Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales que nuestro cuerpo necesita en pequeñas cantidades para mantener un buen funcionamiento y salud en general. Son importantes para diversas funciones corporales, como el crecimiento y la reparación de tejidos, la producción de energía y la regulación de procesos metabólicos.
Existen 13 vitaminas esenciales, que se dividen en dos categorías: vitaminas liposolubles (A, D, E, y K) y vitaminas hidrosolubles (vitaminas del complejo B y la vitamina C).
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¿Qué es la vitamina E?
La vitamina E es un nutriente esencial que se encuentra en algunos alimentos y se puede tomar como suplemento. Es un antioxidante que ayuda a proteger las células del cuerpo del daño causado por los radicales libres y también desempeña un papel importante en la función inmunológica y en la producción de glóbulos rojos.
La vitamina E también se ha relacionado con la mejora de la salud de la piel, el cabello y las uñas, así como con la prevención de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
La cantidad de vitamina E que se necesita diariamente depende de la edad. Por ejemplo, los bebés de 0 a 12 meses necesitan de 4 a 5 miligramos (mg), mientras que los niños de 1 a 13 años necesitan de 6 a 11 mg. Para los adultos, se recomienda una ingesta de 15 mg.
¿Cómo mejora la circulación sanguínea?
La vitamina E es un nutriente esencial que puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea de varias maneras. En primer lugar, actúa como un antioxidante que protege las células del daño oxidativo, lo que puede prevenir el estrechamiento de los vasos sanguíneos y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Además, la vitamina E puede mejorar la función de los glóbulos rojos, que son responsables de transportar el oxígeno por todo el cuerpo. Esto puede aumentar la cantidad de oxígeno que llega a los músculos y otros tejidos, lo que puede mejorar la salud y la función de los mismos.
También se ha demostrado que la vitamina E reduce la formación de coágulos sanguíneos, lo que puede prevenir la obstrucción de los vasos sanguíneos y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
En general, la vitamina E puede mejorar la circulación sanguínea al proteger las células, mejorar la función de los glóbulos rojos y reducir la formación de coágulos sanguíneos.
Es importante consumir la cantidad adecuada de vitamina E a través de diversos alimentos, como aceites vegetales (girasol, soja, maíz, trigo), frutos secos (almendras, nueces, avellanas), semillas (girasol, sésamo), aguacate, espinacas, brócoli y algunos cereales fortificados. También se puede encontrar en forma de suplementos vitamínicos.
A.G.