En el templo de Santa Anita, en Tlaquepaque, el cielo despejado y las campanas repicando marcaron este lunes la despedida de 'Lalito', el joven de 16 años asesinado presuntamente por aficionados del Atlas tras asistir a un evento del Club Deportivo Guadalajara.
El templo estaba lleno. Amigos, vecinos y familiares, vestidos de negro o portando la camiseta rojiblanca, se reunieron entre flores, cantos y lágrimas para darle el último adiós.
Mamá de ‘Lalito’ hace un llamado a la justicia
“Que no se quede impune que me hagan el favor que se llevaron a mi niño, no se vale que esto es cuando Dios decida y no la gente puede acabar con la vida de alguien. Justicia, por favor, que me apoyen y que agarren al que hizo las cosas”, señaló la madre.
El dolor de una madre que no encuentra consuelo. Su hijo, apasionado del futbol y aficionado de las Chivas, fue atacado en lo que debía ser una noche de alegría.
“No es justo que él haya ido a apoyar a las Chivas y que le haya pasado eso y quiero justicia y esto no se va a quedar así, nunca lo voy a olvidar a mi hermano”, comentó Alexander, amigo del joven.
Alexander, su amigo de infancia, recuerda los últimos momentos que compartieron antes del ataque.
“Jugaba con nosotros, este trofeo lo ganamos con un equipo que hicimos entre puros amigos y él en ese equipo jugaba de portero, la verdad si no hubiera sido por él no lo hubiéramos ganado”, añadió.
Una línea de antecedentes sangrientos entre Atlas y Chivas
Entre rezos y aplausos, el féretro salió del templo. Entonces, el silencio se rompió con un canto.
Mientras caminaban con el ataúd, sus amigos comenzaron a gritar:
“No se va, Lalito no se va”.
Entre la multitud también estaba Liliana Rojas, madre de uno de sus compañeros de escuela.
“Siento mucho dolor, me pongo en el lugar de la mamá de él, porque yo tengo un hijo de 16 años y no nos gustaría que eso les pase a nuestros jóvenes que son el futuro de este país”, expresó.
El asesinato de Lalito se suma a una cadena de enfrentamientos entre barras del Atlas y Chivas que por años han teñido de violencia los alrededores de los estadios y las calles de Jalisco. Hoy, el barrio pide lo mismo: justicia.
SG