“Viene, viene”, un grito que ayuda a salir adelante con trabajo honesto

Bajo cualquier clima, los acomodadores de autos continúan trabajando para ganarse unas cuantas monedas con dignidad.

Xóchitl Arellano, acomodadora de autos. | Sergio Sánchez
Tampico /

Con frío, con lluvia y bajo los intensos rayos del sol, así trabajan los acomodadores de autos en tiendas de autoservicios, a quienes también se les conoce como los “viene, viene”; ellos se ganan la vida honradamente, como Xóchitl Arellano, una mujer que lucha diariamente por ganar unas cuantas monedas y poder pagar su renta, su comida, para poder mantenerse.

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El trabajo anterior que tenía, era de vigilante en una tienda departamental, lamentablemente perdió el empleo, algo que le preocupó y provocó estrés pues aún había cuentas por pagar.

Las cosas no fueron del todo mal para Xóchitl, pues fue una amiga quien la invitó a ser parte del equipo de acomodadores de autos que existe en la ciudad.

Estacionamiento lleno, corazón contento

A las ocho de la mañana, llega a su nuevo trabajo ataviada con su chaleco naranja reflejante. Hoy, para su fortuna es un día cargado de trabajo al aproximarse el fin de año; el estacionamiento está lleno y no se da abasto para echar el típico “aguas” a los conductores que entran y salen del supermercado.

“Apenas tengo seis meses en esto, trabajando aquí”, dice mientras un automovilista le da unas monedas a manera de propina por cuidar su camioneta. “Me invitó mi compañera quien ya tiene más tiempo trabajando”.
Xóchitl Arellano, acomodadora de autos. | Sergio Sánchez

Xóchitl se ha hecho conocida y le agradecen por su labor

La labor que realiza es importante para ella, pero también para los conductores que, incluso, ya la conocen y le llaman para agradecer su trabajo. “Esto es como todo, a veces hay, a veces no hay. La gente se porta bien con nosotros, hay mucha buena gente pero nunca falta la gente grosera, a veces, pero nosotros nos quedamos calladas por respeto”.

Lo poco que se gana atendiendo de manera voluntaria a las personas que acuden a la tienda lo invierte bien, “de aquí pago mi renta, mi comida, para vestirme y calzarme, y aunque vivo sola, a veces no alcanza para hacer todos los pagos. Es un trabajo como cualquier otro la verdad, y sí hay gente que no nos trata bien, incluso cuando era vigilante también me topaba con gente así. Muchos nos dan cinco, diez, veinte y muy pocos cien pesos, sobre todo en estas época de Navidad y fin de año”.

Fe, esperanza y muchas ganas de trabajar

Tras el paso del tiempo, dice que se ha acostumbrado a los cambios de clima “en la semana hizo calor pero el lunes se vino fuerte el frío por la tarde y aquí estuvimos, incluso con lluvia le damos el servicio a la gente que llega a las compras de su mandado”.

Xóchitl Arellano, se mira contenta pues tiene estacionamiento lleno, pero más llena tiene la vida de fe, esperanza y muchas ganas de trabajar.

JETL

  • Sergio Sánchez
  • Periodista de información general y deportes. Escribe historias de personajes de la ciudad y crónicas deportivas. Maderense de nacimiento, pero tampiqueño de corazón.

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