Cambian de símbolos y prioridades. El rojo del amor cede terreno al amarillo del dinero y a las semillas de la abundancia. En Ciudad Madero, comerciantes confirman una tendencia clara: este Año Nuevo, la gente pide prosperidad antes que romance.
La abundancia, el nuevo eje de los rituales
Conforme se acerca el 31 de diciembre, figuras, veladoras, semillas y amuletos toman protagonismo en los puestos esotéricos. “Todo gira alrededor de la abundancia”, afirma Daniel Llanas, comerciante del sector.
“El rojo sigue siendo para el amor y el amarillo para el dinero, pero ahora la mayoría llega buscando prosperidad. La gente viene muy informada por lo que ve en redes sociales”, explica.
Entre los artículos más solicitados destaca el cuerno de la abundancia, cargado de semillas que, de acuerdo con la creencia popular, simbolizan dinero, estabilidad y alimento en el hogar durante el nuevo año.
Paquetes accesibles para recibir el Año Nuevo
Además de los amuletos individuales, se venden kits completos para los rituales de cierre de año.
“Tenemos paquetes desde 180 pesos que incluyen aerosol, agua, loción, veladora y sahumerio. Algunos los usan para baños, otros para limpiar o regar la casa”, detalla Llanas.
Estos productos se han convertido en una alternativa económica para quienes buscan mantener las tradiciones sin elevar demasiado el gasto de fin de año.
Dinero antes que amor: una tendencia marcada
Al preguntar qué es lo que más busca la gente, la respuesta es contundente.
“Muchos dicen que el amor ya no existe. Vienen directo por dinero y prosperidad”, señala el comerciante.
La salud, añade, ha quedado relegada para algunos clientes, mientras que otros mantienen rituales específicos heredados de la pandemia, cuando la incertidumbre se volvió parte de la vida cotidiana.
“Hoy se venden más amuletos para atraer dinero. La gente no encuentra trabajo, se queja de los servicios de salud y prefiere tener recursos para comprar sus medicamentos. El amor lo están dejando de lado”, afirma.
Los amuletos más buscados para atraer prosperidad
Entre la amplia oferta, hay símbolos que concentran la mayor demanda en esta temporada:
- Herradura: asociada a la buena fortuna y a nuevas oportunidades económicas.
- Moneda china: símbolo de riqueza y estabilidad financiera.
- Buda de la abundancia: ligado a prosperidad, éxito y bienestar material.
- Cuarzo citrino: considerado la “piedra del dinero” por su relación con la abundancia.
- Mano de Fátima (Hamsa): símbolo de protección y buena suerte.
Velas y colores: el ritual que no falla
Las veladoras siguen siendo un elemento central en los rituales de Año Nuevo. Cada color representa una intención distinta:
- Violeta: transmutación, liberación emocional y armonía espiritual.
- Amarillo: sabiduría, claridad mental y prosperidad económica.
- Verde: salud, curación y bienestar para el nuevo ciclo.
Jabones rituales y regalos de fin de año
A la par, los jabones rituales mantienen una alta demanda. Destacan los elaborados con ruda, miel y canela, utilizados para limpias energéticas y atracción de prosperidad, así como los jabones artesanales de glicerina con figuras navideñas, que funcionan también como obsequios de temporada.
¿Por qué la gente compra veladoras o hace rituales de Año Nuevo?
En México muchos rituales de Año Nuevo tienen raíces en la tradición católica y popular. Una época llena de supersticiones: antes del 1 de enero muchos cumplen cábalas (uvas, ropa de color, limpieza del hogar, etc.) con la esperanza de atraer buena suerte.
Sin embargo, como explica la Enciclopedia Británica, esas supersticiones carecen de “sustancia racional” en su origen. En otras palabras, no hay magia real detrás de ellas, aunque sirven para reforzar las creencias y la esperanza de quienes las practican.
La ciencia interpreta estos rituales como fenómenos psicológicos y sociales. Los estudios señalan que el cerebro busca explicar lo desconocido y encontrar patrones incluso donde no los hay.
Al cerrar un ciclo anual, la gente siente incertidumbre, de modo que realizar rituales simboliza un cierto control sobre el futuro. Por suparte, psicologos dicen que estos actos ofrecen un anclaje emocional: reducen la ansiedad y generan ilusión de control.
Además, aunque no alteran la suerte directamente, tienen un valor emocional y colectivo: son momentos compartidos que refuerzan la sensación de pertenecer a una comunidad.