres en unión libre o que estuvieron alguna vez unidas, las más jóvenes reportan una mayor violencia, y esta desciende conforme aumenta la edad”.
Mientras que para las solteras la incidencia tiene menores variaciones, y alcanza una prevalencia de 40.3% en 25 a 34 años y entre las unidas o alguna vez unidas es menor de 35% en las mismas edades.
Hay cinco entidades con mayor y menor prevalencia de maltrato (mujeres de 15 a 49 años) cuyo parto ocurrió entre 2016 y 2021. En el primer caso están San Luis Potosí (38.9%), Tlaxcala y Ciudad de México (38.5%), Querétaro (38.4%) y Morelos (37.5%). En el segundo Chiapas (18.8%), Tabasco (24.4%), Tamaulipas (25.4%), Sinaloa (25.5%) y Baja California (26.6%), mientras que el promedio nacional es de 31.4%.
El maltrato obstétrico, además de ser violencia de género, también es una violencia institucional ejercida predominantemente por personal médico y de enfermería. Entre las cinco principales situaciones destacan: los gritos o regaños hacia ellas; la presión para imponer un método anticonceptivo; ser ignorada cuando se pregunta acerca del parto o su bebé.
Además, el castigo traducido en falta de atención debido a “que gritaba o se quejaba mucho”, así como obligarlas a permanecer en una posición incómoda o molesta durante la labor de parto. Estas prácticas se relacionan a la existencia de un modelo médico de atención del parto, donde se dicta el cómo se debe parir, sin gritar y sin manifestar dolor.
CGCH