La fila es larga. Minutos antes de las ocho de la mañana mujeres, hombres, estudiantes, empleados y profesionistas están formados afuera de la Escuela Secundaria General Número 2, en Pachuca.
Es lunes y este día recibirán la vacuna contra el covid-19 las personas de 18 a 29 años de edad. El gobierno federal dispuso más de 50 mil dosis de Sinovac para la capital del estado en siete sedes y la General 2 es una de ellas.
Orlando, empleado, de 23 años y chamarra roja es el primero en la fila. Decidió aplicarse la vacuna para prevenir más contagios del virus. Detrás de él la fila abarca parte de la manzana hasta la calle Alfonso Cravioto. Parece no tener fin.
Los jóvenes esperan a que abran la secundaria para vacunarse. Algunos están abrigados con chamarras, otros visten de pants, shorts, en las manos llevan el registro de su expediente, unos matan el tiempo en su celular y algunos están acompañados de sus padres.
Ocho de la mañana con cinco minutos y personal de Delegación de los Programas del Bienestar abren las puertas de la escuela. Ingresan los jóvenes. Karla, promotora de la Unidad Básica de Atención, los guía a los salones.
Entran entre 15 y 20 personas a cinco aulas de la secundaria. Ahí llenan el expediente de vacunación y su hoja de consentimiento antes de pasar a la cancha de basquetbol en donde recibirán la vacuna.
Adolfo, de 21 años, estudiante del Tecnológico de Pachuca, es el primero en el área de vacunación. Acudió a recibir el biológico por seguridad y prevención. No ha enfermado del virus.
En la cancha de basquetbol hay nueve módulos para aplicar la vacuna con dos enfermeras cada uno. Karla acomoda a los jóvenes en las sillas azules antes de ser vacunados.
Uno a uno los jóvenes son acomodados en las sillas, usan cubrebocas y en las manos llevan su expediente y el consentimiento de la vacuna. Están sentados en filas frente a los módulos de vacunación.
“Zuly ya van a ser las nueve y no hemos comenzado”, dice una mujer. Entonces inicia la vacunación. Son las 8:40 de la mañana. El primero en recibir la vacuna es Cristian, de 21 años.
Cristian es estudiante de comunicación y se vacunó por su familia, trabaja en un restaurante y no quiere llevar el virus a casa. Tras recibir el biológico se siente más tranquilo.
Después de él la vacunación comienza a fluir. En los módulos una enfermera prepara las jeringas y otra es la que las aplica. Los jóvenes son vacunados en el hombro izquierdo.
Algunos esperan su turno, otros se toman una selfie mientras reciben la vacuna, unos muestran los tatuajes en los brazos a la hora de recibir el biológico. El personal de la Delegación del Bienestar ordena la fila de jóvenes que esperan su turno antes de pasar a la cancha de basquetbol y el proceso es vigilado por tres elementos de la Guardia Nacional.
Tras ser vacunados los jóvenes son enviados al área de observación que se ha dispuesto en el auditorio de la secundaria para esperar a que no tengan ninguna reacción.
Las enfermeras siguen en lo suyo, muestran a las personas la jeringa nueva antes de colocarles el biológico, la muestran también con la dosis, dan las indicaciones sobre posibles reacciones y aplican la vacuna. Repiten la misma acción una y otra vez durante toda la mañana.
¿Por que los jóvenes sí están acudiendo a vacunarse?
Las razones de los jóvenes para vacunarse contra el covid son distintas. Estefani, de 18 años, se vacunó para cuidar la salud de su familia; Oscar, de 21 años, lo hizo por protección; Kinari, de 19 años, se vacunó porque el covid, dice ella, está muy fuerte y es mejor estar vacunada; Gerardo, de 28 años, acudió a vacunarse porque lo cree necesario, para estar bien él y su familia; Montserrat, de 29 años, se vacunó porque no quiere morir.
Valeria, de 21 años, dice que se vacunó para estar segura y porque quiere regresar a la escuela; Alberto, 27 años, lo hizo para proteger su salud y la de los demás; Guadalupe, de 23 años, recibió la vacuna para protegerse y proteger a sus seres queridos; Ramón, de 24 años, se vacunó por precaución; Yamitzi, de 26 años, dice que acudió a la vacunación porque tenía que hacerlo y que es por el bien de todos.
A las 9:20 de la mañana, mientras la fila de los jóvenes para recibir la vacuna se va haciendo cada vez más pequeña los murmullos en la cancha de basquetbol son ahogados por la música de una bocina pequeña con luces de colores.
El playlist de la bocina es variado, desde reggaetón, pasando por el pop hasta música en inglés. Oswaldo, cocinero, de 29 años, es de los últimos en llegar a la secundaria para vacunarse.
-¿Por qué te vas a vacunar?
-Para evitar contagiarme-, responde y se pierde entre los pasillos de la escuela.