• Sara, la ‘bebé milagro’ que sobrevivió al terremoto del 85

Nació y quedó atrapada entre escombros, pero aquel apodo que parecía un homenaje le dejó más cargas que beneficios.

David Rodríguez
Ciudad de México /

El 19 de septiembre de 1985, un sismo de 8.1 grados partió en dos a la Ciudad de México. Entre los edificios derrumbados estaba el Hospital Juárez. Ahí, apenas con hora y media de vida, Sara Valencia quedó atrapada en el área de cuneros.

Los escombros la cubrieron por siete días. Cuando los rescatistas la hallaron, estaba viva. Tenía heridas en la pierna, el brazo y la espalda, además del cráneo abierto. Fue la penúltima recién nacida rescatada con vida en ese hospital.

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El apodo que pesó más que el milagro

Su rescate fue noticia nacional e internacional. Los medios la bautizaron como la bebé milagro. Pero aquel nombre que parecía un homenaje le dejó más cargas que beneficios.

El terremoto de 1985 marcó la vida de Sara; su infancia fue triste y de muchos retos. | Foto: Especial
“Fue una infancia triste, contradictoria, de muchos retos. Me decían: ‘no tiene mamá’. Yo vivía con mis abuelos, que hacían lo imposible para llevarme a las consultas médicas desde Tlaxcala, sin apoyo de nadie”, cuenta Sara.

Sin madre, sin padre

La tragedia marcó a toda su familia. Su madre murió en el colapso del hospital. Su padre, incapaz de superar la pérdida, se alejó hasta desaparecer de su vida.

Sara quedó atrapada entre los escombros del Hospital Juárez por siete días. | Foto: Especial
“Nunca tuvimos contacto. Creo que, consciente o inconscientemente, me culpó de la muerte de mi mamá. No fue una relación buena”, admite.

Números que duelen

Las cifras oficiales del terremoto reflejan la magnitud de la tragedia:

89 bebés sepultados en distintas clínicas.

  • Más de 200 reportados como desaparecidos.
  • 14 rescatados con vida.
  • 9 de ellos en el Hospital Juárez
Sara fue criada por sus abuelos; su madre falleció durante el terremoto y su padre se alejó de ella por el dolor de la pérdida. | Foto: Especial

40 años después

Han pasado cuatro décadas y la ausencia de su madre sigue siendo una herida abierta.

“La ausencia de una madre nunca se supera. ¿Qué le diría hoy? Que le agradezco lo que hizo por mí, porque pienso que en su debilidad intentó buscarme, pero no se dieron las circunstancias”.

Sara se convirtió en madre y asegura que su mayor compromiso es darle a su hija todo lo que a ella le faltó.

“¿Reclamarle a alguien? ¿A quién? A Dios, a la vida. Fue determinismo. Estábamos en el lugar equivocado. Pero sobrevivimos”.
Sara no ha superado la ausencia de su madre; ahora ella también tiene una hija a la que quiere darle todo lo que no tuvo.| Foto: Especial

Más que un milagro

Sobrevivir siete días bajo los escombros fue apenas el comienzo. El verdadero milagro de Sara ha sido sobrevivir, día tras día, a la vida después del temblor.

LP

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