En México, la tortilla que consumimos está libre de transgénicos, ya que el maíz con el que se produce este alimento es blanco o nativo, en algunos casos, y es cosechado en territorio nacional, aseguró Abraham Vergara Contreras, Coordinador de las Licenciaturas en Finanzas y la Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana.
En entrevista, explicó que ya sea producida con harina de maíz nixtamalizado o de la forma tradicional, este insumo no puede ser transgénico ya que el cereal se cultiva en México y en el país está prohibida la siembra y uso del cereal genéticamente modificado.
“Desde hace muchos años en México está prohibida la siembra de productos transgénicos, por lo que puede garantizarse que el maíz que se utiliza en la producción de tortilla no está genéticamente modificado", aseveró.
Agregó que en el caso de grandes harineras, como Maseca, se abastecen de maíz producido en México y se trata de maíz blanco, en el que México es autosuficiente.
“Maseca, igual que otras grandes compañías usan en el maíz que se produce en el país, que es el blanco, que se siembra y cosecha en México bajo los controles y normas de las leyes mexicanas, que prohíben el cultivo de productos genéticamente modificados”.
En este sentido, descartó que “nos esté cayendo el chahuistle”, como dijo la senadora Laura María de Jesús Rodríguez, quien señaló que "nos está invadiendo el maíz transgénico" y que es necesario impulsar la producción de maíz nativo y sus diferentes tipos.
Hay que resaltar que, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), México importa maíz, principalmente amarillo, el cual es destinado para forraje y otras industrias, no para el consumo humano.
Además, México es autosuficiente en la producción de maíz blanco, por lo que este cereal es sembrado y cultivado en territorio mexicano, donde por disposición oficial está prohibida la siembra de productos transgénicos.
“En maíz blanco, el que se utiliza para consumo humano, somos autosuficientes y, regularmente excedentarios, por lo cual se exporta a otros países de América Latina y Sudáfrica”, detallaron fuentes de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR).
De acuerdo con la CNPR, existe la recomendación de organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que establece que un país debe producir 75 por ciento de lo que consume y, en México se registra un importante avance al respecto, ya que no solo produce el suficiente maíz blanco para atender la demanda local, sino que produce de más y tiene la capacidad de exportarlo a otros países.
Hay que recordar que además del maíz blanco, con el que por cierto se elaboran las harinas de maíz nixtamalizado con la que producen más del 25 por ciento de las tortillas en México, como Maseca.
En el país existen 64 tipos de maíz, que también pueden ser utilizados en la fabricación de este alimento, según un estudio elaborado por la Fundación Rockefeller, realizada en el país. Sin embargo, estos tipos de maíz son de autoconsumo, no son comerciales, y prácticamente sólo son consumidos por las propias personas que lo siembran.
Hay que recordar que, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, el mercado se encuentra aún dominado por los molinos tradicionales del maíz de nixtamal que es la forma clásica y mesoamericana desde tiempos remotos.
Las empresas ni siquiera absorben la mayoría del mercado, pues controlan sólo el 35 por ciento, siendo el producto nixtamalizado quién conserva el mercado mayoritario con el 65 por ciento restante.
Las empresas que elaboran harina de maíz con métodos industriales se distribuyen el 35 por ciento del mercado de esta forma: 25 por ciento por Maseca, 8 por ciento por Minsa, 1 por ciento por Harimasa, 0.50 por ciento por Cargill, 0.40 por ciento Macsa y 0.20 por ciento por Blancas.