Trastornos de la alimentación afecta a menores de edad en México, advierte especialista

Desde los 12 años o menos los mexicanos presentaron algún trastorno de este estilo.

Los adolescentes podrían presentar una distorsión de su propia imagen.
Blanca Valadez
Ciudad de México /

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) comienzan a detectarse en México desde edades más tempranas, a los 12 años o menos, desencadenando alteraciones físicas, hormonales, cardíacas que requerirán de hospitalización, o causarán defensas bajas e infecciones recurrentes, entre otras patologías de carácter mental, alertó Martha Georgina Ochoa Madrigal, jefa del Servicio de Psiquiatría, Paidopsiquiatría, Psicología y Neuropsicología del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del ISSSTE.

Se estimaba que los desórdenes aparecían entre los 14 y 18 años, entre los adolescentes, pero ahora se observa está problemática cada vez más en menores en pleno desarrollo que son bombardeados con comentarios negativos sobre su peso y empiezan a privarse de calorías, a controlar todo lo que comen, a tener una distorsión de su propia imagen corporal.


“Pueden estar muy delgados, pero se perciben y se sienten gordos. También suelen llevar una alimentación caótica, a veces ingieren una sola cosa o no comen, otras veces nada, y siguen pensando que están gordos hasta llegar al punto de la inanición, que es lo que produce la severidad del padecimiento”, agregó Ochoa, también académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Puede ser que su organismo ya no responda físicamente y lleguen a la muerte. Esa es la gravedad de estos trastornos; si no se atienden a tiempo, sí se pone en riesgo la vida”, alertó la especialista con motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimenticia, que se conmemora el 30 de noviembre.

En México la proporción de adolescentes en riesgo alto de tener un trastorno de la conducta alimentaria es de 1.6 por ciento (dos por ciento en mujeres y 1.2 por ciento en hombres), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Continua 2022.

“No se sabe con certeza qué los detona, pero muchos pacientes refieren que en algún momento de su vida pasó una situación o alguien les dijo que estaban obesos o tenían sobrepeso, y esa idea se instaló en su mente”.

Sin embargo, “suceden con más frecuencia de lo que estadísticamente se reporta, porque suelen ocultarse”, enfatizó.

Hay situaciones donde el problema es tan severo que se debe de recurrir a la alimentación y soluciones parenterales líquidos a través de la sangre— para que mejoren su condición física, señaló.

Además, pueden registrar otras comorbilidades como depresión, ansiedad e ideas suicidas, lo que hace más difícil su tratamiento, remarcó Ochoa Madrigal.

Otro de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), dijo, es la bulimia que consiste en vomitar todo lo que se engulle después de tener atracones cuando nadie los ve, tras largos periodos de ingerir poco alimento; pueden estar a dieta, pero de repente no controlan su impulso por comer y esto provoca que aumenten de peso.

Se vuelve un círculo vicioso porque tienen que dejar de alimentarse, devolverlo, tomar laxantes y hacer algo para perder kilos. “Está muy normalizado como una forma de controlar el peso”, explicó la académica de la FM.

A la lista se suma el Pica que consiste en el deseo de comer productos inadecuados como pueden ser cal, cabello, papel, entre otros. “Aquí interviene la carencia de algún nutriente, a veces se les manda con el nutriólogo para regular su ingesta con complementos alimenticios, pero debe tratarse como los otros trastornos”, agregó.

La atención de los pacientes con TCA debe ser por parte de un equipo multidisciplinario y que esté encabezado por un psiquiatra especializado en niños y jóvenes. Se les puede brindar psicoterapia, farmacoterapia y apoyo de nutrición para enseñarles a comer adecuadamente y controlar su peso.

La especialista de la UNAM precisó que también se debe incluir terapia de familia, pues sus padres y hermanos influyen en sus comportamientos. A veces encontramos antecedentes de obesidad, alcoholismo, depresión, entre otros.

Hay tratamientos para los TCA a partir de cirugías en las que se ataca un blanco a nivel cerebral, pero estos son casos refractarios, a quienes ya no se les puede ofrecer otra opción, resalta la académica.

SCZ

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