Dar a las mascotas desperdicios de comida, alimentos crudos u obligarlas a seguir una dieta vegana, puede afectar su salud, señaló Carlos Gutiérrez Olvera, profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, quien también consideró que el antropomorfismo (atribución de cualidades o rasgos humanos a un animal) constituye uno de los factores importantes en el manejo de estos animales.
"Le compro ropa, le doy alimentos parecidos a los que yo consumo; mientras más apego haya a ese animal de compañía, más deseamos que sea como nosotros”, externó el experto.
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En ese sentido, dijo que cada vez se opta por alimentar a perros y gatos con productos crudos como carne, huesos grandes y carnosos; algunas vísceras y verduras, elementos que forman parte de la dieta BARF o alimentación vegana, ambas son tendencias recientes “que van de la mano de ese antropomorfismo que se está creando”.
¿Buenas o malas alternativas?
Existen factores a favor y en contra en los dos tipos de alimentación. Lo primero a considerar es que el antropomorfismo siempre será malo, porque consideramos que lo que nos hace bien a nosotros beneficia también a nuestros animales de compañía; sin embargo, es un aspecto que podría perjudicarlos bastante.
Resaltó que la tendencia BARF (Biologically Appropriate Raw Food, por sus siglas en inglés) se ha manejado desde hace bastantes años. De hecho, a partir de 1993 Ian Billinghurst, médico veterinario, comenzó a promover este tipo de alimentación, realizó algunos estudios en Australia y, como parte de éstos, descubrió que perros y gatos, principalmente los primeros, deberían consumir alimentos parecidos a sus ancestros salvajes, los lobos.
La dieta BARF se basa en huesos con un 50 por ciento de carne y verduras, todo esto crudo, lo cual se considera que es mucho más benéfico. La base de esta teoría es la consideración de que los perros deben seguir una dieta lo más cercana posible a la que tenían sus ancestros salvajes.
Billinghurst se basó en el caso de los lobos o de los dingos en Australia (una especie de perros ferales o salvajes), mamíferos que en sus orígenes fueron carnívoros y comían carroña, solo se acercaban a los humanos para comer las sobras de la especie humana y, por eso, fueron domesticados y continuaron comiendo las sobras de los alimentos del hombre que, al volverse sedentario, gracias a la agricultura, llevó a proporcionarle también a los perros restos de cereales.
En ese sentido, dijo, determinó que el lobo tiene un gen que le permite aprovechar los almidones de los cereales, mientras que los perros tienen más de 10 genes para esa misma función. Esto quiere decir que el perro ya se acopló a nuevos alimentos y son un poco más omnívoros en su dieta.
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Detalló que uno de los aspectos considerado por Ian Billinghurst fue: “dale entonces el alimento crudo porque eso es lo que sus ancestros salvajes comían en vida libre. Eso es cierto, aunque en el caso de nuestras mascotas debemos cuidar la inocuidad alimenticia, de lo contrario podríamos provocar una serie de enfermedades por no cocer el alimento”.
Carlos Gutiérrez expuso que el problema es cómo elegir los alimentos que les proveemos a nuestros animales de compañía, pues si no se da un manejo adecuado al pollo crudo, por ejemplo, habría problemas de salmonela que afectarían a las mascotas que pudieran consumirlo. Asimismo, la presencia de amibas es algo frecuente en ese tipo de alimentos.
Además, “hemos visto que la Listeria monocytogenes, una bacteria muy patógena que ocasiona problemas neurológicos, se ha encontrado en alimentos crudos tanto para humanos como para animales. Todas estas situaciones son las que debemos cuidar también” al brindar una dieta BARF a las mascotas.
Aclaró no estar en contra de esta alimentación, lo importante es proporcionar a los animales una nutrición adecuada y asegurarnos que reciban los nutrientes necesarios para que puedan desarrollarse plenamente.
Con la dieta BARF se promovería la persistencia de ciertas enfermedades en animales que se alimentan bajo este concepto, muchas de ellas zoonóticas; es decir, pueden ser transmitidas a los humanos, “este es uno de los problemas, si yo asegurará la inocuidad de los alimentos no sería tan malo”.
También es cierto que al cocinar los alimentos estos pierden algunos nutrientes, sobre todo vitaminas, pero también para eso existen complementos que permiten sustituir esas carencias. A fin de cuentas, no es adecuado brindar únicamente carne a mi mascota.
No es una mala opción, pero…
Con la dieta BARF se intenta imitar la alimentación en vida libre del lobo; sin embargo, hoy le añaden arroz blanco y zanahorias, además de frutas, algo que en esa condición jamás consumirían los ancestros de los lobos, cuya dieta real incluyó un 30 por ciento de carroña, entonces tendríamos que dar carroña a nuestros perros, y eso tampoco valdría la pena.
Este régimen depende mucho de la calidad del alimento que proporcionamos a los perros, originalmente se habla de dar huesos carnudos y vísceras, algo que no se maneja en esta tendencia, lo cual podría generar muchas deficiencias en aquellos perros que son alimentados bajo este concepto, reiteró.
Si consideramos que la dieta BARF es igual a la de los lobos en vida silvestre estamos equivocados, y si bien no es un mal concepto, no nos asegura una buena nutrición porque podría haber desbalances de nutrientes.
El veganismo tampoco cumple con las necesidades alimenticias de estos animales, sobre todo en gatos, pues el perro es más omnívoro, y podemos adaptarlo a una dieta de este tipo, pero tampoco es lo ideal por las deficiencias
Además, puntualizó, siempre que se brinde una alimentación casera a las mascotas, lo mejor es adicionar un complemento vitamínico mineral extra para solventar las carencias nutricionales.
yhc